El debate televisivo de esta noche entre los dos principales candidatos a canciller de Alemania, la actual canciller Ángela Merkel (CDU - populares) y el actual vicecanciller y ministro de asuntos exteriores Frank Walter Steinmeier (SPD - socialistas) había sido anunciado como duelo -en el que retaba Steinmeier-, pero ha sido sólo poco menos que soporífero y poco convincente.
El retador Steinmeier se quedó casi en segundo plano, con una argumentación propia de un diplomático: no decir nada con palabras biensonantes. Los únicos que verdaderamente se lanzaban a pedir explicaciones interesantes fueron los propios moderadores, pero tanto Merkel como Steinmeier esquivaron descaradamente aquellas preguntas que no les gustaban, como or ejemplo la cena de cumpleaños que Merkel recientemente había ofrecido en la Cancillería al presidente del Deutsche Bank, Ackermann, o el uso indebido del coche oficial por la ministra federal de sanidad Ulla Schmidt en España.
Como dijo uno de los moderadores hacia el final del debate, éste daba más bien la impresión de un matrimonio entrado en años con sus diferencias puntuales, pero sin disensiones serias. Y así ha sido. Ambos candidatos se dedicaron sobre todo a relatar lo que han hecho y lo que no han podido hacer, y llamados a resaltar sus diferencias sólo legaron a una tímida diferenciación entre política social y política capitalista. En el fondo, el mensaje era que no cambiarían gran cosa, pero que pretenden gobernar en coaliciones diferentes. En este punto, Merkel estuvo clara al decir que sólo cabe la coalición con los liberales, pero sin pronunciarse sobre posibles carteras o medidas, lo que también resulta aventurado al tener que negociar una coalición de acuerdo con los resultados de las elecciones generales.
A ambos se les nota agotados. Carecen de ideas innovadoras, no son capaces de presentar propuestas convincentes y su visión de la política actual está bastante limitada. Temas principales eran la economía, la economía, la sanidad, la economía, Afganistán, la política social y la economía. La educación se rozó sólo de paso y otros temas se quedaron en el tintero.
Dentro del capítulo de economía se habló mucho sobre OPEL y los bancos, un poco sobre Arcandor y los exagerados sueldos de los altos directivos de las grandes compañías, pero toda propuesta de mejora de la situación se quedó en lo que se debe o se quiere hacer. Respecto de los bancos, Merkel habló de un mayor control internacional, mientras que Steinmeier anteponía la importancia de resolver el asunto en primer lugar en el ámbito nacional por la dificultad de ponerse de acuerdo todos los países afectados.
No se habló de Europa, ni de medio ambiente, ni se los problemas en la calle como los disturbios de este fin de semana en Hamburgo o el asesinato de un hombre en el metro de Munich por haberse interpuesto entre unos jóvenes de los que dos querían atracar a otro, ni de seguridad en general, ni de inmigración. En lo que afecta a los impuestos, Merkel defiende una bajada, mientras Steinmeier sólo ve la posibilidad de una subida temporal, un poco como Zapatero, pues socialistas son socialistas y acaban siempre aplicando las mismas recetas equivocadas en todas partes.
Dentro de los temas de economía se abordó la energía nuclear. Los socialistas siguen defendiendo el parón nuclear heredado de la coalición rojiverde, mientras que Merkel apuesta por seguir con ella mientras no se tengan otras alternativas.
En política exterior se tocó sólo el tema de Afganistán y la retirada prevista vagamente para 2013 (¿no barajan esta misma fecha en España? Curioso...), pero no se habló de la situación mundial ni del papel de Alemania.
En resumen, ha sido un debate que más que un duelo acabó siendo una charla para relatar a grandes rasgos la gestión de gobierno, todo generalidades que ya se han escuchado demasiado, mientras que no se da respuesta a los problemas candentes. En la valoración del público Steinmeier parece haber ganado (¡qué poco crítica es la gente! Se deja envolver por el blablablá de un diplomático sin carisma que intenta imitar la voz del ex canciller Schröder -que a su vez intentaba imitar la voz de Willy Brandt- lo que de por sí suena ya bastante ridículo). En la comparación, realmente acabaron en empate. Los moderadores preguntaban sin guión ni tiempos concretos para cada tema y fallaron en la preparación del debate. Por muchas carencias que pueden tener los debates electorales en España, al menos plantean los temas y fijan el ritmo sin dejar que se impongan los candidatos y que vuelvan constamente sobre temas ya tratados.
Mañana hay el debate entre liberales, verdes y comunistas que promete ser más interesante, especialmente porque Westerwelle (liberales) tiene muy buena dialéctica.
