31 julio 2009

Preludios del Apocalipsis: El verano está que arde


¿BASTA YA?

Poco queda por decir. Sólo que lo siento, y mucho, por los dos jóvenes guardias civiles, muertos sin sentido, asesinados a manos de los que se divierten con el nacionalismo inventado por Sabino Arana y continuado por sus herederos.

Hoy salió Urkullu, del PNV, ¡condenando el atentado! Será porque los del PNV están en la oposición y algo tienen que decir. ¿No fueron ellos, juntos a otros partidos hermanos, que negociaron el futuro de las Vascongadas en Estella? ¿Y López? ¿No se rió hace muy poco con Otegui y camaradas en una reunión distendida para hablar del tiempo y lo bonito que quedan los montes vascos en primavera?

Que pasen estas cosas es normal. Allí están los antecedentes. Zapatero aún tiene el permiso del Congreso para negociar ¿el qué? con ETA. El PSOE se negó a revocar esta autorización del más alto órgano reprsesentativo del Reino, de sus ciudadanos, de los súbditos de Su Majestad (es un decir del pasado) para poder seguir negociando ¿el qué? con ETA. Que lo sepan los que votaron al PSOE en 2007: Están a favor de estas negociaciones.

También les gusta la crisis - a éstos que votaron a Zapatero y sus locuaces y voguetadas. Sabían la que se avecinaba, y aún así votaron a los que empeoran todo.


España es un país de masocas que elige a sus sádicos para que les zurzan. Debe ser que muchos disfrutan con el hundimiento, les da escalofríos o algo peor: orgasmos democráticos. Yo diría que espasmos democráticos. La diferencia, en cierta situación, tal vez no sea grande.


Espasmos democráticos son lo que experimentamos cada día que nos llega la noticia de un nuevo atropello de la soberanía nacional, la voluntad popular y el orden democrático de un supuesto estado de derecho que no es tal. Entre otras razones, porque no existe la división de poderes.

De esta caída en decadencia del sistema occidental de democracia y orden ya alardeaba Alfonso Guerra, espejo mismo del alma socialista: la destrucción de la rectitud, de la honradez y de las convicciones democráticas. Dijo que Montesquieu había muerto, y tuvo razón. Lamentablemente. Ellos, los socialistas, se lo han cargado.


Zapatero, nuestro gran líder (al abismo), como si de un flautista de Hamelín se tratara, sólo que no sabe ni necesita saber tocar la flauta, salió tarde, como siempre, para comentar el atentado último con sus ridículas palabras de estadista fallido de una república bananera. Lo único que nos salva de lo bananero es la Monarquía, por su grandeza histórica, conservada porque la historia no se olvida - o no se debe olvidar, aunque algunos trabajan con ímpetu para cambiarla.


Y finalmente, como si no fuera ya bastante con dos coches bomba, medio país en llamas. En llamas por la ineficacia, la ineptitud y el desinterés de los políticos que gobiernan y la irresponsabilidad -también- de algunos y la enfermedad mental de otros.


Tras unos años de relativa tregua, este año parece que se va a quemar media España. Destaca que el desastre es más grande cuanto más nacionalista sea un gobierno. Posiblemente se hayan olvidado de limpiar y vigilar los bosques con tanto imponer sus lenguas. Cuanto más catalán se impone, más bosques catalanes arden. Será que la lengua es de fuego. Hasta creo ver en Carod-Rovira una especie de lanzallamas que escupe llamas rojas y gualdas.

España está que arde - literalmente. Arden sus casas cuartel de la Guardia Civil y arden sus bosques, arde su economía, pero no de hiperactividad, sino porque se ha gripado por el sobrecalentamiento previo causado porque Zapatero y camaradas no sabían que había que echar refrigerante.


Un verano caliente. Pero descuidad: En otoño hará aún más calor. Tanto que no quedará billete sin quemar, moneda sin poder tocar. Y mientras seguirán muriendo algunos a pie de cañón, Madame Plissé seguirá vistiendo modelitos y Zapatero mandando soldaditos a la guerra de Afganistán. En fin, la vida sigue.


29 julio 2009

Berlín y sus teatros (XXI): Renaissance-Theater - Teatro del Renacimiento

En el Renaissance-Theater o Teatro del Renacimiento se trata de una de las pocas salas de Berlín Occidental que aún cuentan con soporte económico por parte del gobierno social-comunista de Berlín, dedicado a hacer desaparecer de la parte occidental de la ciudad toda vida cultural.

El
Renaissance-Theater está situado en lo que antiguamente era un barrio de cines y teatros de alto nivel cultural (Kurfürstendamm - Zoo - Kantstrasse - Bismarckstrasse -Nollendorfplatz). Por su singularidad es de esperar que esta sala no esté condenada también al cierre.


Historia del
Teatro del Renacimiento

El Renaissance-Theater fue fundado en 1922 por un joven escritor vienés llamado Theodor Tagger, que algunos años más tarde llamó la atención bajo el pseudónimo de Ferdinand Bruckner con obras contemporáneas y que hoy es considerado uno de los escritores dramáticos más importantes de la Primera República alemana (llamada República de Weimar).

El lugar para las representaciones era la sala de cine instalada en el edificio en 1919, que antiguamente habían sido unas salas de restaurante de la
Casa de Asociaciones de Charlottemburgo, que había sido construida en 1902 en el solar que hace esquina entre las calles de Hardenberg y Knesebeck y que fue diseñado por los arquitectos Reimer & Körte para la Asociación Académica Motivo.

