20 mayo 2014

Por una Unión Europea de los Ciudadanos


Uno de los lemas electorales de Ciudadanos Libres Unidos (Cilus), "Por una Europa de los Ciudadanos", puede parecer superfluo, pero en realidad es todo un programa.

En la actualidad, la Unión Europea ha sido todo menos una verdadera unión de estados para los ciudadanos, y mucho menos de los ciudadanos, que no han tenido oportunidad alguna de decidir sobre cuestiones fundamentales como la moneda única, la adhesión de nuevos estados o decisiones que limitan la libertad económica. ¿Qué papel juegan los ciudadanos en la UE aparte de ser los que financian todo el aparato burocrático y político?

Tanto las organizaciones originales de la UE, la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), como la posterior Comunidad Económica Europea, se crearon por intereses puramente económicos y de control político de la actividad económica, aunque la idea que inspiró a sus máximos impulsores, Konrad Adenauer y Charles de Gaulle, fue la de evitar para siempre nuevos enfrentamientos bélicos entre estados europeos y llegar a crear una unión de estados europeos en la que los ciudadanos vivieran en paz y prosperidad.

Sin embargo, la orientación principalmente económica de toda política europea de convergencia siempre dejaba a los ciudadanos al margen del juego político. Ni siquiera se planteaban la necesidad de permitir que los ciudadanos de cada país decidieran cuestiones importantes mediante referéndum.

Que hoy exista la libre circulación de trabajadores, servicios y mercancías es, sin duda, una gran ventaja - para el intercambio comercial y la búsqueda de empleo. Pero tal vez sea esta la única ventaja palpable que beneficia a los ciudadanos, pues poder trabajar en cualquier país de la UE abre muchas más oportunidades a la hora de tener que buscar trabajo, especialmente durante las crisis económicas en unos y otros estados miembros. Pero hay muchos aspectos de la vida cotidiana en los que la UE no ha hecho progreso alguno.

Pensemos sólo en la libre circulación de las personas. Se confunde fácilmente con la libertad de establecer la residencia en cualquier país de la UE, pero la realidad es que este derecho sólo existe si uno tiene trabajo o ingresos suficientes y paga las cotizaciones a la seguridad social. En caso contrario, el ciudadano puede ser expulsado y tiene que volver a su país de origen. Si un ciudadano no cumple estos requisitos, posiblemente no le pase nada, pero no podrá inscribirse en los registros policiales de extranjeros y vivirá en una situación alegal.

Estrechamente relacionado con esto está el hecho de que los ciudadanos de la UE no deberían tener consideración de extranjeros, pero en realidad no ha cambiado nada respecto a su tratamiento como tales, aunque se les añada el calificativo de "comunitarios". ¿Cómo se entiende que hoy en día no exista un tratamiento diferenciado para los ciudadanos comunitarios, que tienen que acudir a las mismas oficinas de extranjería que los extranjeros procedentes de terceros países?

¿Cómo se podría impulsar una Unión Europea de los ciudadanos?

> Por una ciudadanía europea real y efectiva

Para avanzar en la idea de que la Unión Europea es una verdadera unión de estados, la creación de los Estados Unidos de Europa permitiría establecer que todos los ciudadanos europeos tuvieran automáticamente una doble nacionalidad: la nacionalidad de su país de origen y la ciudadanía europea en el sentido de nacionalidad europea (evidentemente, considerar a los EUE una nación es bastante difícil, porque por razones históricas y culturales nunca dejará de ser una pluralidad de naciones).

La ventaja sería que ningún ciudadano de cualquier estado miembro podría ser considerado extranjero y disfrutaría automáticamente de todos los derechos civiles. Este estado federal implicaría la creación de un Documento de Identidad Europeo que sólo se diferenciaría por el estado emisor y la indicación de la nacionalidad de origen.  

La ciudadanía europea automáticamente unida a las nacionalidades de origen significaría un ejercicio pleno de los derechos civiles y políticos, con un derecho de sufragio activo y pasivo en todos los comicios electorales que correspondan al lugar de residencia permanente. No existiría discriminación alguna de los ciudadanos comunitarios en todo el ámbito de la Unión Europea o los estados Unidos de Europa.

Otros asuntos que afectan por igual a todos los ciudadanos europeos y cuya regulación unificada es de suma importancia, son una Seguridad Social Europea, un régimen tributario europeo y un régimen social europeo.

> Por una Seguridad Social Europea y una Asistencia Sanitaria Europea

La seguridad social debe analizarse por sus componentes, ya que no es lo mismo hablar de sistema de pensiones que de sistema de seguros médicos. La parte de los seguros médicos o de la asistencia sanitaria es, quizás, la que tiene más fácil solución, ya que las prestaciones son similares en toda la Unión, aunque no su calidad ni su coste. Pero estos dos aspectos podrían solucionarse en un plazo razonable.

> Por un sistema europeo de pensiones

Más compleja se presenta la unificación del sistema de pensiones, que no sólo difiere mucho entre países, tanto por la cuantía de las cotizaciones y prestaciones como por su financiación, sino que precisa de una reordenación completa para que en un futuro el sistema pueda adaptarse a los cambios demográficos sin suponer una merma de las pensiones, para lo que proponemos un sistema de capitalización combinado con garantías del estado para abandonar el surrealista funcionamiento actual por el que las pensiones actuales se financian con las cotizaciones actuales de los trabajadores en activo, con regímenes privilegiados para funcionarios públicos y otros grupos que no tienen que cotizar. Pero con una mayor movilidad dentro de la Unión será imprescindible buscar un sistema flexible y unificado que funcione en toda la UE.

> Por un régimen fiscal unificado

Del mismo modo es necesario que la UE cuente con un régimen tributario unificado, con la misma tributación en toda la Unión. Hoy por hoy, las diferencias de renta entre los países europeos no facilitan establecer una fiscalidad unificada, pero ésta debe ser el objetivo a medio o largo plazo.

