La degeneración democrática descubierta como nuevo valor
Vacuidad e hipocresía del discurso de Rivera
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Ciutadans perdió el tren hace tiempo |
En realidad, este artículo lo tenía preparado para noviembre de 2011. Lo dejé en borrador, pensando que no valía la pena, pero al ver hoy la web de Ciutadans (www.ciudadanos-cs.org), creo que es al menos interesante saber lo que le pasa a este pequeño partido regionalista y catalanista barcelonés.
El último fin de semana de octubre de 2011, Ciutadans (antes: Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía) celebró en Hospitalet de Llobregat su 3ª Asamblea General, con cerca de 300 delegados, entre ellos una nutrida representación de las agrupaciones de otras comunidades autónomas (Madrid, Málaga, Murcia, Zaragoza, Soria, Salamanca), ahora todas -menos tres, que cuentan con concejales- disueltas y desaparecidas, por mucho que en su web siguen enumerando algunas inexistenes como Málaga o Madrid-Noroeste.
La deriva del partido estaba ya clara tras las elecciones
catalanas de 2010, sobre todo en vísperas de las municipales y autonómicas. Al
final, la dirección del partido -intencionada y maliciosamente- decidió muy tarde que las agrupaciones se pudieran presentar a las elecciones autonómicas (Madrid) y municipales, porque no se atrevía a
decir claramente que no interesan ni la expansión ni los intereses de las bases. Así fue
que la campaña se empezó tarde y mal, sin ganas por parte de la dirección de que
fueran un éxito.
En lo sucesivo, la no asunción de responsabilidades por parte del comité ejecutivo
-presidido por Albert Rivera- en cuanto a una campaña mal diseñada y mal organizada y el
comportamiento general con las agrupaciones y candidaturas fuera de Cataluña fueron muestras de desprecio por parte de un sector importante y catalanista a un arduo trabajo. En el
congreso del último fin de semana de octubre de 2011, el presidente Albert Rivera ni siquiera tuvo el detalle de mencionar y agradecer los esfuerzos
para afrontar una campaña electoral sin medios y con resultados
comparativamente buenos de las agrupaciones no catalanas a pesar de la falta de medios y los cortapisas de la dirección, como tampoco supo valorar debidamente la asistencia al congreso de delegados de otras comunidades autónomas.
Las votaciones, una tras otra, fueron claras muestras de desprecio
a Madrid y otras agrupaciones españolas, y se notaba que muchos votaban
siguiendo instrucciones, algunos deleitándose de la inferioridad de los no catalanes con gestos de hostilidad catalana antiespañola manifiesta, sin los papeles sobre la mesa y sin saber realmente lo que votaban. Es evidente que la consigna dada era no apoyar ninguna propuesta de agrupaciones no catalanas, un interés compartido, a todas luces, por una mayoría de los afiliados catalanes, para poder decir después que "se fueron porque perdieron el congreso", proclama difundida después por el comité ejecutivo.
En realidad, la situación ya
se veía venir en 2009, pero muchos no lo queríamos aceptar, porque nos
convencía el proyecto original de "Ciudadanos" y tratamos de salvar lo insalvable, porque en Madrid y Málaga, Salamanca y Guadalajara nos sentíamos muy "ciudadanos", y por
otra parte también influía el hecho de conocer a mucha gente muy válida que no queríamos dejar sola al tener la certeza que
todos trabajábamos en la misma línea, aún habiendo diferentes puntos de vista
sobre algunas cuestiones de tipo más ideológico.
Personalmente estoy harto de los políticos catalanes, de la política
catalana y de la imposición del catalán, que también se produce en C's, lo que, como se ve, es lo que siempre querían, ya que en su web ha desaparecido el logo de "Ciudadanos", pero con esto ya era demasiado, porque son detalles llamativos e insistentes que ante el
público no catalán tiene efectos perjudiciales para la proyección del
partido. La vocación del comité ejecutivo es netamente catalanista, sus miembros no tienen ni
interés en la política nacional ni voluntad de abordar temas de otras
comunidades autónomas españolas ni tampoco temas europeos, y un partido
que se precia y que quiere ofrecer una tercera vía para regenerar la
política, tiene que ser capaz de ocuparse de temas que afectan a todos
los ciudadanos en España y en Europa. Pero C's se encuentra en vía
muerta de la que no saldrá jamás, porque para ello haría falta un cambio
de rumbo que no se ha producido y que no quieren que se produzca. Lo que ha ocurrido es algo así como el haber perdido el tren o, lo que es aún peor, haber pasado el
último cambio de vía antes de desviarse por la vía muerta derecho hacia el precipicio.
Dentro de dos años no habrá más C's, porque con la asamblea general se cargaron al partido. Y esa fue la razón por la que los no catalanes nos fuimos prácticamente todos tras el congreso. No se puede defender una regeneración de la
democracia cuando se ha trabajado con alevosía y nocturnidad en la celebración de
un congreso a la búlgara, amañado con una mayoría bastante segura al
garantizarse la asistencia de delegados serviles al comité ejecutivo saliente que votaron
por consignas, no usando la razón ni el sentido común; y como comentaron varios compañeros, estos delegados ni siquiera se habían leído las enmiendas ni sabían qué estaban votando. De un delegado en un
congreso de un partidoi supuestamente formado por gente que desea regenerar la política se debería poder esperar que sea tan responsable como para
tomarse en serio las enmiendas que tiene que votar, porque en caso
contrario traiciona a los afiliados que representa y cuyas ideas debería
conocer en líneas generales en virtud de debates internos anteriores. Es un ejemplo muy triste que dan en un partido en el que se suponía que todos querían otro estilo de hacer política.