Tagger inauguró el Renaissance-Theater el 18 de octubre de 1922 con la escenificación de Ludwig Berger de MISS SARA SAMPSON, de Lessing; en los papeles principales actuaron Lucie Höflich, Gertrud Kanitz y Theodor Loos.

La programación contenía, sobre todo, autores contemporáneos y muchas obras de Strindberg. En este teatro trabajaron directores artísticos conocidos tales como
Berthold Karl Heinz Martin y Heinz Hilpert, actores como Alexander Granach, Olga Tschechowa, Walther Franck, Helene Weigel. Pero a Theodor Tagger como director general y artístico y su "Teatro de Manguera" -como acostumbraban llamarlo los berlineses debido a su sala alargada y estrecha- no les llegó el éxito.

En 1926, el prestigioso arquitecto de teatros Oskar Kaufmann recibió el encargo de reformar el interior del edificio para convertirlo en un teatro plenamente aprovechable. Tras apenas 5 meses de obras, el Teatro del Renacimiento pudo ser reinaugurado el 8 de enero de 1927.

Fue el séptimo y último teatro berlinés de Kaufmann antes de que tuviera que emigrar en 1933. Junto a su primer edificio de teatro, el Teatro Hebbel (1908), éste es el únco que conserva hoy en día o haya recuperado su estado original. Su obra principal anterior a la Primera Guerra Mundial, la Volksbühne (Teatro del Pueblo), ubicado en la antigua plaza Bülowplatz, desde la RDA llamada Plaza de Rosa Luxemburgo (1914), tras su destrucción en 1943/45 fue reconstruido de forma modificada. Otras salas como el Teatro de Cine "Cines" en la plaza de Nollendorf (1913), el primer cine de planta libre de Alemania, fue destruido en la guerra, igual que la Ópera Kroll, reformada por él en 1923, ubicada en la antigua Plaza del Rey (Königsplatz). El Teatro en el Kurfürstendamm (1921) y la vecina Comedia (1924) se han conservado de forma muy modificada (menos las fachadas, al haber sido recubiertas ambas salas por el edificio superpuesto del centro comercial Ku'damm-Karree (años setenta) y cuya próxima demolición junto a los teatros parece un hecho consumado gracias al actual alcalde-gobernador de Berlín, algo así como el Terminator para la historia de la ciudad).

El Renaissance-Theater es el único teatro construido al estilo Art-Déco (modernista) de Europa. El arte estilizado de los Años Veinte creó el ornamento moderno como síntesis entre las corrientes artísticas históricas y contemporáneas - en el caso de Oskar Kaufmann se trata de una conjunción entre Rococó y Expresionismo. Lo novedoso y único es que trasladó su estilo inconfundible -la unidad rítmica y viva entre ángulo y arco de bóveda, naturalidad y artificialidad, figuración y abstracción, tradición e innovación- a un teatro como obra artística integral.

La sala de espectadores es expresión óptima del tipo de espacio creado por Kaufmann como teatro "íntimo". Revestido íntegramente con madera de rosal, la pared posterior del primer rango está completamente rellena con un cuadro de gran superficie y valioso de marquetería, con escenas de la Commedia dell´Arte del artista César Klein -lo que también es algo único en la arquitectura de teatros. En cambio, las salas de acceso y los pasillos de paseo proporcionan con su extraordinaria riqueza en colores y la riqueza de detalles conseguida mediante el uso artístico de materiales un ambiente festivo al estilo del Rococó. Aún así, las diferentes personalidades entre sala de espectadores y pasillos de paseo forman una sola unidad. El principio unificador del diseño son los ornamentos de Art-Déco: Estructuras geométricas, que entran en movimiento gracias a las ondulaciones cóncavo-convexas y los elementos florales.

La construcción exterior del edificio situado en la esquina entre las calles de Hardenberg y Knesebeck fue modificada por Kaufmann al añadir una sobreestructura semicircular alrededor del acceso (sala de taquillas), pensada especialmente para su efecto publicitario nocturno: Cinco ventanas verticales en forma de parábola, con cristales azulados e iluminados desde dentro y que acogen en la parte inferior las puertas de entrada. Este efecto expresionista fue eliminado en 1937/38 por los nacionalsocialistas, cuando se instalaron el el edificio la Cámara Imperial del Patrimonio de Escritura y la Comandancia de Defensa de la Zona X . Noe fue hasta el año 1984 cuando, bajo la dirección del arquitecto Michael Lindenmeyer, se procedió a una restauración integral del edificio, restableciendo el estado original de la sala de acceso.

En 1995 se recuperaron por iniciativa de la Oficina de Monumentos del Estado Federado de Berlín los colores originales de la sala de acceso y de los pasillos de paseo de esta "Joya de la Arquitectura de Teatros". El teatro tiene categoría de monumento histórico-artístico y está protegido como tal.

La vida teatral berlinesa fue enriquecida por el Renaissance-Theater al final de los Años Veinte, sobre todo con las escenificaciones del conocido director artístico Gustav Hartung: Bajo su dirección, el drama KRANKHEIT DER JUGEND (Enfermedad de la Juventud), de Ferdinand Bruckner, tuvo en 1928 un éxito sensacional. Lo que no se supo hasta más de dos años más tarde fue que bajo este pseudónimo se escondía el director fundacional del teatro Theodor Tagger.