> Por un sistema de prestaciones sociales unificado

Finalmente, las prestaciones sociales y educativas deben ser de ámbito europeo y se deben establecer siguiendo los mismos criterios. No parece lógico que los ciudadanos de un estado miembro puedan tener acceso a determinadas prestaciones  en otro estado miembro, cuando dichas prestaciones no existen en su país de origen. Análogamente, no resulta lógico que quienes acceden a la UE de forma ilegal o irregular puedan beneficiarse de las mismas o más prestaciones que los mismos ciudadanos comunitarios. Por ello es imprescindible que la Unión Europea aplique los mismos criterios en toda la Unión y que todos los estados miembros sigan los mismos criterios en materia de política social, de educación y de inmigración. de esta forma también se evitarían abusos de cualquier tipo.

En Cilus - Ciudadanos Libres Unidos no decimos que todo lo propuesto sea fácil y que se pueda afrontar a corto plazo, pero se deben dar los primeros pasos para conseguirlo. El camino se hace al andar, y si hay voluntad, se conseguirá.

Pedro Schwenzer
Candidato Nº2 de Ciudadanos Libres Unidos al Parlamento Europeo





18 mayo 2014

La Fuerza [centrífuga] de la [Des]Unión


Desde que empezara la crisis de Ucrania, pero especialmente desde que Rusia recuperara la soberanía sobre Crimea tras un juego bastante sucio para forzar la autodeterminación, con milicias prorrusas de por medio, la Unión Europea ha demostrado ser todo menos una unión y que tiene todo menos fuerza.

Curiosamente, en la campaña electoral europea en España el tema de Ucrania y el forcejeo entre UE, Rusia y EE.UU. ha quedado en el olvido, cuando la situación creada en el este a partir de las protestas en la plaza del Maidán de Kiev ha dejado a descubierto que la UE no es más que un club de parlanchines, de tertulianos, de tigres de papel y de burócratas ajenos a la realidad.

Es un triste espectáculo que 28 países europeos no tengan ni voz ni voluntad de consensuar una política exterior sólida que convierta a la Unión en una potencia mundial tomada en serio. Ni siquiera internamente la UE tiene autoridad suficiente para poner a los 28 en línea.

Los problemas de disciplina comunitaria ya son antiguos. Probablemente se trate de una enfermedad crónica de esta Unión Europea, porque sus objetivos prioritarios son de carácter económico, centrados en intereses económicos de los lobbies de los grandes grupos empresariales, mientras que los intereses ciudadanos quedan relegados a un lugar subordinado, cuando éstos serían de mucho más fácil solución que los primeros.

Firma del contrato con Gazprom
El último ejemplo de desunión es la política actual de Bulgaria. este país balcánico gobernado actualmente por una coalición entre socialistas y la minoría turca, no sólo adolece de un alto grado de corrupción, sino además por practicar una política prorrusa hasta un punto que casi se podría hablar de alta traición.

Resulta que de acuerdo con información facilitada por el servicio secreto alemán BND, Moscú está trabajando a marchas forzadas para convertir a Bulgaria en su cabeza de puente en la UE, lo que podría llevar a una división interna en la Unión.

El presidente ruso Putín lleva tiempo intentando parar los pies a Occidente ante los intentos de ampliar la esfera de influencia estadounidense (OTAN, UE) hacia países como Ucrania y Georgia. Y para ello cuenta con el servilismo de los antiguos comunistas, ahora llamados socialistas, donde aún tienen el mando los antiguos cuadros de funcionarios del PC búlgaro, antiguos miembros de los servicios de inteligencia y de los oligarcas búlgaros extremadamente ricos que hacen sus negocios con los oligarcas rusos. Y no olvidemos que Bulgaria es un estado miembro de la UE.

El magnate más influyente de la economía búlgara es el banquero Svetan Vassilev, quien canaliza a través de su banco KTB la mayor parte del dinero procedente de Rusia destinado a aquella parte de la industria búlgara que está bajo control estatal, especialmente el sector energético.

Las relaciones entre el gobierno búlgaro y Rusia son tan estrechas que Moscú incluso ejerce influencia a la hora de promulgarse nuevas leyes. Hace dos semanas aparecieron informes sobre cartas confidenciales del consorcio energético ruso Gazprom, dirigidas al Ministerio de Economía en Sofia. Según dichos informes, el consorcio ruso hizo llegar así a los responsables del ministerio redacciones concretas para leyes a promulgar. Especialmente afectan al gasoducto South Stream, que sirve para transportar el gas ruso a través de Bulgaria hasta Austria. Gazprom lleva el control del proyecto de varios miles de millones de euros, lo que disgusta bastante a la Comisión Europea.

El proyecto de ley prevé que en su tramo búlgaro el gasoducto sea considerado tramo de interconexión para sustraerlo a las normativas comunitarias. Según el Comisario de Energía, Oettinger, la UE tomará medidas legales para que Bulgaria cumpla las disposiciones comunitarias.

Pero los socialistas búlgaros se escudan en sus compañeros europeos, especialmente el presidente saliente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, quien no dudó en apoyar la campaña electoral de los socialistas búlgaros. El presidente de los socialistas búlgaros quiere convertirse en comisario europeo.

El presidente de la república búlgara, Rossen Plevnelyev, que no pertenece a ningún partido, lucha abiertamente contra su gobierno, porque quiere mantener la orientación occidental de Bulgaria y reducir el poder de influencia de los oligarcas en su país. "Se trata de defender los valores europeos, la libertad y la paz en nuestro continente", dijo en su reciente visita a Alemania. Y mientras tanto, el ex canciller alemán Gerhard Schröder, íntimo amigo de Putin y que trabaja para una compañía de Gazprom desde que dejó ser el jefe del ejecutivo alemán, prepara su intervención en la campaña electoral búlgara para apoyar a sus compañeros prorrusos.

Todo esto demuestra que ni siquiera los políticos socialistas occidentales actúan con lealtad a la Unión Europea. Por ello hace falta un cambio significativo en la política europea, porque si la UE no es capaz de alcanzar un  mayor grado de unión y de consenso en materias fundamentales como la política exterior, la política macroeconómica y la política fiscal, las fuerzas centrífugas van a ir a más.

