Este artículo no pretende ser un análisis histórico basado en el Derecho Internacional Público, sino una opinión sobre una situación de hecho. Como han demostrado varios hechos históricos (Alemania, Kosovo), la realidad política no respeta necesariamente tratados o configuraciones históricas de los estados o las naciones. En este caso, la realidad política no puede medirse en un tratado de hace 300 años ni en lo que era Gibraltar en 1704.
Han pasado nueve años desde que comenté una situación similar a la que vivimos en la actualidad. Ya entonces, siendo Ministro de Asuntos Exteriores el señor Moratinos, hubo un debate a raíz de que éste reconocía el derecho de los gibraltareños a seguir siendo británicos. Las reacciones en España a la visita de Moratinos a Gibraltar fue uno de esos ejemplos de absurdidades de la política española con connotaciones históricas más propias de tiempos del franquismo que de un país moderno.
Moratinos saluda al entonces Ministro Principal Caruana, jefe del gobierno de la colonia. |
Resulta ahora que con el Brexit se extiende cierto nerviosismo. El nuevo presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que llegó a ocupar el poder ejecutivo de una forma bastante irregular, aunque no ilegal, por la puerta de atrás aprovechando cierta imprevisión en la Constitución, pudiendo gobernar con apenas un 22% de los escaños del Congreso gracias a pactos lúgubres con el sector político más radical y extremista de España, hace apenas diez días afirmada que el hecho de no haber intervenido en las negociaciones del Brexit para tratar el tema de Gibraltar era por pragmatismo, salta ahora después de haberse finalizado las negociación entre el Reino Unido y la Unión Europea para ponerse en escena desde la dictadura comunista de Cuba y pretender paralizar toda una cumbre europea organizada exclusivamente para aprobar los acuerdos con el Reino Unido.
Pedro Sánchez en la república comunista de Cuba |
Una cosa está clara: Que España haya perdido Gibraltar dos veces seguidas es su propia culpa, y no sirve de nada el constante pataleo casi infantil de los políticos de este país cada vez que creen que se ha lesionado la soberanía española sobre un territorio que desde hace más de 300 años no es suyo, sino británico.
Sede del gobierno de Gibraltar |
En 300 años, la realidad social y política de la Roca ha cambiado mucho. Su población tiene hábitos realmente británicos, y se siente también británica, aunque muchos de los llanitos suelen hablar entre sí en un andaluz bastante castizo de la zona, combinado con un inglés muy británico.
En todo este tiempo, España no ha sido capaz de recuperar la Roca. Tal vez porque en el fondo nunca ha tenido un interés especial más allá de su situación estratégica en el estrecho de Gibraltar, un estrecho que por otra parte España siempre ha podido vigilar muy bien desde Ceuta y Melilla, así como desde los peñones de Vélez de la Gomera, Alhucemas y las Islas Chafarinas. De Perejil mejor no hablemos, porque España nunca se había ocupado realmente de esa pequeña roca junto a Ceuta a pesar de que podría servir muy bien para controlar el tránsito de pateras. Y si España apenas muestra interés por sus enclaves africanas vecinas del actual Reino de Marruecos ¿por qué tanto interés por Gibraltar? Evidentemente, por el orgullo herido. Si el orgullo español, muy amenazado por otro lado, por Cataluña y el País Vasco, depende de ese minúsculo territorio rocoso, poco debe de haber de lo que España puede estar orgullosa.
Quizás la última oportunidad que tuvo España para convencer a los gibraltareños de que sería mejor vivir como parte de España y recuperar así Gibraltar, se perdió hace tiempo, justamente cuando el Generalísimo Franco decidió cerrar la verja por tiempo indefinido. Fue precisamente ese aislamiento total de Gibraltar de España lo que reforzó su identidad nacional británica al tener que moverse siempre en avión o barco, no pudiendo nunca acceder directamente a España, sino solamente vía Tanger o Londres.
Guardia frente al Gobierno de Gibraltar. |
Hoy en día, con el desmadre autonómico en España y las tendencias secesionistas de dos regiones, poco sentido tiene hablar de recuperar el peñón y su soberanía. Los mismos gibraltareños ya decidieron en una consulta popular que ellos quieren seguir siendo británicos, y por mucho que les ofrezcan una comunidad autónoma bilingüe propia, no van a acceder, pues viven mucho mejor como colonia británica que como autonomía española. Además, de hecho el capital español desde hace ya 32 años hace amplio uso de Gibraltar como lugar donde invertir y depositar fondos, y poco interés tendrán muchas personas muy influyentes en que esto cambie.
La visita de Moratinos no fue sido, a mi entender, ningún desatino, y me duele tener que decirlo de un ministro que me parecía patético por su afinidad con dictadores comunistas (la misma afinidad que tiene Pedro Sánchez). Ha sido más bien un reconocimiento de una realidad inamovible. En tiempos en los que se habla de respetar la voluntad popular en cuestiones tan importantes como la autodeterminación, negar al pueblo gibraltareño el derecho de decidir libremente su futuro, no es aceptable. El Tratado de Utrecht, en sí bastante ambiguo, no puede ser hoy la base sobre la que negociar el futuro de la colonia británica.
Gibraltar no es comparable con Hongkong o Macao, ni tampoco con Melilla, Ceuta y los peñones adyacentes. La roca se perdió por ineficacia y falta del sentido de la responsabilidad y de previsión, Hongkong y Macao fueron territorios regalados a perpetuidad por el Emperador de China a Gran Bretaña y Portugal por su valiosa ayuda en la lucha contra los piratas (me da que pronto volverá a haber casos así en otras zonas) y se devolvieron a China más bien por razones de viabilidad económica y estratégica que por deseo de la población o necesidad política, mientras que Melilla, Ceuta, Alhucemas, Vélez de la Gomera, Perejil y Chafarinas (como también las otras antiguas posesiones y presidios en el norte de África como Orán) se conquistaron, entre otras razones, para luchar contra los piratas, pero en territorios sin soberanías concretas (Marruecos no existía). Foto: Según la leyenda, mientras que haya monos en Gibraltar, el peñón seguirá siendo británico. Nunca ha habido tantos monos como hoy en día.
España haría mejor en reconocer un hecho histórico y dejar que los gibraltareños vivan bajo la nacionalidad y la soberanía en las que se reafirman constantemente. Nuestros políticos se tendrían que haber levantado antes para evitar la pérdida. Después de 300 años ya no merece la pena perder el tiempo y usar la roca como medida populista cuando no se sabe resolver los problemas nacionales. A muy pocos les importará Gibraltar, y como territorio español perdería rápidamente todo interés económico y político, cuando el estratégico lo había perdido ya hace mucho tiempo.
God save the Queen! The Rock will remain British forever!