Tras la toma del poder por los nacionalsocialistas, Berlín perdió la mayor parte de sus artistas que habían proporcionado a la vida teatral de la ciudad su época dorada. En 1932/33, el Renaissance-Theater quedó clausurado totalmente.

Bajo la dirección de
Alfred Bernau (1933-43) se ofreció después sobre todo entretenimiento ligero. Sólo destacaron positivamente dos escenificaciones un poco fuera de lo normal, con obras de Henrik Ibsen que en aquellos tiempos apenas se programaban (HEDDA GABLER y NORA o EIN PUPPENHEIM (Una Casa de Muñecas), en ambos casos con Hilde Hildebrand, y la representación más negativa fue un drama nacionalista del autor nacionalsocialista E.W. Möller: AUFRUHR IN KÄRNTEN (Rebelión en Carintia).

A consecuencia de la expropiación de las salas privadas, el
Teatro del Renacimiento se convirtió en 1943 en la "Sala Pequeña del Teatro Schiller", cuyo director general era entonces Heinrich George.

Tras la guerra, las primeras representaciones de teatro en el Berlín destruido por las bombas tuvieron lugar sólo pocos días después del final de la guerra, concretamente el 27 de mayo de 1945 en el Renaissance-Theater: Se representó la parodia de Striese titulada
DER RAUB DER SABINERINNEN (El Robo de las Sabinas). A finales de 1946, la potencia de ocupación británica otorgó a Prof. Dr. Kurt Raeck la licencia para la reapertura del teatro.

El primer estreno tuvo lugar el 11 de diciembre de 1946 y fue una combinación programática entre exigencia literaria y entretenimiento - la obra
SEÑORITA JULIE. de Strindberg, combinada con la comedia BOUBOUROCHE, de Courteline. En este sentido dirigía el Teatro del Renacimiento Kurt Raeck, uno de los más destacados directores de teatro de la vieja escuela. Estuvo al frente del teatro hasta 1978.

Durante tres décadas, el teatro era el teatro berlinés de actores por antonomasia. Aquí se podía ver a todos los que tenían nombres de gran fama:
Victor de Kowa, Lucie Mannheim, Hubert von Meyerinck, Tilla Durieux, Paul Hörbiger, Elisabeth Bergner, O.E. Hasse, Therese Giehse, Curt Goetz, Grete Mosheim y muchos otros.

La caída del muro en 1989 supuso grandes cambios para todos los teatros berlineses. También el
Renaissance-Theater se vio ante el reto de tener que definir un perfil claro para esta nueva situación. La programación contenía principalmente obras nuevas de autores contemporáneos americanos, ingleses y franceses. Pero igual que antes, el Renaissance-Theater seguía siendo un escenario de los grandes actores.

La historia del
Renaissance-Theater quedó plasmada recientemente en forma de un libro escrito por la que fuera durante largos años dramaturga de la casa, Steffi Recknagel. Se ha publicado un primer tomo con motivo del 80º aniversario del teatro celebrado en 2002. Ahora está disponible una segunda edición ampliada del libro.

"Un maestro de brujería“ decían que era Oskar Kaufmann, expresión con la que se admiraba al arquitecto en 1927 y que había convertido el edificio de esquina del distrito de Charlottemburgo en una joya de la arquitectura de teatros. "Un especialista de lo genital" decían que era Ferdinand Bruckner, cuando en 1928 el autor tuvo un éxito sensacional con la obra "Enfermedad de la Juventud" en el Renaissance-Theater. A estas dos personalidades tiene que agradecer su existencia el Renaissance-Theater, habiendo sido Bruckner, que en realidad se llamaba Tagger, quien en 1922 había fundado la sala. Tan interesante y conmovedora como sus inicios se presenta toda la biografía de la sala, una faceta de Berlín que hasta la fecha apenas había adquirido mucha notoriedad.

¿Qué tiene que ver la novela de Döblin titulada "Berlín Alexanderplatz" con el Renaissance-Theater? ¿Por qué el fundador del teatro escenificó un costoso juego de confusión alrededor de su persona para convertirlo en la "historia de misterio literario de finales de los Años Veinte? (Alfred Kantorowicz). ¿Cómo pudo ser que el teatro más feo de Berlín en forma de pasillo estrecho se convirtiera en el teatro más hermoso de Art-Déco de Europa? ¿En qué falló el plan del dictador comunista de Alemania oriental Walter Ulbrichts para nombrar a Heinz Rühmann director general? ¿Qué fue lo que unión a Olga Tschechowa, Friedrich Hollaender, Tilla Durieux, Helene Weigel, Curt Goetz, Theo Lingen, Grete Mosheim, Elisabeth Bergner, O. E. Hasse, Victor de Kowa, Harald Juhnke y tantos otros con este escenario?

Preguntas como éstas se las va a contestar el primer libro sobre la historia del
Renaissance-Theater, que a la vez es un trozo de la historia cultural y contemporánea de Berlín, convertida en una crónica redactada por Steffi Recknagel, que durante mucho tiempo había sido dramaturga de la casa.

A este respecto escribió el escritor
Hans Magnus Enzensberger:
"¿Es posible contar teatro? No sólo es posible, sino es un deber; porque la más entretenida de todas las artes no sólo es rica en historias divertidas y atrevidas; depende también de su memoria si no quiere decaer hasta convertirse en un burdo y superficial espectáculo de entretenimiento.