Para conseguir una unión fuerte hacen falta unos Estados Unidos de Europa, con claras competencias centrales en materias esenciales. No puede ser que muchos países sigan una política exterior como hace décadas sin velar por los intereses comunes europeos.

Ciudadanos Libres Unidos aboga por esta Europa federal que esté gobernada por órganos elegidos por los ciudadanos, no por órganos autonombrados no sometidos a un control exhaustivo por el Parlamento Europeo como cámara responsable del 100% de la legislación y con capacidad de vetar decisiones de los órganos ejecutivos que no se ajustan a los intereses comunes europeos.

Mientras algunos otros partidos usan sin ton ni son lemas como "La Unión hace la fuerza" y "La Fuerza de la Unión", Cilus sí se ocupa de temas europeos y dice cómo la Unión puede alcanzar realmente la fuerza que necesita tener para tener un futuro como una verdadera unión de estados.

Pedro Schwenzer
Candidato Nº 2 al Parlamento Europeo por Ciudadanos Libres Unidos (Cilus)

Basado en el artículo publicado por el semanario alemán DER SPIEGEL Nº 20/2014, "Im Klammergriff des Kremls"
Enlace a la información de Gazprom sobre el contrato para controlar South Stream Bulgaria




15 mayo 2014

Entrevista con el Candidato de Ciudadanos Libres Unidos (Cilus) al Parlamento Europeo



Félix de la Fuente Pascual, nacido en Torrescárcela (Valladolid) en 1936  es Licenciado en Derecho y traductor jurado de alemán. Ha sido emigrante y ha trabajado en la labor social con los emigrantes en Alemania durante 10 años. Fue el primer funcionario español por oposición en el Parlamento Europeo. Tiene dos libros sobre la UE y sobre el Derecho de la Unión, uno de ellos está traducido al francés. Fue también el primer funcionario que se atrevió a poner un recurso contra el Parlamento Europeo. Conoce los problemas del campo español por ser hijo de labradores y va a luchar porque no desaparezcan nuestros pueblos.


Usted se presenta como cabeza de lista de CILUS - Ciudadanos Libres Unidos Ustedes son un partido muy pequeño ¿Cómo es que se presentan a estas elecciones? La verdad es que nosotros tampoco estábamos seguros de que lográramos presentarnos, pero se ha demostrado una vez más que tienen más fuerza las ideas que las personas. Mire cómo empezó el auténtico cristianismo o cómo Marx tampoco estaba apoyado por ningún partido político, y mire la influencia que han  tenido  ambos en la evolución de la sociedad. No es que queramos compararnos, pues nuestras ideas no son nuestras. Están ahí, pero los intereses de los partidos tratan de enterrarlas.  Además, CILUS tiene en sus estatutos que debe presentarse a todas las elecciones que pueda, para dar a conocer sus ideas. Y por tanto, mientras no nos pongan unas dificultades insuperables, nos vamos a presentar a todas. Y agradezco públicamente a todos los que nos han apoyado con sus avales, entre ellos dos de Segovia y cinco de Valladolid, uno de Palencia y otro de Salamanca..

Si no tienen ninguna expectativa de conseguir representación, ¿por qué acuden ustedes a estas elecciones? ¿No hubiera sido mejor que se unieran a otro partido?

Si lo que pretendemos es que triunfen las ideas, y no las personas, nosotros vamos a triunfar siempre, porque cada vez que nos presentemos a unas elecciones estaremos desenterrando lo que piensa mucha gente. ¿Colaborar con otro partido en las elecciones europeas? No tendríamos ningún inconveniente, pero no hemos encontrado ningún partido que esté dispuesto a renunciar a las subvenciones públicas. Si usted me indica alguno, mañana mismo nos ponemos en contacto con él. En su día entablamos contacto con Escaños en Blanco, pero prefirieron ir por libre.  La pregunta que podríamos hacernos es ¿Por qué no íbamos a  presentarnos?  ¿Cómo puede cambiar Europa si se presentan siempre y triunfan siempre los mismos partidos y las mismas políticas? ¿Cómo van a cambiar a Europa para mejor unos partidos que llevan gobernando en la Comisión Europea y ocupando los puestos en el Parlamento Europeo  y son los responsables de la degradación en que se encuentra el modelo social europeo y que han llenado a Europa de parados y miseria? ¿Cómo van a cambiar  Europa unos partidos que lo único que pretenden es “Quítate tú para ponerme yo”?

¿Es tan importante para ustedes este punto de las subvenciones?
No sólo es importante. Es vital. ¿Usted no ha visto nunca a nadie metido en un contenedor rebuscando en la basura? ¿Usted no  sabe lo que ocurre en los comedores de Cáritas y de otras organizaciones humanitarias?  ¿Se ha pasado usted por los hospitales públicos?  ¿Cree usted lógico que mientras tanto se suban este año las subvenciones a los partidos políticos en un 28%? Y como si la desafección por Europa entre los españoles no fuera poca, este aumento del 28% se justifica diciendo que es por las elecciones Europeas. ¿Usted cree que los partidos políticos gastarían tanto en las campañas electorales si supieran que después no les iban a llover millones por los votos obtenidos?

Y si a ustedes les correspondieran algunos cientos o miles de euros por los votos obtenidos, ¿no los aceptarían?

Lo tenemos prohibido en nuestros estatutos. Lo donaríamos a la investigación a alguna institución benéfica de prestigio.  Ojalá tengamos muchos votos, pues solucionaríamos más de un problema con esas subvenciones, no las despilfarraríamos. No queremos ser un problema para la sociedad, como son casi todos los partidos políticos, queremos ser una solución.

Usted vive en Cataluña. ¿Son ustedes independentistas? ¿Qué piensa de los problemas de Cataluña?

