08 diciembre 2011

El fin del Euro y la inminente reforma monetaria

El Euro está llegando a su fin. Aumentan los rumores sobre movimientos que están en clara contradicción con lo que nos cuentan desde Bruselas los Hermanos Merkozy. Además, es algo que ya se puede intuir desde hace meses.

El Wallstreet Jornal acaba de publicar información, obtenida de fuentes al parecer bastante fidedigas o al menos de personas enteradas, según la cual las fábricas de moneda y timbre de la Eurozona ya trabajan en la impresión de moneda nacional y que muchos bancos centrales nacionales están estudiando las capacidades de las imprentas de moneda y timbre para poder actuar de inmediato en caso de decidirse el fin del Euro.

Una de las fábricas más importantes ubicada en Inglaterra llevaría ya meses imprimiendo Marcos Alemanes (¡!), y qué duda cabe que Grecia, Irlanda y algunos más ya podrían tener listas sus monedas nacionales. Sólo falta enviar una clave y las empresas de distribución de dinero se pondrán en marcha.

Muchas otras informaciones aparecidas en prensa menos difundida indican lo mismo: Austria no quiere tener que volver al Chelín, porque sería una moneda mucho más débil, mientras que otros como Montenegro ya buscan alternativas al Euro. Recientes inyecciones de dinero se han hecho en dólares estadounidenses, lo que ha dado más liquidez a los bancos europeos, pero el efecto será pasajero, mientras que los acreedores se aseguran contra devaluaciones al usar dólares en lugar de euros.

La canciller federal alemana (ex secretaria de agitación y propaganda de las Juventudes Comunistas de la Zona de Ocupación Soviética de Alemania) tiene tanto interés en buscar una refinanciación con el BCE de por medio, porque el Banco Federal Alemán está ya sin fondos para dar dinero a los bancos - debido al fuerte endeudamiento de Alemania causado, no por último, por avalar a países arruinados como Grecia. Esto ha levantado serias dudas sobre la solvencia de Alemania en caso de tener que responder por países en quiebra a los que mamá Merkel concedió tan grandilocuentemente el apoyo de Alemania. Ella viene de un estado que ya estaba en quiebra desde sus comienzos, con su dinero de juguete, y ahora lleva a la quiebra al estado invadido por estas huestes bolcheviques que se cargan todo: democracia, economía, partidos, políticos con coraje. ¡Vivan la mediocridad y la economía intervenida! Es de lo que entiende mamá Merkel, lo mamó desde pequeña y supo sacar provecho al brebaje mental que le fue administrado en tiempos de la dictadura comunista. Por mucho que intenta disimularlo al hablarnos del ex canciller Ludwig Erhard y su Economía Social de Mercado (¡no economía socialista, señora Merkel!), cuando este gran hombre fue jefe de gobierno de Alemania Occidental ella aún no había ni oído nada bueno del "enemigo de clase" occidental.

Lo curioso es que todos los países de la UE parecen someterse al dictado de mamá Merkel y su cómplice Sarkozy, menos Gran Bretaña. Sería interesante saber qué opinan en los otros 24 estados miembro de la UE (lo que opinan los británicos ya lo sabemos). Lo que no parece lógico es que todos consientan sin consultar a sus respectivos pueblos que los dos máximos líderes de la UE nos lleven derechito al abismo.

Las grandes convulsiones suelen anunciarse a corto plazo y suelen ser imprevisibles en cuanto a sus efectos. La que nos espera el 2 de enero podría ser de órdago, pero si se produce, como creo, al final nos quitará un gran peso de encima y, de paso, podría librarnos de muchos políticos inútiles. Porque una reforma monetaria como la de los 17 países de la Eurozona sería (y será) un cambio con muchas consecuencias, pero en todo caso muy curiosas.

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