El retador Steinmeier se quedó casi en segundo plano, con una argumentación propia de un diplomático: no decir nada con palabras biensonantes. Los únicos que verdaderamente se lanzaban a pedir explicaciones interesantes fueron los propios moderadores, pero tanto Merkel como Steinmeier esquivaron descaradamente aquellas preguntas que no les gustaban, como or ejemplo la cena de cumpleaños que Merkel recientemente había ofrecido en la Cancillería al presidente del Deutsche Bank, Ackermann, o el uso indebido del coche oficial por la ministra federal de sanidad Ulla Schmidt en España.
Como dijo uno de los moderadores hacia el final del debate, éste daba más bien la impresión de un matrimonio entrado en años con sus diferencias puntuales, pero sin disensiones serias. Y así ha sido. Ambos candidatos se dedicaron sobre todo a relatar lo que han hecho y lo que no han podido hacer, y llamados a resaltar sus diferencias sólo legaron a una tímida diferenciación entre política social y política capitalista. En el fondo, el mensaje era que no cambiarían gran cosa, pero que pretenden gobernar en coaliciones diferentes. En este punto, Merkel estuvo clara al decir que sólo cabe la coalición con los liberales, pero sin pronunciarse sobre posibles carteras o medidas, lo que también resulta aventurado al tener que negociar una coalición de acuerdo con los resultados de las elecciones generales.
A ambos se les nota agotados. Carecen de ideas innovadoras, no son capaces de presentar propuestas convincentes y su visión de la política actual está bastante limitada. Temas principales eran la economía, la economía, la sanidad, la economía, Afganistán, la política social y la economía. La educación se rozó sólo de paso y otros temas se quedaron en el tintero.
Dentro del capítulo de economía se habló mucho sobre OPEL y los bancos, un poco sobre Arcandor y los exagerados sueldos de los altos directivos de las grandes compañías, pero toda propuesta de mejora de la situación se quedó en lo que se debe o se quiere hacer. Respecto de los bancos, Merkel habló de un mayor control internacional, mientras que Steinmeier anteponía la importancia de resolver el asunto en primer lugar en el ámbito nacional por la dificultad de ponerse de acuerdo todos los países afectados.
No se habló de Europa, ni de medio ambiente, ni se los problemas en la calle como los disturbios de este fin de semana en Hamburgo o el asesinato de un hombre en el metro de Munich por haberse interpuesto entre unos jóvenes de los que dos querían atracar a otro, ni de seguridad en general, ni de inmigración. En lo que afecta a los impuestos, Merkel defiende una bajada, mientras Steinmeier sólo ve la posibilidad de una subida temporal, un poco como Zapatero, pues socialistas son socialistas y acaban siempre aplicando las mismas recetas equivocadas en todas partes.
Dentro de los temas de economía se abordó la energía nuclear. Los socialistas siguen defendiendo el parón nuclear heredado de la coalición rojiverde, mientras que Merkel apuesta por seguir con ella mientras no se tengan otras alternativas.
En política exterior se tocó sólo el tema de Afganistán y la retirada prevista vagamente para 2013 (¿no barajan esta misma fecha en España? Curioso...), pero no se habló de la situación mundial ni del papel de Alemania.
En resumen, ha sido un debate que más que un duelo acabó siendo una charla para relatar a grandes rasgos la gestión de gobierno, todo generalidades que ya se han escuchado demasiado, mientras que no se da respuesta a los problemas candentes. En la valoración del público Steinmeier parece haber ganado (¡qué poco crítica es la gente! Se deja envolver por el blablablá de un diplomático sin carisma que intenta imitar la voz del ex canciller Schröder -que a su vez intentaba imitar la voz de Willy Brandt- lo que de por sí suena ya bastante ridículo). En la comparación, realmente acabaron en empate. Los moderadores preguntaban sin guión ni tiempos concretos para cada tema y fallaron en la preparación del debate. Por muchas carencias que pueden tener los debates electorales en España, al menos plantean los temas y fijan el ritmo sin dejar que se impongan los candidatos y que vuelvan constamente sobre temas ya tratados.
Mañana hay el debate entre liberales, verdes y comunistas que promete ser más interesante, especialmente porque Westerwelle (liberales) tiene muy buena dialéctica.
1 comentario:
La politica de hoy se ve en imagen y si ves a los asesores de campañas se demuestra ese hecho.Entre ellos hay grandes comunicadores y publicistas que se encargan de ver lo que puedes hacer o no hacer con tu imagen,la percepción del público y lo que tenes que decir y como decirlo para que no caiga mal.Igualmente creo que steinmeier a dado más muestras que merkel que ha sido muy conservadora en su discurso.
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