Sí vivo en Cataluña, y antes en Alemania y  Luxemburgo, pero mi corazón esté en mi pueblo, Torrescárcela. Respecto a CILUS, en realidad se gestó en Barcelona pero no rs más catalán que castellano o andaluz. Vivimos los problemas de Cataluña con la misma o mayor intensidad que los partidos pura o predominantemente catalanes.  Pero nuestra lucha por la unidad de España o contra el independentismo se funda en otras premisas. El independentismo va unido a los problemas de corrupción y de clientelismo de toda España. Nosotros atacamos a los dos problemas al mismo tiempo. ¡Fuera subvenciones improductivas! Habría entonces dineros para investigación y para cubrir otras muchas necesidades urgentes. Las organizaciones independentistas de Cataluña se vendrían abajo en dos días, si se suprimieran todas las subvenciones improductivas. Para esto, los partidos tienen que estar dispuestos a renunciar a sus subvenciones, y mientras los partidos no empiecen dando ejemplo, la lucha contra el independentismo es dar palos al agua. Está claro, por tanto, que estamos por la unidad de España, como estamos por unos Estados Unidos de Europa


Y hablando de otra cosa, ¿cuáles son sus ideas sobre la Unión Europea?

Sé que es enorme el desprestigio que sufre la Unión Europea por culpa de la mala política de nuestros grandes partidos, pero no tengo inconveniente en decir claramente lo que pensamos sobre Europa.  Somos muy críticos con la Unión Europea, pero somos muy europeos y queremos otra Europa, lo mismo que queremos otra democracia y otra España. Somos europeístas por convicción y por necesidad. Queremos unos Estados Unidos de Europa con un presidente elegido democráticamente por todos los ciudadanos, no por los partidos políticos, y, entre otras razones, lo queremos,  para que en España dejen de gobernarnos de una vez políticos corruptos e incompetentes. Queremos una Europa mucho más demócrata y mucho más social, una Europa que no dependa del gas de Rusia ni  de la banca o de las finanzas americanas, una Europa que se enfrente legalmente y con medidas eficaces a la globalización y a la competencia desleal de China y de otros países. Una Europa que cree empleo y de calidad.


¿Cómo va su inglés? Hablar bien el inglés me está costando más de lo que yo esperaba. Lo entiendo y he traducido muchos libros del inglés, pero para un castellano hablar bien el inglés es duro.  Pero le prometo que pronto llegaré a dominar el inglés hablado. Soy también traductor jurado del alemán y mi francés es muy bueno. Mi italiano, mi holandés y mi portugués son sólo regulares


¿Qué cambiaría CILUS si llegara al Parlamento Europeo?

¡Cambiaríamos tantas cosas! La UE ha sido desde el principio una de nuestras principales preocupaciones.  Es curioso que nuestro programa sobra la Unión Europea lleva ya más de un año colgado en nuestra página web.  Allí tenemos muchas propuestas, aunque no todas. Pero si decimos que queremos llegar a unos Estados Unidos de Europa, comprenderá que queremos, ente otras cosas,  unas políticas comunes de la UE en todos los campos, una desaparición de todas las fronteras y trabas físicas, culturales, administrativas y educativas, un idioma común en el que podamos entendernos todos, además de los idiomas propios de cada país y de cada región, un presidente  de toda la Unión elegido directamente por todos los ciudadanos. Quizás esto solamente sea posible entre los países de la Eurozona, pero se debe empezar. Y también pedimos que en las instituciones de la Unión Europea se apliquen las mismas medidas de austeridad que ellas  exigen a los ciudadanos  de los Estados miembros y se supriman organismo inútiles.  Además,  responsabilizamos a la Comisión y al Parlamento Europeo del fracaso de la política agrícola común. CILUS tiene propuestas para Europa, pero las tienen también para España


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REFLEXIONES SOBRE LAS ELECCIONES EUROPEAS


Hace más de dos años escribí estas palabras: “¿Más Europa? ¿Más poder para Bruselas? ¿Más pérdida de soberanía nacional? Ante todo, yo empezaría diciendo que eso de  la soberanía nacional es un mito, y mucho más en la era de la globalización. Hace mucho tiempo que hemos perdido la soberanía nacional en muchos campos: en el campo monetario, en el económico, en el militar, en el medioambiental, en el comercial, en el agrícola etc. etc.  Incluso frente a la gran banca española –no hablemos de la gran banca internacional- ¿somos acaso soberanos los españoles? Preguntémoselo a Berlusconi y a Zapatero  si ellos, elegidos democráticamente por sus respectivos pueblos, fueron soberanos o tuvieron que doblegarse. Si tenemos que decir esto de los gobiernos nacionales, que se lo piensen muy mucho los gobiernos autonómicos.”


Los españoles hemos pasado de ser uno de los países más europeístas a ser uno de los países más escépticos frente a la idea de Europa, y conviene que nos preguntemos por qué. Mientras los partidos políticos no  quieran reconocer por qué el ciudadano medio no piensa ir a votar el día 25, es inútil que pretendan engañarle alegando “que viene el coco de los antieuropeos”.

¿A qué se debe esta desafección de los españoles por la Unión Europea?
Los partidos que nos han estado gobernando en España, que son los mismos que nos han estado gobernando en Europa, alguna responsabilidad sí que han de tener ¿no? Cuando en un partido de futbol está perdiendo el equipo local, no echamos la culpa al equipo contrario de que nos esté ganando. La culpa la tendrá el equipo local que juega peor que el equipo contrario. No creemos fantasmas y echemos la culpa a los antieuropeos. La culpa la tendrán los que nos han gobernado  Sin embargo no he visto hasta ahora a ningún partido que haya entonado el mea culpa. Todos lo han hecho bien, así piensan, y lo van a seguir haciendo igual. Por ese camino no convencerán a nadie de que se acerque a las urnas.

Si al menos se preguntaran qué es lo que hemos hecho mal. Creo que nunca una persona es más alta y más digna que cuando se postra libremente de rodillas. Los ciudadanos sabemos apreciar estos gestos. Pero “sin arrepentimiento no hay perdón” No pido a los partidos que no han estado representados en el Parlamento Europeo o que no han tenido responsabilidad de gobierno aquí en España que se disculpen, pues no tienen ninguna responsabilidad, pero sí a todos los demás, si quieren que los ciudadanos españoles se acerquen a las urnas.
  

