Nunca me ha gustado demasiado Álvarez Cascos. Tenía sus más y menos durante el gobierno de Aznar. Pienso que como ministro de Fomento fue bastante regular por la lentitud en sus decisiones y gestiones, pues el nudo norte de Madrid y el PHN podrían haberse ejecutado mucho antes evitando así lo que pasó al ganar ZP: ni nudo norte ni trasvases de aguas sobrantes de los ríos. Pero a las infraestructuras ejecutadas durante el gobierno de Aznar es de agradecer el progreso de este país, mientras que el parón impuesto por el PSOE por puro revanchismo y no por consideraciones objetivas ha supuesto para España el estancamiento y el regreso.
La decisión de Rajoy demuestra la incapacidad del presidente del PP para ser una alternativa convincente de gobierno. Su miedo constante a meter la pata le lleva a dudar siempre de todo lo que podría decir, y de esta forma no dice nunca nada. No se atreve a dar su apoyo a candidatos más decididos que él, y eso es un mal presagio de lo que va a ser el gobierno presidido por Rajoy: ministros sin personalidad, sin garra, sin coraje para tomar decisiones. Será un gobierno de tecnócratas grises que hacen su trabajo sin hacer sombra a su insignificante y aburrido líder, un gobierno que llegará por necesidad y por inevitabilidad para sacar al país de su crisis sin pena ni gloria.
La decisión de Rajoy -y tengamos en cuenta que el PP es un partido dedocrático sin democracia interna- no es sino reflejo del origen mismo del actual jefe del partido y candidato a la presidencia del gobierno: Rajoy fue una de las decisiones erróneas de más envergadura de Aznar, junto a la de apoyar a Bush en su guerra contra el Iraq, y fue peor opción, ya que en las encuestas no llegaba más que al octavo lugar. Pero fue puesto allí por Aznar, desafiando la suerte, como si tuviera las elecciones ganadas de antemano.
Álvarez Cascos sería, seguramente, la mejor opción del PP en Asturias. Otra decisión errónea. Otro error fundamental como cuando Rajoy regaló el segundo debate televisivo electoral en 2008 a Zapatero, mientras que el leonés le había presentado en bandeja a Rajoy oportunidades para torearle con facilidad con estocada final fulminante. Pero Rajoy se acojonó y fracasó en toda línea.
No veo los 18 puntos de ventaja del PP sobre el PSOE. La marcha de Álvarez Cascos del PP es una muestra más de que no todo es esperar que la manzana podrida caiga sola para hacerse con el gobierno. Los ciudadanos esperan algo más, no la inercia rajoyana ante los retos.
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