El Renaissance-Theater puede estar orgulloso de su larga tradición. Los que hoy en día lo llenan con vida no tienen la intención de dormirse sobre ella. Todo lo contrario: La historia de la casa demuestra que, como ya lo dice el nombre de Teatro del Renacimiento, se ha tratado siempre de la renovación. Así ha conseguido sobrevivir a todas las crisis y todos los hundimientos. La memoria conservada de ello no pretende vivir en la nostalgia. Sirve para despertar nuevo valor y nuevas energías. Y ello también será necesario para poder responder frente al público exigente que se ha ganado durante los últimos años.


Steffi Recknagel
ha explorado un capítulo bastante desconocido de la historia alemana del teatro, ha descubierto fuentes antiguas y nuevas de textos e imágenes y ha escrito un libro, que -más allá del patio de butacas y del escenario- dice mucho acerca de los sucesos de suerte y las catástrofes que marcaron a la capital alemana durante los últimos ochenta años.“

Extractos del libro sobre el Teatro del Renacimiento:

"En muchos otros casos, los teatros se convierten en cines –aquí ha sido al revés: un cine se ha convertido en teatro“, se maravilló el más importante y más antiguo diario berlínes Vossische Zeitung (cerrado por los nazis) el 19 de octubre de 1922, el día posterior a la tan lograda inauguración del Teatro del Renacimiento.

"A través de la tan silenciosa calle de
Hardenberg luce ahora cada noche una iluminación mágica. El que ame la luz y el color se sentirá atraído irresistiblemente y se encontrará delante de el palacio de cuento del Teatro del renacimiento. Una vez atraído hasta aquí, el transeúnte curioso entrará en el interior y se deleitará de la belleza encantadora del pequeño palacio de hadas. El espacio interior cumple lo que promete la fachada". escribió el diario socialista Vorwärts el 17-01-1927.

Arthur Schnitzler y Frank Wedekind se pueden ver nuevamente en un escenario alemán, nuevamente en un escenario berlinés! El hecho se convierte en acontecimiento y documenta el alcance del cambio de mentalidad. Se ha devuelto la libertad al teatro alemán, al arte del figurante de hombres. La literatura mundial vuelve a ser el espejo de la vida, sin censura ni locura racista, y Berlín volverá a ser la ciudad de los teatros de prestigio y ejemplar a pesar de los escombros y las dificultades. El Teatro del Renacimiento volvió a inaugurar la nueva actividad teatral", se pudo leer el 10.-.07-1945 en el diario Das Volk.

"El Ángel Azul ha vuelto a Berlín. Con Marlene, Marlene Dietrich vuelve a casa, sin polémica, sin resentimiento. Fue necesaria la magia del teatro para hacerla resucitar y prepararle una recepción triunfal. Parece como si los conciudadanos quisieran despedirse de ella sobre el escenario antes se que pase a la eternidad - antes de que la plaza más simbólica del centro de la capital reunificada recibiera su nombre. Este milagro se ha hecho esperar durante mucho tiempo“, escribió el Corriere della Sera efusivamente el 11-07-1998.

"¿No es un milagro que de toda esta desaparecida riqueza de variedades del hábitat cultural del Berlín de los Años Veinte esta flor de la metrópolis haya conseguido sobrevivir destrucción, tiempos de monocultivo y olvido? Mientras que aquí se haga teatro, la vida seguirá floreciendo." Así termina el preámbulo de la autora y dramaturga de la casa durante largos años, Steffi Recknagel, para su libro sobre el teatro. Pero así comienza también para el lector el maravilloso viaje por la historia de un escenario berlinés desde sus inicios hasta el presente.

27 julio 2009

Berlín y sus teatros (XX): Ópera Cómica - Komische Oper

La Ópera Cómica de Berlín es la tercera sala de ópera de la capital alemana y una de las dos que tras la división de la ciudad en 1961 se quedó aislada en el este, el sector de ocupación soviética, junto a la emblemática Ópera Nacional o Staatsoper en la Avenida Bajo los Tilos. La Ópera Cómica se ubica en una esquina entre la Avenida Bajo los Tilos y Behrenstrasse.

Igual que la Ópera Alemana de Berlín, el edificio sufrió mucho bajo los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, aunque en este caso la sala de espectadores se salvó de la destrucción total.


Historia


1892

El
edificio de la actual Ópera Cómica fue construido según un diseño de los arquitectos vieneses Helmer y Fellner se inauguró bajo la denominación de »Theater Unter den Linden« (Teatro Bajo los Tilos). En este lugar histórico entre la calle Behrenstraße y la avenida Unter den Linden (Bajo los Tilos) ya había representaciones teatrales desde 1764, por ejemplo de compañías de actores dirigidos por Schuch, Koch y Doebbelin, que a paarte de los estrenos mundiales de Goethe (Götz von Berlichingen, 1774) y Lessing (Nathan der Weise, 1783) presentaron aquí también piezas cantadas de Hiller, André y Gluck, así como óperas bufas de Grétry, Salieri, Piccini, Paisiello y otros.

1898


Tras la quiebra del »Teatro Bajo los Tilos«, la sala de reinauguró bajo el nombre de »Metropol-Theater«. Con anterioridad a la Primera Guerra Mundial, esta sala había sido lugar de representación de las famosas »Revistas del Metropol«, después de 1918 se dedicó principalmente al teatro de opereta, con cantantes y actores como Fritzi Massary, Max Pallenberg, Richard Tauber, Käthe Dorsch y otros. Se presentaron numeropsos estrenos mundiales de operetas de éxito, como por ejemplo la opereta de Franz Lehár titulada "Das Land des Lächelns" (El País de las Sonrisas) en 1929.