Si decimos que sin arrepentimiento no hay perdón, tampoco puede haber perdón, cuando se roba y no se devuelve lo robado, Cuando se trata de un robo de millones en el que está implicado un partido político, no basta con ir a la cárcel, ni tampoco sirve decir “ha prescrito”. Estos casos de corrupción no deberían prescriben nunca y, de hecho, ante la mentalidad de la gente no prescriben. Si no hay devolución de lo robado, no hay tampoco arrepentimiento y sin arrepentimiento no puede haber perdón. El paso del tiempo podrá borrar muchas cosas, pero será siempre una herida mal curada, que permanecerá mucho tiempo en el inconsciente colectivo. Que no busquen los partidos políticos a los culpables del absentismo. Basta con que se miren a sí mismos.

No, no va a ser nada fácil que el ciudadano vuelva a tener confianza en los políticos y vuelva a votar ilusionado en unas elecciones al Parlamento Europeo. ¿Lo lograrán las otras formaciones  que no tienen responsabilidad política o que se presentan por primera vez a estas elecciones.? Todo dependerá  de la seriedad de sus propuestas y de sus programas. Decir que queremos una Europa más democrática o una Europa de los ciudadanos puede sonar muy bonito, pero no es suficiente, porque el ciudadano espera propuestas prácticas. Tampoco sería suficiente que prometan que van a exigir bajar los sueldos de los eurodiputados o suprimir los gastos inútiles, por estas promesas son mu etéreas. Una propuestas concreta sería, por ejemplo: supresión de las embajadas de las regiones y de los Estados miembros, pues ya están las embajadas de la Unión Europea. Otro  ejemplo concreto, elección directa del presidente de la UE por todos los ciudadanos de la UE. Otro ejemplo sería la supresión del 95% o de la totalidad de los gastos de las campañas electorales al Parlamento Europeo, pues son gastos inútiles que se pueden suplir con las medios de comunicación públicos que tienen todos los Estados miembros, Estas medidas concretas pueden resultar interesantes y necesarias, pero tampoco serán suficientes para ilusionar al ciudadanos.

En estos momentos viene a mi mente un proverbio latino que die “Medice, cura te ipsum”. Médico, cura te a ti mismo. Yo quisiera que se lo aplicaran los nuevos partidos, pues los  antiguos ya están demasiado viciados con malos hábitos difíciles de desarraigar.  Políticos, queréis una Europa más democrática. Muy bien. Pero ¿qué democracia tenéis en vuestros partidos? ¿Hay respecto a las minorías dentro de vuestro partido? Lo que da calidad a la democracia es eso: el respecto a las minorías y la igualdad de todos ¿No tenéis clientelismo  ni favoritismo? Estáis exigiendo austeridad a millones de ciudadanos, ¿Qué austeridad es la vuestra? ¿Cuánto millones estáis gastando en propaganda electoral? ¿Os vamos a tener que seguir subvencionado todos? Y ¿por cuánto tiempo? ¿No creéis que se debería suprimir casi todos estos gastos inútiles y las subvenciones públicas?

La afluencia a las urnas el próximo día 25 depende de todos. Frente a la mala calidad democrática de nuestro país, no pedimos que vuelva la dictadura. Frente a la Unión Europea actual, no podemos decir “volvamos a los nacionalismos de los Estados”. Ir contra la marcha de la historia es estar condenado al fracaso. Queremos otra Europa, y por esa Europa queremos luchar y queremos votar. Digamos, como en su día dijeron los gallegos: “si no votamos, no os botamos”



 

09 mayo 2014

Celebraciones anacrónicas en una Europa unida


Como todos los años, hoy ha tenido lugar la celebración anual del fin de la Segunda Guerra Mundial con la victoria sobre Alemania, gobernada entonces por un régimen dictatorial de extrema izquierda nacionalista. Y ya van 69 años de celebraciones.

Todas estas celebraciones de guerras y ofensivas bélicas contra países que se suponen amigos y socios de los celebrantes en una Europa cada vez más unida, al menos formalmente, para crear una gran comunidad política y económica con libre movimiento de personas y mercancías entre los veintiocho países miembros, resultan cada vez más anacrónicas. Incluso me atrevería a decir que son una ofensa más que un homenaje a los caídos o la proeza bélica.

No se trata de que se olviden determinados hechos históricos, sino de no reabrir viejas heridas, fomentando el resentimiento y el odio más que cultivar la memoria histórica para evitar que se repitan circunstancias que llevaron a las grandes guerras que no fueron más que destrucción de vidas humanas y patrimonios culturales, mientras que nunca sirvieron realmente para nada si comparamos situaciones anteriores y posteriores al empleo de la violencia bélica.

Especialmente destacan las celebraciones rusas en la Plaza Roja de Moscú, en un momento en el que la Federación Rusa pretende volver al imperialismo y a las malas maneras que ejercía desde 1801 y sobre todo durante los setenta y tres años de la dictadura comunista, con una demostración a la vieja usanza soviética del poder bélico.
Lo que se omite en todas estas celebraciones, a las que en los últimos años asiste siempre el gobierno alemán, para seguir humillándose y ser humillado por algo que hizo un régimen totalitario en tiempos ya remotos, es todo el sufrimiento del pueblo derrotado al tener que soportar los pillajes, los asaltos, las violaciones y crueldades, la tortura y el rapto, la expulsión de su territorio, la destrucción del patrimonio cultural por las tropas soviéticas, al igual que la destrucción masiva de ciudades indefensas por los británicos de gente que nada podía hacer para evitar la guerra y los demanes de sus dirigentes políticos. No son proezas dignas de celebraciones.

Por otra parte, los franceses, que iban de remolque, ya que no pintaron realmente nada al no disponer de ejército propio operativo en aquel momento, son los más interesados en recordar el día en que comenzaron a recuperar su independencia, pero no sin haber colaborado un tiempo y en una parte de Francia con los ocupadores nazis.

