Un principio del liberalismo es que la libertad de uno acaba donde empieza la libertad de otro, y eso incluye la disciplina en todos los ámbitos, algo que no se aprende sin que las autoridades de cada ámbito lo enseñen.
Lamentablemente, desde la generación del 68 en Europa se ha expandido la creencia de que el antiautoritarismo es lo que ayuda a desarrollar plenamente la personalidad, sin fronteras, cuando en realidad ha llevado a un egoismo enfermizo que implica la falta de respeto y la desconsideración hacia los demás. Esto se observa muy bien en los comportamientos de ocio: botellones, ruido por la calle, fiestas en pisos sin límite de hora. Cada uno pide para sí mismo la libertad ilimitada para "desarrollar su personalidad".
Por añadidura, la inmigración descontrolada y la adaptación de nuestras sociedades occidentales a las exigencias tercermundistas de muchos de los inmigrantes ha hecho perder una cultura que era bastante ordenada. La tolerancia que nos exigen parece implicar tolerar cualquier desmán de gentes que no han tenido el desarrollo social que hemos tenido en Europa y que para colmo suelen ser, en su mayoría, de un estrato social muy bajo, ya que los que tienen más nivel social, cultural y económico no tienen, normalmente, la necesidad de emigrar. Quienes nunca han aprendido comportarse disciplinadamente y llegan a una sociedad en la que se ha impuesto el antiautoritarismo progre, nunca aprenderán a comportarse.
Entre unos factores y otros, niños y jóvenes crecen en una sociedad en descomposición en la que cada uno hace lo que le dé la gana, sin respetar normas, usos y leyes. Expresión de ello en lo político son los nacionalistas y extremistas de cualquier índole que anteponen sus intereses egoístas a la ley imperante, animados por la dejadez de funciones del gobierno y de la justicia. Lo que ocurre en colegios e institutos sólo es expresión de lo que ocurre en todos los ámbitos de la sociedad actual: Padres que no tienen educación no pueden transmitir valores a sus hijos, el egoísmo de los individuos favorece la descomposición de la familia, de la convivencia en sociedad, el compañerismo se convierte en competencia desleal, agresividad e indiferencia.
Sería interesante saber de aquellos que son responsables de la educación de hijos, niños, jóvenes y ciudadanos cuáles piensan pueden ser las soluciones. ¿Cómo se puede imponer otra vez disciplina y aplicación entre los alumnos? ¿Cómo se puede conseguir civismo entre jóvenes y no tan jóvenes para sentar las bases de un desarrollo de la sociedad occidental en armonía?
Lo que suele ocurrir es que unos se pasan la pelota a otros sin dar soluciones, aunque los padres, profesores y agentes sociales por sí solos no pueden solucionar nada, aunque sí pueden contribuir a mejorar las condiciones de convivencia.
¿Cuál es la razón de ese deterioro en los últimos 30 años? ¿Cómo es posible que los ministros de educación no hayan actuado? ¿Cómo es posible que los políticos gobernantes se preocupen más por la crispación para satisfacer sus delirios de poder y cambio social en lugar de dedicarse a la res pública, la causa común que debería regir para establecer las premisas del buen gobierno? ¿Qué es lo que hacen realmente los ministros de educación y cultura?
Se puede observar que en los colegios privados el tema de la disciplina y la aplicación es muy diferente. ¿Por qué funciona un sistema de pago y no un sistema gratuito sostenido por los contribuyentes? ¿En qué falla la escuela pública? Evidentemente no falla como tal, sino falla su dirección ministerial.
Los movimientos revolucionarios como él del Mayo de 1968 han tenido sus aspectos positivos, porque sirvieron para remover formas de pensar anticuadas como la discriminación de la mujer frente al hombre, de la madre soltera frente al matrimonio, del socialmente desfavorecido frente al económicamente pudiente. Pero el haber removido muchas estructuras sociales como el sistema educativo y sus contenidos fundamentales ha causado muchos desajustes que se han convertido en una especie de cáncer social difícil de extirpar.
El exceso de solidaridad e igualitarismo han llevado a un descenso del nivel cultural y educacional de las sociedades occidentales en el que el individuo pierde cada vez más libertad para desarrollarse en condiciones óptimas en una sociedad igualada, pero sin oportunidades reales de progreso, porque la igualdad igualitaria limita mucho más la libertad individual por quedar ésta restringida para favorecer a los que no quieren progresar ni quieren dejar que progresen los demás. El igualitarismo lleva al parasitarismo financiado por los que aún tienen valores y sostienen las bases económicas de la sociedad.