1934

La reapertura del
Teatro Metropol, que había sido clausurado en 1933 para pasar a formar parte de la organización nacionalsocialista »Kraft durch Freude« (Fuerza por Alegría), tuvo lugar con varios estrenos mundiales, entre ellos la opereta "Máscara en Azul" de Fred Raymond.

1945
Poco antes del final de la guerra, grandes partes del edificio y del área de acceso, así como la pintura del techo fueron destruidos por completo. La saala de espectadores quedó prácticamente intacta.

1946
Comienzo de la reconstrucción.

1947
Fundación de la »Komische Oper« (Ópera Cómica) por el directoir artístico austriaco Walter Felsenstein e inauguración el 23 de febrero de 1947 con "Die Fledermaus" (El Murciélago" de Johann Strauß. EL nombre de la casa remite a la tradición de la »Opéra comique« francesa de finales del siglo XVIII y la primera Ópera Cómica berlinesa, inspirada en la francesa, bajo la dirección de Hans Gregor y que estaba ubicada en el puente de Weidendamm (1905-1911). Foto: La antigua Ópera Cómica en el Puente de Weidendamm.

Muy pronto, el teatro musical de Felsenstein alcanzó reconocimiento mundial y sirvió de modelo gracias a la realización consecuente de la unidad músico-dramática entre música e interpretación escénica. Las escenificacione smás famosas de Felsenstein fueron: Das schlaue Füchslein (El Zorrito Listo), Otelo, Los Cuentos de Hoffmann, La Traviata, Ritter Blaubart (Caballero Barbazul), El Violinista en el tejado y otros. Entre los directores de orquesta, encargados de dirigir la orquesta de la Ópera Cómica fundada en 1947 bajo la dirección de Leo Spies, también responsables de dirigir sus conciertos sinfónicos, los más conocidos fueron, entre ortros, Otto Klemperer, Rudolf Kempe, Arthur Grüber, Václav Neumann y Kurt Masur.

1965
Construcción del edificio de ampliación de la Ópera Cómica de Berlín.

1966
Reinauguración con Don Giovanni. Fundación de un teatro de danza bajo la dirección del coreógrafo Tom Schilling.

1975
La Boda el Fígaro, de Mozart, fue la última escenificación de Walter Felsenstein, que falleció el 8 de octubre de 1975. Su sucesor como director general y director general artístico fue Joachim Herz.

1981
Nombramiento de un nuevo equipo de dirección: Werner Rackwitz (director general), Harry Kupfer (director general artístico) y Rolf Reuter (director general de orquesta).

1986
Restauración de la sala de espectadores neobarroca con 1.190 plazas. Recibe la categoría de patrimonio histórico-artístico.

1994
Nombramiento de Albert Kost como director general y de Yakov Kreizberg como director general de orquesta y posteriormenrte director general musical. Jan Linkens y Marc Jonkers asumen la dirección artística del teatro de danza. El director general artístico y director de ópera sigue siendo Harry Kupfer.

1997
50º aniversario de la Ópera Cómica de Berlín.

1999
El coreógrafo británico Richard Wherlock se convierte en el nuevo director del ballet. El teatro de danza recibe el nombre de »BerlinBallett - komische oper« (BalletBerlín - ópera cómica).

2001
Blanca Li se convierte en la nueva directora general de coreografía y directora del ballet.

2002/03
Andreas Homoki asume el cargo de director general artístico y Kirill Petrenko es nombrado director general musical. Adolphe Binder se hace cargo de la direcciíon artística del BerlinBallett - komische oper.

2003/04
Andreas Homoki (foto izquierda) es nombrado director general en funciones. La Fundación Ópera Cómica inicia su andadura el 1 de enero de 2004. Se acuerda disolver el área de danza de la Ópera Cómica con la temporada 2004/2005. Las razones son económicas. Los tres ballets de las óperas son fusionados en uno bajo el nombre de Ballet Nacional (Staatsballet), con sede provisional en la Ópera Nacional Bajo los Tilos.

2004/05

Andreas Homoki se convierte en el director general artístico y director general del teatro Ópera Cómica de Berlín.

2005/06
Reforma de la sala de acceso de la Ópera Cómica de Berlín según los planos del arquitecto Stefan Braunfels.

2006/07
Kirill Petrenko deja el teatro al terminar la temporada. Le sucede como director general musical de la casa Carl St. Clair, que inicia su actividad con la temporada de 2008/09.

2007/08
La Ópera Cómica de Berlín recibe la distinciñón de ›Sala de Ópera del Año‹, Kirill Petrenko la de ›Director de Orquesta del Año‹, los solistas de coro la de ›Coro del Año‹ – éste fue el resultado de la encuesta anual de la revista especializada »Opernwelt« (Mundo de la Ópera) para la temporada de 2006/07.

2008/09
Carl St. Clair (foto izquierda) se convierte en director general musical de la Ópera Cómica de Berlín. Para acceder a la página principal de la ópera, hágase clic aquí.

(c) Traducción: Pedro Schwenzer


26 julio 2009

Berlín y sus teatros (XIX): Deutsche Oper - Ópera Alemana

Uno de los escenarios más importantes de Berlín Occidental es la Ópera Alemana de Berlín (Deutsche Oper), una de las tres óperas berlinesas y una de las últimas salas públicas que se mantienen abiertas en la parte occidental de la ciudad. No está lejos del Teatro Schiller, situado en la misma calle (Bismarckstrasse), cerrado hace años por el Senado de Berlín al retirarle las subvenciones y que desde entonces sirve sólo como teatro de emergencias y sala arrendada para actuaciones concretas. Durante las peras de reforma y restauración de la Ópera Nacional en el Distrito Centro, el Schiller Theater es sede provisional de la Ópera Nacional de Berlín.