Sería mucho más útil celebrar hechos históricos que simbolizan el nexo de unión entre los europeos, su origen común y el carácter positivo de algunos acontecimientos que fueron todo menos el enfrentamiento entre pueblos.

En realidad se trata de un recalentamiento continuo del sentimiento de culpabilidad de unos y de triunfo de otros, de subrayar que unos son perdedores y otros vencedores, de actos de humillación y demostración de supremacía.

Obama ya dejó entrever su actitud cuando en plena campaña electoral estadounidense dio su discurso en Berlín, bajo la Columna de la Victoria. Su semblante sereno, de predicador americano, es engañoso y hace temer lo peor. EE.UU. quiere imponer a Europa cuál ha de ser la política europea y quién manda aquí.

En una Europa unida lo que no procede es celebrar acontecimientos que humillan a otros. En Europa, todos los países han tenido guerras entre sí, incluso estados alemanes se enfrentaron unos con otros por intereses territoriales. Si realmente se quiere llegar a crear unos Estados Unidos de Europa, lo que tiene que prevalecer son los valores comunes, la concordia entre los pueblos y la superación de resentimientos históricos.

Tal vez algunos países aún no han comprendido que ya no son ni deben ser hegemónicos, mientras que otros dejaron de celebrar hace tiempo batallas contra países que hoy son amigos y socios. Un sentimiento europeo tiene que partir de una nueva forma de pensar y de actuar sin quedar anclado en un pasado ya remoto que la mayoría de las nuevas generaciones apenas conocen de los libros y de la televisión ni pueden entender. El mundo nunca cambiará siguiendo viejos esquemas de potencias mundiales o continentales y países subordinados.

Las conmemoraciones casposas de hazañas bélicas como la del 9 de mayo deben cesar. Necesitamos una política nueva, necesitamos políticos nuevos. El mundo ha cambiado, pero los políticos siguen con una mentalidad del siglo XIX, con intereses geopolíticos caducos e inmovilistas. Los actos del 9 de mayo se organizaron -como se pudo ver en la televisión- para un público selecto, decorado con veteranos de guerra luciendo medallas, que en 1945 debían haber sido muy jovencitos. Es el mundo particular en el que viven los gobernantes, lejos de los ciudadanos a los que hacen pagar las facturas. ¿Es esa la Europa que queremos? 
Cilus - Ciudadanos Libres Unidos quiere otra Europa. 

01 mayo 2014

Una Europa federal o el caos

Parece atrevido, osado, afirmar que sólo una Europa federal nos puede salvar del caos. Es uno de los lemas electorales de Ciudadanos Libres Unidos (Cilus) para los comicios del 25 de mayo de 2014.

Por ahora, no parece que ningún otro partido español pide una Europa federal. Pocos partidos se ocupan realmente de temas europeos. En España, el federalismo tiene alguna connotación negativa, porque para España no sería un modelo de estado conveniente por los nacionalismos y la asimetría entre las comunidades autónomas. Pero tratándose de la Unión Europea, la cosa cambia radicalmente.

Una Europa federal -es decir, una Unión Europea organizada como un estado federal- acabaría con el mal funcionamiento del que adolece esta unión de estados europeos, marcada por la desunión en muchísimas cuestiones fundamentales, ya que establecería un funcionamiento diferente.

En la actualidad, la falta de una estructura federal implica que las instituciones gubernamentales europeas no tengan una estructura y legitimación democráticas, sino que funciona de una forma oligárcica y autocrática por medio de la Comisión Europea, formada por los gobernantes nacionales no elegidos para ejercer funcones en dicha comisión, mientras que el parlamento es meramente decorativo, con escasas competencias decisorias relevantes, y ni siquiera tiene el poder de elegir al "gobierno" europeo, que en cierto modo se autonombra, legisla a puerta cerrada y no tiene que responder ni ante el Parlamento Europeo, única institución elegida democráticamente por los ciudadanos europeos.

Si partimos, por ejemplo, del sistema federal alemán, una Unión Europea federal tendría que contar, necesariamente, con dos cámaras parlamentarias: el Parlamento Europeo y el Consejo Federal (para darle un nombre usual), ambas al 100% con competencias decisorias. El Parlamento Europeo sería la cámara que elige al presidente o jefe del gobierno europeo, mientras que el Consejo Federal sería la representación de los estados miembros, con ciertas competencias de veto legislativo. Ambas instituciones decidirían por mayoría, no por unanimidad, como suele ser el funcionamiento actual.

Los estados miembros no perderían su autonomía ni sus jefes de estado ni su identidad nacional. Pero el funcionamiento de la UE sería más transparente y más democrático, y sus máximos responsables tedrían que ocuparse de cuestiones comunes de todos los europeos, como pueden ser la política exterior, la política fiscal, la política social y la política macroeconómica.

Claro está que esa Unión Europea federal no podría ocuparse de los problemas internos y estructurales de cada estado miembro. Pero tendría que marcar unas pautas generales de política europea para evitar en el futuro que se produzcan tantas divergencias cuando se trata de resolver conflictos internacionales. No puede ser que los estados miembros sigan con la misma política de intereses nacionales como hace cien años, algo que se vio muy bien en la guerra en los Balcanes, o que la UE se muestre incapaz de afrontar una crisis como la desatada en Ucrania, quedando a la vista su falta de poder, de autoridad y de capacidad para encontrar una solución y ser un interlocutor válido y potente entre Ucrania, Rusia y Estados Unidos. Como dijo el insigne periodista alemán Peter Scholl-Latour, la UE cree que es poderosa, pero no pinta nada en la política internacional.

A la vista está que la UE está sumida en cierto caos interno. Es más una tertulia de charlatanes que una unión de estados con una línea común en materia de política exterior, económica, tributaria y social. Sus dirigentes viven alejados de la realidad de los ciudadanos europeos y se ocupan de cuestiones que en lugar de facilitar la vida de todos sólo sirve para reducir cada vez más la libertad individual, sea para producir bombillas, cultivar verduras torcidas o establecerse libremente en cualquier parte de la UE. 

