Madrid tiene cartas muy malas en este juego de votos y relaciones públicas y diplomáticas, que nunca se decide realmente según criterios objetivos, sino por politiqueos, mamoneos y prebendas, aunque oficialmente se argumente que los criterios son puramente técnicos.
Las críticas que el COI manifestó a la candidatura madrileña sonaban ya bastante a excusas, como si el asunto ya estuviera decidido de antemano. Cierto que en España tenemos un grave problema de coordinación entre instituciones a causa del individualismo exagerado de algunas autonomías, pero otros países europeos tienen estructuras y repartos de competencias territoriales muy similares sin que ello suponga ninguna desventaja a la hora de organizar eventos internacionales.
Pero Madrid se enfrenta a varios aspectos perjudiciales: La repetición de los Juegos Olímpicos en Europa tras Londres parece no gustar a los miembros del COI que no sean europeos. España es el país europeo al que afecta más que a ningún otro estado miembro relevante la crisis económica, y encima el gobierno no cuenta precisamente con un prestigio internacional que favorezca la adjudicación. Los frecuentes abrazos a dictadores comunistas y otros detalles que demuestran que aquí algunos no saben estar a la altura de las circunstancias causan estragos en el exterior. Ni a EE.UU. ni a Japón ni tampoco a Brasil se conocen salidas de tiesto como las españolas, y ninguno de los cuatro jefes de ejecutivo en cuestión ha dicho más insensateces que Zapatero.
El hecho de que Obama sea de Chicago y apoye la candidatura de su ciudad de origen, es una razón de peso. La ciudad en sí no parece tan interesante como Madrid.
A favor de Río de Janeiro habla que Brasil sea un país emergente con una fortaleza bastante considerable en el cono sur y que precisamente Iberoamérica no haya tenido nunca los JJ.OO. Brasil seguramente contará con el apoyo de todos los países de la zona, y dada la situación de España en Sudamérica en relación con el nuevo indigenismo comunista y sus simpatizantes, los votos que pueda tener Madrid por esta parte serán mínimos. Además, Río de Janeiro ofrece un entorno muy interesante, y seguramente la delincuencia galopante en esta ciudad no será relevante para decidir la sede.
Tokio tiene desventajas claras: La lejanía, que sea Asia y que el coste para que acudan masivamente turistas a ver los juegos es muy elevado.
Madrid tiene la ventaja de disponer ya de muchas instalaciones terminadas, que su capacidad hotelera es excelente, que la ciudad se está modernizando y reformando a gran escala y que es un destino cercano e interesante para todos los europeos. Celebrar las Olimpíadas en Europa garantiza rentabilidad y lleno total de los estadios y pabellones, un alto nivel de seguridad ciudadana y una oferta cultural y de ocio inigualable.
Crucemos los dedos. Río tiene todas las de ganar (razones subjetivas) y todas las de perder (razones objetivas).