En Madrid, el partido perdió a tanta gente que ya no podrá
financiarse ni podrá contar con afiliados activos. De hecho parece que sólo queda el coordinador, que vive en una ensoñación de una alternativa fantasma. El poder de
convocatoria de C's en Madrid siempre había sido escaso, y por ejemplo apenas hubo ex
upederos que se unieran al proyecto, lo que también dice mucho de la imagen que proyectaba Ciudadanos en sus últimos tiempos en Madrid: Personas afines a las ideas de Ciudadanos no creían ya que un
partido catalán tuviera posibilidades de éxito en Madrid, una opinión que
se podía escuchar de mucha gente en general. Las marcas
se queman y se les cuelgan etiquetas a causa de las actuaciones de
algunos de sus dirigentes más destacados, y ya no tienen nada que hacer.
Los que nos fuimos ya habíamos dado muchos votos de confianza para avanzar, pero
siempre nos daban con la puerta en las narices.
Nos contaban que sí a la expansión, pero no creían en ella ni trabajaban
por ella. No se resolvían problemas que pueden parecer insignificantes
comparados con otras cuestiones, como la web, los blogs y algunas
informaciones básicas sobre afiliación, cuotas, logística. Pero hasta la blogosfera la dejaron fuera de combate imponiendo un sistema de blogs controlados por el secretario de comunicación, que nadie actualiza ni hoy en día, después de eliminar a los blogs activos de sus agrupaciones. Triste imagen que da este partido que alardea tanto de su presencia en la red, una presencia nula hoy en día.
"Donde
hay una voluntad también hay un camino", es un lema que aprendí en la
guardería a los 6 años. Es un proverbio alemán, y eso a pesar de que los alemanes son bastante cuadriculados, que muchas veces no ven el camino por falta de voluntad. Por parte del comité ejecutivo de C's
no hay voluntad de avanzar, sino sólo de pisar siempre sobre el mismo punto, por eso para Ciutadans no hay camino. El partido ha caído exactamente en lo que
quería combatir. Degenerada la democracia interna, no se puede argumentar
seriamente a favor de una regeneración democrática en España ni a
favor de listas abiertas o democracia directa. El congreso de octubre de 2011 decidió que hubiera listas cerradas y bloqueadas, ninguna limitación de mandatos a ocho años, y todo interés por la transparencia -por ejemplo de las cuentas del partido- se acalló con unos modos dictatoriales diciendo que el turno de preguntas se había terminado, como ocurrió cuando alguien quería saber algo sobre los sueldos desmesurados de algún miembro del comité ejecutivo de nula eficacia. ¿Transparencia para qué, para quién?, diría Lenin.
Y finalmente, el discurso de Albert Rivera se ha vuelto profesional,
es decir, repetitivo, hueco y nada convincente. Se notó claramente en el
discurso final del congreso de octubre, una repetición del discurso que dio al iniciarse la sesión del domingo, lo que significa que llegó el momento de decir que hasta aquí hemos llegado. Rivera se ha vuelto un político profesional al más puro estilo de los partidos tradicionales, es otro que
engaña a sus votantes, aunque estaba claro desde hace algún tiempo que
el comité ejecutivo no cree ya en los principios que proclama, aunque algunos pocos han sido una honrosa excepción dentro de dicho órgano. Rivera es cobarde, subordina su discurso a los intereses de los medios de comunicación, es decir, negaba la existencia de candidaturas en Madrid, en Murcia y en Málaga porque temía que le cerrarían el acceso en Cataluña al convertir a lo que era Ciudadanos, ahora sólo Ciutadans, en una alternativa nacional. Pero lo nacional en Cataluña sólo puede ser catalán, nacionalista catalán, no español. Allí os quedáis, chavales.
¿Cuál será el futuro de este partido? Por lo pronto se está limitando a ser un partido uniprovincial, porque en Lérida, Gerona y Tarragona su implantación y electorado son casi nulos. Perdida la ocasión única de presentarse a las elecciones generales del 20-N para hacerse con un escaño en el Congreso por Barcelona, que seguramente obtendría, y continuando con su discurso provinciano centrado sólo y exclusivamente en asuntos catalanes, en el biligüismo y en Artur Mas, que fuera de Cataluña no interesan ya a nadie por repetitivos y tediosos y por no aportar nada al conjunto de España, al final se quedará sin afiliados y sin votantes.
Ciutadans perdió el tren hace tiempo. Es un partido catalanista, cuyo inspirador principal es el catedrático Francisco de Carreras, que sólo saluda a catalanes y casi escupe a los ciudadanos que no sean de Cataluña. Y si los independentistas de CiU adelantan las elecciones, nunca jamás saldrá de la vía muerta en la que han metido al partido sus dirigentes, tan manipuladores e hipócritas.
¿Por qué las alternativas políticas suelen fracasar? Porque la mayoría de los que las promueven cae en la misma trampa de todos los demás partidos tradicionales: Una vez en posiciones cómodas interesa más mantenerse en éstas que avanzar en la regeneración democrática. Pero tal vez existan algunos que consigan hacer realidad el sueño de la democracia verdadera sin dejarse corromper. Sé que existen. Algunos lo intentamos y por eso abandonamos el proyecto fracasado de Ciutadans, ese pequeño partido regionalista catalanista barcelonés liderado por un oportunista acomodado carente de ideales y que se mueve por intereses de estrategia política errónea. No sólo se trata de ser ciudadanos, sino de ser libres y estar unidos para alcanzar un objetivo común, sin ataduras autoimpuestas por intereses mezquinos.