Una UE federal supondría también la creación de DNIs y pasaportes europeos, sistemas de seguridad social y de pensiones convergentes, sistemas y políticas tributarias unificados y un derecho de voto universal con independencia del estado de residencia de cada ciudadano comunitario y del tipo de elecciones (nacionales, autonómicas o regionales y municipales).

Sin duda supondría un paso hacia adelante un poco complejo. Pero si queremos una Unión Europea que funciona, sin tantas desigualdades entre estados, la solución será una Unión Europea con estructura de estado federal. ¿No lo han pensado nunca? Por eso el lema: Una Europa federal o el caos. Todo o nada. Avancemos hacia la Europa federal si queremos una Europea unificada, u optemos por disolverla. La solución intermedia actual lleva al caos.

Pedro Schwenzer
Candidato Nº 2 de Ciudadanos Libres Unidos para el Parlamento Europeo


11 enero 2014

La Infanta imputada o La confusión intencionada del significado de la Monarquía




Abundan estos días los artículos sobre y, ante todo, contra la Infanta Doña Cristina y contra la Monarquía en España.

Desde que apareció el caso Noós como asunto colateral del asunto Palma Arena, un caso de corrupción política de mucha más envergadura que la empresa del consorte plebeyo de la Infanta, no han parado las filtraciones -sin duda intencionadas- para perjudicar la imagen de la institución monárquica española. Y resulta bastante lamentable la falta de seriedad de muchos periodistas en el asunto de la Infanta Doña Cristina. Sobre todo el debate nada objetivo sobre si se debe o no imputar a la Infanta en relación con las operaciones comerciales de su cónyuge parece haberse convertido en fuente inagotable para los sectores antimonárquicos -bastante minoritarios, pero con mucha capacidad de hacerse oír- para arremeter contra la institución monárquica que nada tiene que ver con los negocios de un particular y mero miembro político de la Familia Real.

En todo este debate se mezclan muchos conceptos. La Infanta Doña Cristina no es la Monarquía, sólo es una hija del Rey. En la Monarquía sólo existe un titular de la Corona: el Rey, mientras que al  Príncipe Heredero corresponde un lugar destacado y relevante, porque va a suceder al Rey cuando llegue el momento. En cambio, las hijas del Rey forman simplemente parte de la Familia Real, sin funciones constitucionales. La Monarquía es la forma de estado, y la Corona representa al estado. Las Infantas son personas privadas, y sólo actúan en nombre del Rey en representación de éste en actos de menor importancia, lo que es la única circunstancia cuando adquieren relevancia pública.
Por su parte, el Rey siempre ha cumplido con sus obligaciones constitucionales.

Lo triste del asunto Urdangarín es el interés político que algunos funcionarios de Justicia parecen tener cuando no hacen más que querer implicar a toda la Casa Real en un caso en el que se trata de negocios del consorte de la Infanta Doña Cristina que éste hizo aprovechándose de su posición privilegiada, incluso después de haber sido advertido por la Casa Real de no hacerlo. El error del Rey fue no haber parado en seco las operaciones comerciales de su yerno con algunos estamentos políticos, desarrollando un comportamiento nada ejemplar. Pero no olvidemos que Noós es un asunto colateral de Palma Arena y que las responsabilidades son de los políticos que adjudicaron contratos a Urdangarín sin respetar los procedimientos habituales. Al menos, este parece ser el caso, pero todo siguen siendo especulaciones mientras no se haya celebrado el juicio correspondiente y se haya dictado sentencia firme. Los medios de comunicación y algunas partes de la ciudadanía, sin embargo, ya parecen haber sentenciado no sólo al consorte de la Infanta, sino a la misma Infanta, al Rey y a la Monarquía sin diferenciar en absoluto entre estado, Corona y los diferentes asuntos judiciales.

Ahora que el juez ha decidido imputar a la Infanta Doña Cristina, nuestra valoración lógicamente es de respeto a la decisión judicial, si bien no podemos compartirla, pues estamos de acuerdo con la fiscalía, Hacienda, la Abogacía del Estado y las defensas de las partes de que no se puede imputar a nadie sólo con meros indicios y sin pruebas, y como dijo el fiscal, no se puede imputar a nadie por lo que es, sino por lo que ha hecho. El juez Castro dice que sólo quiere oír a la Infanta, pues si eso fuera verdad, la habría llamado en calidad de testigo y no como imputada.

Se ha dicho por activa y por pasiva que la ley es igual para todos. Nosotros como Asociación Monárquica Europea nos preguntamos: ¿Se habría investigado con tanto celo una situación similar si en lugar de tratarse de la Infanta Doña Cristina hubiera sido una ciudadana cualquiera? La ley en este caso parece más igual para unos que para otros. Si se demuestra con pruebas que la Infanta ha cometido algún delito, la Ley debe caer sobre ella con todo su peso, pero con pruebas irrefutables. De todos modos, tanto ella como su marido ya están condenados social y mediáticamente aunque salgan absueltos.

La Infanta en todo caso puede declarar como testigo, no como imputada, ya que las empresas fueron gestionadas por su marido y el socio de éste. Todo esto no tiene que ver ni con la Monarquía ni con el Rey, sino con los intereses de unos políticos corruptos que presumiblemente esperaron obtener prebendas muy particulares de estos negocios - o tal vez sólo querían decorarse con cierto glamour monárquico, quién sabe.
Aún más lamentable son filtraciones en toda la fase de instrucción y que la instrucción lleve ya casi 3 años sin que se haya llegado a celebrar ningún juicio. Como dijo muy acertadamente el Jefe de la Casa Real, esta prolongación inusitada de la fase de instrucción sin celebrar juicio es un martirio - y lo es no sólo para la Casa Real, sino para toda la sociedad. El juez parece prolongar aposta un procedimiento que debería ser bastante más corto. Pero la Justicia en España nunca se ha caracterizado por su rapidez y eficacia, mientras contrasta mucho con los sistemas judiciales de otros países donde no es normal que algunos jueces se hagan célebres por sus actos, caracterizados en algunos casos por unas tendencias políticas concretas. No es normal, desde nuestro punto de vista, cómo se ha desarrollado la instrucción, con continuas filtraciones, curiosamente siempre al mismo periódico. Filtraciones que casualmente tampoco se han investigado; ha habido reuniones del juez con la abogada de la acusación particular, grabadas y publicadas por un medio de comunicación que cuestionan seriamente la imparcialidad de la instrucción; publicación de correos electrónicos impresos en papel que nada aportaban al núcleo duro de las investigaciones, pero que servían para destruir la imagen de la Infanta y su entorno familiar y que el juez dio por buenos sin molestarse en investigar el soporte informático de los mismos, etc., etc.