La historia de la sala de ópera Deutsche Oper

El Teatro de Ópera de Berlín situado en la calle Bismarckstraße, antiguamente un bulevar de lujo, está marcado por los acontecimientos vividos por la ciudad desde la fundación de la ópera en noviembre de 1912.

El inciso tal vez más significativo fue la noche del 23 de noviembre de 1943, cuando las bombas destruyeron gran parte del edificio convirtiéndolo en un montón de escombros y cenizas. Esta fecha supuso el final del desarrollo que había comenzado como una gran promesa: Tras la inauguración de la primera "ópera de los ciudadanos" de Berlín, el Teatro de Ópera de Berlín, que era el nombre original de la sala, se convirtió rápidamente en una institución de gran popularidad. La dirección de la casa apostaba desde sus inicios por los directores de altísimo nivel y una compañía excelente de cantantes - una tradición mantenida hasta la actualidad.

A pesar de la elevada estima del público, la Ópera no tardó en entrar en dificultades económicas. La revolución de la posguerra y la crisis económica mundial hicieron caer en picado el número de abonos. Los elevados alquileres al Ayuntamiento de Charlottemburgo agravaron esta situación aún más. La sociedad anónima de explotación »Betriebs-Aktiengesellschaft« bajo la dirección de la Gran Sociedad Berlinesa de la ÓperaGroßer Berliner Opernverein e.V.«), que había iniciado la creación de la sala y la había puesto en marcha, se retiró de la explotación. En 1925, la Ciudad de Berlín se hizo cargo de la sala de ópera. El entonces »Teatro Alemán de Ópera« se convirtió en la »Ópera Municipal«. Bajo la dirección musical del discípulo de Gustavo Mahler, Bruno Walter, y con el antiguo director del Teatro de Breslau Heinz Tietjen como director general se quería consolidar la sala como escenario representativo de teatro musical exigente.

Las cuentas salieron. La nueva era comenzó con una representación inaugural de los MAESTROS CANTORES DE NUREMBERG: Importantes cantantes enriquecieron la compañía, se trabajó con mucha diligencia en el repertorio, pero también la dedicación a una serie de obras desconocidas de finales del siglo XIX, así como las óperas de Wolfgang Amadeus Mozart, a las que Bruno Walter se sentía especialmente unido, convirtieron a la Ópera Municipal de Berlín en un foco cultural de una ciudad que durante los Años Veinte rebosaba de creatividad y espíritu emprendedor. Novedades que provocaron escándalos como Jonny spielt auf (Jonny sale a escena), de Ernst Krenek, o la obra en un acto de Kurt Weill titulada Der Protagonist (El Protagonista) y DER ZAR LÄSST SICH PHOTOGRAPHIEREN (El Zar permite que le fotografíen) contribuyeron a que la casa se mantuviera al mismo nivel en la vida cultural de la capital alemana.

Los Años Veinte

No obstante, hacia finales de los Años Veinte las diferencias entre Bruno Walter y Heinz Tietjen, quien mientras tanto estaba trabajando para la Ópera Nacional, llevaron a la Ópera Municipal a una crisis, que no pudo ser superada hasta la asunción de la dirección general por Carl Ebert. Bajo Ebert la casa alcanzó nuevamente un elevado prestigio artístico: Se contrató a importantes directores de orquesta y grandes directos artísticos, entre ellos también Gustaf Gründgens con su escenificación ampliamente comentada de LOS BANDIDOS de Offenbach. Los trabajos propios de dirección artística de Ebert, entre ellos el estreno mundial de DIE BÜRGSCHAFT (El Aval) de Kurt Weill, en marzo de 1932, así como la escenificación legendaria de UN BALLO IN MASCHERA en el otoño del mismo año, bajo la dirección de orquesta de Fritz Busch, marcaron los puntos álgidos de la casa en la calle de Bismarck.

La dictadura

Sin embargo, ya en estos tiempos hubo primeros indicadores para la decadencia inminente: A diario se produjeron altercados con insultos contra un arte supuestamente "antialemán", y pocas semanas antes de la llegada al poder de los nacionalsocialistas, en febrero de 1933 una horda de milicianos de la "Unidad de Asalto" (SA - Sturmabteilung) tomó la Ópera Municipal. Pretendían obligar a Carl Ebert a defender la línea de las ideas sobre el arte de los nacionalsocialistas. Pero él prefirió el exilio. Junto a Fritz Busch fundó los Festivales de Glyndebourne estableciendo criterios para un trabajo creativo de ópera que siguen teniendo vigencia hasta el día de hoy. El Teatro de Ópera de Charlottemburgo pasó en 1934 a propiedad del Imperio (nombre del estado mantenido durante la Primera República o República de Weimar y durante la dictadura, teóricamente la continuación de la Primera República) y dependía a partir de entonces del Ministerio de Propaganda del régimen.

