España pierde cada día más su atractivo como emplazamiento para centros productivos de las multinacionales. A ello contribuye sin duda que tengamos un gobierno nacional sin rumbo, obcecado por sus proyectos ideológicos para poner patas arriba a España, pero incapaz de presentar proyectos viables para reconducir la crisis económica y financiera, así como la locura nacionalista del independentismo con imposición de lenguas regionales. Claro que este último aspecto nunca lo mencionan, sólo alegan caída de ventas y causas similares, que sin duda influyen bastante, pero las cuestiones políticas y económicas de un país determinan la decisión de una multinacional de seguir invirtiendo o no.
En el caso de España, las incertidumbres son varias. En primer lugar, tenemos un gobierno que lleva siete años con un discurso vacío y practicando un despilfarro inusual de dinero a favor de entidades ideológicamente afines. En segundo lugar, se arrima a gobiernos totalitarios como los de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y China, lo que quita credibilidad a España y crea desconfianza entre los socios europeos y norteamericanos. En tercer lugar, la mala situación financiera a la que han llevado la política del despilfarro y el mal uso de las cajas de ahorros pone en riesgo la continuidad de España en la moneda única europea y, por tanto, implica que en caso de tener que emitir una nueva moneda nacional ésta sufrirá a corto plazo una devaluación galopante, un aspecto nada interesante para las multinacionales, ya que sus empresas en España perderían mucho de su valor. En cuarto lugar, el riesgo de la independencia de alguna región española como Cataluña supondría una desestabilización política grave en España, y mientras tanto el nacionalismo excluyente de los sucesivos gobiernos catalanes dificulta enormemente la contratación de personal cualificado por haber convertido a Cataluña en una región nada atractiva en materia de libertad lingüística, educación y relaciones comerciales.
El último ejemplo es que la multinacional japonesa Yamaha ha anunciado hoy el cierre de la fábrica de motos de Palau-solità i Plegamans. La compañía alega una fuerte caída de las ventas de motocicletas en Europa como justificación de una decisión que ha sorprendido a los sindicatos y la Administración.
El cierre afectará a unos 430 trabajadores y supone un golpe a la presencia industrial de grupos japoneses en Cataluña tras la marcha o reestructuración de Sony, Honda, Panasonic y Nissan.
La dirección de Yamaha en España ha puesto en marcha el proceso de comunicación del cierre a la Generalidad de Cataluña y a las direcciones sindicales antes de informar al comité de empresa.
Según informa Expansión, la caída de ventas de automóviles y motocicletas, y la creciente competencia de China en el mercado de la electrónica de consumo han precipitado el cierre de una decena de plantas de producción en los últimos años.
Entre los supervivientes se encuentran Nissan, que ha llegado a un acuerdo para garantizar la producción en Barcelona hasta 2024, y Sharp, que emplea a 424 empleados en Cataluña y que sólo tiene pedidos garantizados hasta primavera. En el otro extremo se sitúan ceses de actividad como los de Yamaha, Honda, Sony o Panasonic.
Yamaha
La compañía ha anunciado esta semana el cierre de sus instalaciones de Palau-solità i Plegamans (Barcelona), en las que trabajan más de 400 empleados (véase EXPANSIÓN de ayer). La empresa se instaló en España en 1981 y recibió nuevos modelos de motocicletas el año pasado. Sin embargo, la caída de ventas en Europa ha llevado al grupo japonés a plantear el cierre. Según fuentes próximas a la empresa, las ventas de Yamaha en Europa han caído un 47% en los últimos tres años. Los sindicatos acusaron a la empresa ayer de querer deslocalizar la producción española a Francia.
Sony
El fabricante de electrónica de consumo dejó en diciembre su planta de producción de televisores de Viladecavalls (Barcelona), en la que trabaja un millar de empleados. La empresa salvó los puestos de laborales al traspasar la actividad a Ficosa y Comsa Emte, que seguirán suministrando televisores al grupo japonés durante dos años. Las instalaciones se dedicarán, a partir de ahora, a componentes electrónicos para el sector del automóvil y Sony mantendrá su estructura comercial.
Panasonic
El grupo anunció en 2004 el cierre de su fábrica de aspiradores de Celrà (Girona), en la que trabajaban 216 empleados. La compañía redujo progresivamente el número de modelos asignados a la fábrica, que se vio obligada a cerrar después de que un modelo clave para la viabilidad de las instalaciones se adjudicará a una planta china. El mismo año, otra empresa de electrónica, en este caso coreana, también anunció el cierre en España. Se trata de Samsung, que cesó la actividad productiva en Barcelona, donde trabajaban 400 empleados.
Honda
El fabricante de motocicletas tomó en 2009 la misma decisión adoptada esta semana por Yamaha. El grupo decidió trasladar la producción a su fábrica en Italia, lo que supuso el despido de la mayoría de los 180 empleados que trabajan en las instalaciones. Actualmente, Honda sólo cuenta en Barcelona con una oficina comercial y un taller de plástico y pintura.
Showa
El fabricante de amortiguadores Showa anunció a principios del año pasado el cierre de su planta de Martorelles (Barcelona), donde trabajan 285 personas, alegando motivos económicos y financieros. Se trataba de las únicas instalaciones que tenía el grupo japonés en Europa. Showa decidió acercar la producción a las plantas de los principales fabricantes en Asia.
Sanyo
Sanyo cuenta actualmente con una oficina de comercialización en Barcelona, después de cerrar de forma progresiva sus centros en España. En 2006, anunció el cese de la actividad en Tudela (Navarra), donde 165 trabajadores fabricaban televisores. En 2009, cerró también sus instalaciones de Barberà del Vallès (Barcelona), dedicadas a la distribución y comercialización de productos.
Terasaki
La compañía de electrónica cerró el año pasado su fábrica de Granollers (Barcelona) y concentrar su producción europea en el Reino Unido.
¿Cuál será la próxima?
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