En este tema, muchos periodistas, políticos, autodenominados expertos y ciudadanos en general, dan por sentado que hay presiones para que la Infanta salga indemne, pero todos dan también por sentado que no hay esas mismas presiones en sentido contrario y dan por buena esa “curiosa” instrucción del caso. Aceptan y aplauden entusiasmados al juez, que parece tener tan claro el papel de la Infanta, que necesita más de 200 folios para intentar justificar su postura, aplauden que la imputación solo esté sustentada por la opinión subjetiva del juez, el sindicato ultraderechista Manos Limpias, cuyas caras visibles son Miguel Bernard, ex líder del desaparecido Frente Nacional e imputado por coacción y estafa como recoge hoy ABC; la abogada del mismo sindicato, Virginia López, que fue pillada de copas con el juez Castro, y el mismo medio de comunicación beneficiado con las filtraciones y cuyos titulares de prensa sobre el caso están más cerca del sensacionalismo que de la información.

En cambio, se critica muy duramente, se ven tejemanejes y presiones tras la decisión del fiscal del caso, de la Fiscalía General del Estado, de la Abogacía del Estado y de Hacienda al rechazar la imputación. Se da más credibilidad a un juez que hasta ahora sólo se ha movido entre indicios y suposiciones, a un ultraderechista imputado por estafa y a su abogada y a un medio supuestamente independiente que a organismos e instituciones como los mencionados.

Lo más llamativo es la falta de criterio al tratar los diferentes asuntos y el aparente desconocimiento del funcionamiento y la composición de muchas instituciones. Monarquía significa "gobierno de uno", lo que aplicado a los tiempos presentes se podría traducir con "reinado de uno". Es decir, la Monarquía no la representa una multitud (toda una Familia Real), sino el Rey y nadie más que el Rey.

La ventaja de la Monarquía es que la familia del Rey puede asumir la representación de éste si así lo decide, pero eso no cambia nada respecto de la titularidad de la Corona, que corresponde a UNO, no a todos. La Reina y las hijas del Rey forman parte de la cara visible de la Monarquía, pero ellas no son la Monarquía. Los consortes de las infantas ni siquiera son representantes auténticos de la Familia Real, son anexos irrelevantes de la Familia Real sin llegar a ser realeza.

Vimos muy bien cuál es el diferente trato que recibe el Rey como titular de la Corona y jefe de estado y cuál es el trato que recibe el Príncipe Heredero. Cuando el Rey no pudo asistir a la Cumbre Iberoamericana se dijo claramente que el Príncipe no podía sustituir al Rey como jefe de estado. Entre otras razones el problema reside en que no hay Ley Orgánica que regula el funcionamiento de la institución monárquica, y al ser el Rey el único representante legítimo de la Monarquía Española (= del estado), sus funciones no pasan automáticamente a otros miembros de la Familia Real, ni siquiera al Príncipe Heredero. De hecho, vimos que Don Felipe representó al Rey en la Cumbre Iberoamricana, pero sólo en algunos actos, no como jefe de estado, mientras tuvo que complementar su viaje con otros actos representativos de tipo cultural o económico. Por lo tanto, si ni siquiera el Príncipe puede asumir las funciones del Rey, menos aún lo pueden hacer las Infantas, por mucho que estén en la línea de sucesión (lo que de por sí no significa más que un más hipotético que efectivo derecho a suceder al Rey si faltasen todos los sucesores intermedios. Consecuentemente, no se puede confundir la Monarquía con la Infanta Doña Cristina. La Monarquía es el estado y al estado lo representa el Rey como jefe del estado.

Por consiguiente, los negocios del consorte de la Infanta los hizo un particular que hizo mal uso de su posición privilegiada y de los contactos que esta posición le permitía establecer gracias a su matrimonio con una hija del Rey. Los negocios no los hizo el Rey (la Corona) ni la Monarquía (el estado).

Y sin venir a cuento, se especula constantemente sobre una eventual abdicación del Rey, que evidentemente se quiere poner en relación con el asunto Urdangarín, como si se estuviera deseando desestabilizar a la Monarquía para echarle toda la culpa de todos los males que sufre España, cuando estos males son responsabilidad única y exclusiva de la clase política gobernante y que en nada cambiarían si se acabase con la Monarquía, que es la única garantía de mantener la unidad nacional, la estabilidad política y el prestigio internacional que la clase política ha ido arruinando legislatura tras legislatura.

Por más que algún político y periodista se emocione o se frote las manos pensando en la abdicación del Rey o la caída de la Monarquía, ésta seguirá, porque la opción republicana tiene una historia muy negra por más que ahora esté de moda manipular aquel período histórico para pintarlo de rosa, pero que en realidad tuvo mucho de terrorífico y poco de democrático y que nos llevó a una guerra civil y a una dictadura. Si el Rey aguantó en la Transición entre la extrema derecha, la extrema izquierda y la crisis económica, hoy hará lo mismo y mejor, porque cuenta con el Príncipe, un hombre muy preparado, mientras nuestra clase política oscila entre la mediocridad, la falta de sentido de Estado y la estulticia.


¡Larga vida al Rey!


Fuente: Monarquía Europea