Como demostración del cambio volvió a denominarse Teatro Alemán de Ópera«. El Ministro de Propaganda del régimen Joseph Goebbels se ocupó en persona de que fuera un repertorio principalmente alemán -en un primer tiempo con representaciones glamurosas gracias a una financiación más que suficiente- para sustituir las obras de los detestados »Neutöner« (nuevos tronadores). Al mismo tiempo, la casa fue reformada para adaptarla a las necesidades representativas de la jefatura del estado. En contra de la idea original de una sala de butacas sin diferenciación por estamentos y sin palcos, se procedió a la instalación de un palco presidencial (del Führer) según los planos de Paul Baumgartens, así como nuevos edificios administrativos y de talleres que en parte aún se conservan hoy en día. Por vez primera, el ballet existente desde la fundación de la Ópera comenzó a jugar un papel más importante a la hora de diseñar la programación de las temporadas.

También tras comenzar la guerra y a pesar de fuertes daños debidos a los ataques aéreos en el año de 1943, en un primer momento se mantenía el funcionamiento de la sala. Pero durante la noche del 22 al 23 de noviembre de 1943 las bombas incendiaras destruyeron el Teatro de Ópera casi por completo, y el 30 de enero de 1944 también los edificios administrativos cayeron víctimas de los bombardeos. La compañía seguía actuando en el Admiralspalast (Palacio del Almirante) -recientemente reconstruido- junto a la Estación Friedrichstraße, pero en otoño de 1944 también tuvo que bajar el telón en esta sala, al igual que en todos los demás teatros. La guerra total hizo que dejara de sonar la música.

Pocos meses antes del final de la guerra, en medio de la emergencia y la destrucción, ya hubo lpos primeros intentos de volver a actuar. La orquesta daba conciertos en el aún intacto »Theater des Westens« (Teatro del Oeste) en la calle Kantstrasse (cerca de Bismarckstrasse).

La posguerra

Terminada la guerra, y con el apoyo de las potencias de ocupación, que mostraron un interés específico por la reconstrucción cultural de Berlín, y muy pronto en colaboración con el Magistrado de Berlín (ayuntamiento) se acordó la reconstrucción de la sala en la calle de Bismarck. Se habilitó una sala provisional para las actuaciones inaugurando el 4 de septiembre de 1945 con Fidelio de Beethoven. El director general Michael Bohnen, con la ayuda de su orquesta y una compañía parcialmente de nueva composición y altamente motivada, consiguió crear un repertorio prácticamente partiendo de la nada –el fondo de decoración de escenarios y vestimentas había sido destruido durante la guerra– y que conectaba con las tradiciones de los tiempos anteriores a la guerra. Con los directores artísticos Bohnen y luego nuevamente Heinz Tietjen, la Ópera Municipal, como se denominaba nuevamente esta casa, pudo colocar los cimientos sobre los que se crearan los futuros éxitos de la Ópera de Charlottemburgo: Artistas como Ferenc Fricsay, que fue el director general musical de 1948 a 1952, Dietrich Fischer-Dieskau, Elisabeth Grümmer, Martha Musial, Josef Greindl o Ernst Haefliger, para nombrar sólo a algunos, marcaron el estilo de la compañía durante los años cincuenta. Carl Ebert asumió la dirección general nuevamente entre 1954 y 1961 y pudo dar nuevamente impulsos artísticos innovadores. Fue también él quien dirigió la vuelta de la compañía al reconstruido Teatro de la Ópera en la calle de Bismarck.

Un nuevo comienzo en el antiguo emplazamiento

El 24 de septiembre de 1961 se volvió a inaugurar la Sala de Espectadores de nueva construcción según los planos de Fritz Bornemann. Obra inaugural fue Don Giovanni, de Mozart. A propuesta de Ferenc Fricsay, la »Ópera Municipal« cambió su nombre por »Ópera Alemana de Berlín«. La inauguración se produjo en tiempos nuevamente llenos de grandes cambios políticos y sociales. Seis semanas antes, el 13 de agosto de 1961, el régimen de la Alemania comunista (RDA) hizo levantar el muro para separar la parte oriental de Berlín, con lo que las otras dos salas de ópera, la Ópera Nacional Alemana Bajo los Tilos y la Ópera Cómica, se quedaron aisladas de la parte occidental de Berlín. Berlín Occidental se había convertido así en una isla, por lo que la Ópera Alemana de Berlín se convirtió en uno de los centros culturales nacionales más importantes de Alemania Occidental – y para los berlineses en el único teatro musical de la ciudad.

Tras la inauguración, que coincidió con el final de la dirección general de Carl Ebert, la casa fue confiada a Gustav Rudolf Sellner, que con el estreno escénico de MOISÉS Y ARÓN, de Arnold Schönberg, ya había arrasado en la calle de Kant. En 1965, el director contrató al jóven director de orquesta Lorin Maazel como director general musical, que llevó a la orquesta a sus representaciones más brillantes. Los directores de orquesta Karl Böhm y Eugen Jochum incrementaron sus compromisos con la casa. Durante los meses siguientes de este año la Ópera Alemana de Berlín se convirtió en un centro cultural que atraía a artistas invitados procvedentes de todo el mundo. Se descubrieron jóvenes cantantes con talento que más tarde llegaron a actuar en grandes escenarios internacionales: Evelyn Lear, Gundula Janowitz, José van Dam, Pilar Lorengar, Leonie Rysanek, Anja Silja o Agnes Baltsa. Numerosas giras llevaron a la compañía a muchos escenarios importantes de Europa, pero también a los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de Méjico o en los años sesenta tres veces a Japón.

