El viernes será el día de la verdad. Han acudido a Copenhague no sólo la delegación española al completo liderada por S.M. el Rey y el alcalde de Madrid, sino también los jefes de estado de EE.UU. y Brasil. Como es lógico, ninguno de los países que presentan candidaturas para la sede olímpica de 2016 quiere escatimar esfuerzos para conseguir los votos decisivos.
Madrid tiene cartas muy malas en este juego de votos y relaciones públicas y diplomáticas, que nunca se decide realmente según criterios objetivos, sino por politiqueos, mamoneos y prebendas, aunque oficialmente se argumente que los criterios son puramente técnicos.
Las críticas que el COI manifestó a la candidatura madrileña sonaban ya bastante a excusas, como si el asunto ya estuviera decidido de antemano. Cierto que en España tenemos un grave problema de coordinación entre instituciones a causa del individualismo exagerado de algunas autonomías, pero otros países europeos tienen estructuras y repartos de competencias territoriales muy similares sin que ello suponga ninguna desventaja a la hora de organizar eventos internacionales.
Pero Madrid se enfrenta a varios aspectos perjudiciales: La repetición de los Juegos Olímpicos en Europa tras Londres parece no gustar a los miembros del COI que no sean europeos. España es el país europeo al que afecta más que a ningún otro estado miembro relevante la crisis económica, y encima el gobierno no cuenta precisamente con un prestigio internacional que favorezca la adjudicación. Los frecuentes abrazos a dictadores comunistas y otros detalles que demuestran que aquí algunos no saben estar a la altura de las circunstancias causan estragos en el exterior. Ni a EE.UU. ni a Japón ni tampoco a Brasil se conocen salidas de tiesto como las españolas, y ninguno de los cuatro jefes de ejecutivo en cuestión ha dicho más insensateces que Zapatero.
El hecho de que Obama sea de Chicago y apoye la candidatura de su ciudad de origen, es una razón de peso. La ciudad en sí no parece tan interesante como Madrid.
A favor de Río de Janeiro habla que Brasil sea un país emergente con una fortaleza bastante considerable en el cono sur y que precisamente Iberoamérica no haya tenido nunca los JJ.OO. Brasil seguramente contará con el apoyo de todos los países de la zona, y dada la situación de España en Sudamérica en relación con el nuevo indigenismo comunista y sus simpatizantes, los votos que pueda tener Madrid por esta parte serán mínimos. Además, Río de Janeiro ofrece un entorno muy interesante, y seguramente la delincuencia galopante en esta ciudad no será relevante para decidir la sede.
Tokio tiene desventajas claras: La lejanía, que sea Asia y que el coste para que acudan masivamente turistas a ver los juegos es muy elevado.
Madrid tiene la ventaja de disponer ya de muchas instalaciones terminadas, que su capacidad hotelera es excelente, que la ciudad se está modernizando y reformando a gran escala y que es un destino cercano e interesante para todos los europeos. Celebrar las Olimpíadas en Europa garantiza rentabilidad y lleno total de los estadios y pabellones, un alto nivel de seguridad ciudadana y una oferta cultural y de ocio inigualable.
Crucemos los dedos. Río tiene todas las de ganar (razones subjetivas) y todas las de perder (razones objetivas).
Madrid tiene cartas muy malas en este juego de votos y relaciones públicas y diplomáticas, que nunca se decide realmente según criterios objetivos, sino por politiqueos, mamoneos y prebendas, aunque oficialmente se argumente que los criterios son puramente técnicos.
Las críticas que el COI manifestó a la candidatura madrileña sonaban ya bastante a excusas, como si el asunto ya estuviera decidido de antemano. Cierto que en España tenemos un grave problema de coordinación entre instituciones a causa del individualismo exagerado de algunas autonomías, pero otros países europeos tienen estructuras y repartos de competencias territoriales muy similares sin que ello suponga ninguna desventaja a la hora de organizar eventos internacionales.
Pero Madrid se enfrenta a varios aspectos perjudiciales: La repetición de los Juegos Olímpicos en Europa tras Londres parece no gustar a los miembros del COI que no sean europeos. España es el país europeo al que afecta más que a ningún otro estado miembro relevante la crisis económica, y encima el gobierno no cuenta precisamente con un prestigio internacional que favorezca la adjudicación. Los frecuentes abrazos a dictadores comunistas y otros detalles que demuestran que aquí algunos no saben estar a la altura de las circunstancias causan estragos en el exterior. Ni a EE.UU. ni a Japón ni tampoco a Brasil se conocen salidas de tiesto como las españolas, y ninguno de los cuatro jefes de ejecutivo en cuestión ha dicho más insensateces que Zapatero.
El hecho de que Obama sea de Chicago y apoye la candidatura de su ciudad de origen, es una razón de peso. La ciudad en sí no parece tan interesante como Madrid.
A favor de Río de Janeiro habla que Brasil sea un país emergente con una fortaleza bastante considerable en el cono sur y que precisamente Iberoamérica no haya tenido nunca los JJ.OO. Brasil seguramente contará con el apoyo de todos los países de la zona, y dada la situación de España en Sudamérica en relación con el nuevo indigenismo comunista y sus simpatizantes, los votos que pueda tener Madrid por esta parte serán mínimos. Además, Río de Janeiro ofrece un entorno muy interesante, y seguramente la delincuencia galopante en esta ciudad no será relevante para decidir la sede.
Tokio tiene desventajas claras: La lejanía, que sea Asia y que el coste para que acudan masivamente turistas a ver los juegos es muy elevado.
Madrid tiene la ventaja de disponer ya de muchas instalaciones terminadas, que su capacidad hotelera es excelente, que la ciudad se está modernizando y reformando a gran escala y que es un destino cercano e interesante para todos los europeos. Celebrar las Olimpíadas en Europa garantiza rentabilidad y lleno total de los estadios y pabellones, un alto nivel de seguridad ciudadana y una oferta cultural y de ocio inigualable.
Crucemos los dedos. Río tiene todas las de ganar (razones subjetivas) y todas las de perder (razones objetivas).
1 comentario:
Déjame que te diga una cosa Atreides... Yo querría que saliera Tokio, pero es que los espanholes (yo la pongo en portugués) nos ponemos siempre en medio. España para 2020, y Tokio para 2024!!
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