Lamentablemente, desde la generación del 68 en Europa se ha expandido la creencia de que el antiautoritarismo es lo que ayuda a desarrollar plenamente la personalidad, sin fronteras, cuando en realidad ha llevado a un egoismo enfermizo que implica la falta de respeto y la desconsideración hacia los demás. Esto se observa muy bien en los comportamientos de ocio: botellones, ruido por la calle, fiestas en pisos sin límite de hora. Cada uno pide para sí mismo la libertad ilimitada para "desarrollar su personalidad".
Por añadidura, la inmigración descontrolada y la adaptación de nuestras sociedades occidentales a las exigencias tercermundistas de muchos de los inmigrantes ha hecho perder una cultura que era bastante ordenada. La tolerancia que nos exigen parece implicar tolerar cualquier desmán de gentes que no han tenido el desarrollo social que hemos tenido en Europa y que para colmo suelen ser, en su mayoría, de un estrato social muy bajo, ya que los que tienen más nivel social, cultural y económico no tienen, normalmente, la necesidad de emigrar. Quienes nunca han aprendido comportarse disciplinadamente y llegan a una sociedad en la que se ha impuesto el antiautoritarismo progre, nunca aprenderán a comportarse.
Entre unos factores y otros, niños y jóvenes crecen en una sociedad en descomposición en la que cada uno hace lo que le dé la gana, sin respetar normas, usos y leyes. Expresión de ello en lo político son los nacionalistas y extremistas de cualquier índole que anteponen sus intereses egoístas a la ley imperante, animados por la dejadez de funciones del gobierno y de la justicia. Lo que ocurre en colegios e institutos sólo es expresión de lo que ocurre en todos los ámbitos de la sociedad actual: Padres que no tienen educación no pueden transmitir valores a sus hijos, el egoísmo de los individuos favorece la descomposición de la familia, de la convivencia en sociedad, el compañerismo se convierte en competencia desleal, agresividad e indiferencia.
Sería interesante saber de aquellos que son responsables de la educación de hijos, niños, jóvenes y ciudadanos cuáles piensan pueden ser las soluciones. ¿Cómo se puede imponer otra vez disciplina y aplicación entre los alumnos? ¿Cómo se puede conseguir civismo entre jóvenes y no tan jóvenes para sentar las bases de un desarrollo de la sociedad occidental en armonía?
Lo que suele ocurrir es que unos se pasan la pelota a otros sin dar soluciones, aunque los padres, profesores y agentes sociales por sí solos no pueden solucionar nada, aunque sí pueden contribuir a mejorar las condiciones de convivencia.
¿Cuál es la razón de ese deterioro en los últimos 30 años? ¿Cómo es posible que los ministros de educación no hayan actuado? ¿Cómo es posible que los políticos gobernantes se preocupen más por la crispación para satisfacer sus delirios de poder y cambio social en lugar de dedicarse a la res pública, la causa común que debería regir para establecer las premisas del buen gobierno? ¿Qué es lo que hacen realmente los ministros de educación y cultura?
Se puede observar que en los colegios privados el tema de la disciplina y la aplicación es muy diferente. ¿Por qué funciona un sistema de pago y no un sistema gratuito sostenido por los contribuyentes? ¿En qué falla la escuela pública? Evidentemente no falla como tal, sino falla su dirección ministerial.
Los movimientos revolucionarios como él del Mayo de 1968 han tenido sus aspectos positivos, porque sirvieron para remover formas de pensar anticuadas como la discriminación de la mujer frente al hombre, de la madre soltera frente al matrimonio, del socialmente desfavorecido frente al económicamente pudiente. Pero el haber removido muchas estructuras sociales como el sistema educativo y sus contenidos fundamentales ha causado muchos desajustes que se han convertido en una especie de cáncer social difícil de extirpar.
El exceso de solidaridad e igualitarismo han llevado a un descenso del nivel cultural y educacional de las sociedades occidentales en el que el individuo pierde cada vez más libertad para desarrollarse en condiciones óptimas en una sociedad igualada, pero sin oportunidades reales de progreso, porque la igualdad igualitaria limita mucho más la libertad individual por quedar ésta restringida para favorecer a los que no quieren progresar ni quieren dejar que progresen los demás. El igualitarismo lleva al parasitarismo financiado por los que aún tienen valores y sostienen las bases económicas de la sociedad.
1 comentario:
Un principio del libertinaje es que termina en el liberticidio.
Del asunto de los libertinos se ha ocupado desde varios aspectos Francisco Cabrillo, porque hubo un tiempo en que se pudo confundir libertino con liberal. De hecho, si te das cuenta, aún conservamos esa confusión.
Por eso, para ser más exactos, algunos han dado en llamarse liberal-conservadores, o libertarios-consevadores (que es la denominación que prefiero). En cualquier caso, libertarios de derechas.
Me gusta tu blog.
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