Hubo muchas actuaciones representativas de obras de repertorio importantes, escenificaciones transgresoras de directores artícticos más jóvenes y que muchas veces hicieron posibles nuevos modos de ver de obras conocidas y también desconocidas de la ópera contemporánea, así como escenificaciones de Wagner que marcaron nuevas tendencias, como por ejemplo las del reformador de Bayreuth Wieland Wagner, que hicieron que la casa en la calle de Bismarck se convirtiera en una de las salas internacionales de ópera más importantes. Egon Seefehlner, quien asumió la direccioón general en 1972, continuó con esta evolución. Bajo su dirección se contrató a Gerd Albrecht como director jefe de la orquesta y a Jesús Lopéz Cobos. Tras la marcha de Seefehlner a la Ópera Nacional de Viena en 1976, la dirección general pasó a manos del celista de prestigio Siegfried Palm, y también él consiguió alcanzar importantes éxitos después de algunas dificultades iniciales.

Edita Gruberova debutó en esta casa como Lucia di Lammermoor, Siegfried Jerusalem y Barbara Hendricks comenzaron aquí sus carreras, el director de orquesta Giuseppe Sinopoli entusiasmó al público y a la crítica. Y hubo otro gran talento que comenzó su carrera en la Ópera Alemana de Berlín: Un discípulo de Felsenstein, Götz Friedrich, escenificó en 1977 por vez primera en esta casa, en la que iba a ser nombrado pocos años después, en 1981, director general, imprimiendo a la casa su perfil inconfundible.

Con su escenificación de Aus einem Totenhaus (Desde un Tanatorio) de Leos Janácek comenzó la dirección general de Götz Friedrich con programa: La última nueva producción en vísperas del cierre de la Ópera Kroll, una sala con ambiciones altamente políticas y artísticas, la obra fascinante de teatro musical de Janácek, supuso el comienzo de una nueva era en la sala ubicada en la calle de Bismarck. Teatro musical fascinante, ópera viva – el director artístico y director general Götz Friedrich llevó la casa a alcanzar el prestigio nacional y también internacional más alto. La compañía fue ampliada por algunas personalidades de canto muy importantes. Directores de orquesta como Horst Stein, Giuseppe Sinopoli, Marcello Viotti, Christof Prick y Peter Schneider marcaron el carácter musical de la casa.

Junto a Götz Friedrich, Jesús López Cobos entró como director general musical, y desde la temporada de 1990/91 Jiri Kout se convirtió en el Primer Director de Orquesta de la Ópera Alemana de Berlín. En 1992/93, la dirección de la orquesta fue asumida por Rafael Frühbeck de Burgos. de 1997 a 2004 fue Christian Thielemann quien ocupó el cargo de director general musical y director artístico de los conciertos.

Famosos directores invitados como Herbert Wernicke, Jean-Pierre Ponnelle, John Dew, Günter Krämer, Hans Neuenfels o Achim Freyer supusieron puntos álgidos dentro del repertorio extremadamente innovador de aquellos años y que a pesar de tanta variedad estaba marcado por la labor del jefe de la casa Götz Friedrich. El número de sus escenificaciones que marcaron tendencia, entre ellas la interpretación ejemplar de Der Ring des Nibelungen (El Anillo de los Nibelungos) no puede ser resumida en pocas frases, igual que su fuerte influencia sobre la vida musical de su ciudad, a la que dio siempre nuevos impulsos hasta su fallecimiento en diciembre de 2000.

El sucesor de Götz Friedrich fue el director general de ópera de Leipzig Udo Zimmermann, que como compositor de obras como LEVINS MÜHLE (El Molino de Levin) y DIE WEISSE ROSE (La Rosa Blanca) es considerado especialista renombrado de la Nueva Música. Dirigió la Ópera Alemana de Berlín desde Agosto de 2001 hasta Junio de 2003. Suidea se basaba en la continuidad y la renovación. Un gran número de las escenificaciones de Götz Friedrich, trabajos importantes de Hans Neuenfels y Achim Freyer se mantuvieron vivas en el repertorio de la casa.

La escenificación de Götz Friedrich de Der Ring des Nibelungen (El Anillo de los Nibelungos) fue reestrenado. La primera temporada de Udo Zimmermanns estuvo marcada por dos acontecimientos programáticos: Peter Konwitschny escenificó Intolleranza, de Luigi Nono, el arquitecto Daniel Libeskind realizó su visión escénica de SAINT FRANCOIS D´ASSISE, de Olivier Messiaens. Su diseño de la programación de las temporadas incluía obras poco representadas como IDOMENEO, de Mozart, bajo la dirección artística de Hans Neuenfels, MÉDÉE, de Chérubin, escenfificado porn Karlernst y Ursel Herrmann oRossinis SEMIRMAMIDE, de Rossini, bajo la dirección artística de Kirsten Harms.

La actualidad

El experimento teatral de la realización escénica de Messa da Requiem, de Verdi, por Achim Freyer fue un gran éxito de público. Durante la temporada de 2003|04 la dirección de la Ópera estuvo a cargo de Peter Sauerbaum, el director interino y director gerente de la Ópera Alemana de Berlín, asío como de Heinz-Dieter Sense, el director artístico en funciones de la casa.

Desde el inicio de la temporada 2004/05 era directora general de la Opera Alemana la directora artística hamburguense Kirsten Harms. Ella es la primera mujer en la historia de la casa que haya ocupado el cargo de directora general.

A partir de 1 de agosto de 2009 la dirección general musical de la Ópera Alemana de Berlín estará a cargo de Donald Runnicles.

(c) Traducción: Pedro Schwenzer