No será sólo por la nueva ley del tabaco, que prohíbe el consumo de tabaco en todos los locales y lugares públicos cerrados. Los humos bajarán de todas formas a todos ante la realidad económica, social y política del país, especialmente al gobierno socialista.
A diferencia de otros países, España no sale de la crisis aún. El túnel parece interminable, y acertaron más los que compararon la luz al final del mismo con la de un tren que viene de frente, sin saber si por la misma vía o por la otra. Pero no se divisa el final, y el mismo primer ministro español -llamado grandilocuentemente presidente del gobierno- ya avanzó que la recuperación tardará aún cinco años en ser una realidad. Eso sin contar con que el período de recuperación no comenzará hasta que Zapatero no se haya ido a su superchalé en León que se construye para su (esperemos próximo) retiro. Aún así, sus camaradas amenazan con que se vaya a presentar otra vez a las elecciones.
Pero los humos se les bajarán, porque nadie de los gobernantes ni líderes de los grandes partidos parece saber qué hacer. La falta de valentía para hacer propuestas serias y contundentes provoca una especie de sensación de desesperación entre la población que augura incertidumbre a la hora de votar.
Al margen de la prohibición de fumar en locales públicos, que es sobre todo un intento de echar una cortina de humo -nunca mejor dicho- para evitar tener que ver los problemas reales del país, al igual que polemizar sobre temas como el aborto o los matrimonios entre personas del mismo sexo, los asuntos que más van a preocupar este año son las pensiones, la subida de las tarifas eléctricas y del gas, la desaparición de las ayudas a los desempleados de larga duración y el estancamiento económico general a causa de la ruina inminente de las finanzas del estado. Y las expectativas parecen ser aún más tenebrosas al decir la canciller federal alemana Merkel que este año podría ser bastante complicado.
Las pensiones son, en el fondo, un asunto utilizado más para hacer demagogia, pero su problemática en sí no es otra cosa que una demostración de la ineptitud e irresponsabilidad de nuestros gobernantes - de todos.
La mayor contradicción con la proclama de tener que trabajar hasta los 67 años para tener derecho al 100% de la pensión, y siempre que se haya cotizado un mínimo de unos 40 años -con independencia del período de cálculo de la cuantía de las pensiones-, es que acaban de anunciar varias cajas de ahorros prejubilaciones a los 55 años, es decir, 12 años antes de la edad de jubilación propuesta ahora por el gobierno. Sin embargo, nadie parece pensar seriamente en convertir el sistema de pensiones en un sistema de ahorro garantizado con revalorización para que en el futuro las pensiones dependan sólo y únicamente de lo que haya ingresado cada contribuyente y no lo que dejen los presupuestos generales para el pago de las pensiones actuales con cargo a las cotizaciones actuales.
Algo que preocupa aún más es que la situación financiera de España provocada por la irresponsabilidad e ineptitud del gobierno socialista se pueda ver a corto o medio plazo en una situación tan delicada como tener que abandonar el Euro, aunque la UE tratará por todos los medios no ver debilitada la moneda única por la salida de varios países que se encuentran en la misma situación, precisamente ahora que un país de peso como Estonia se ha sumado a la moneda única, lo que no deja de ser un testimonio de pobreza y de debilidad del Euro dadas las dimensiones del nuevo país miembro.
Una salida del Euro implicaría una devaluación inmediata de las nuevas monedas nacionales para ganar en competitividad y reducir el endeudamiento exterior, pero también una pérdida de poder adquisitivo y sobre todo una devaluación de los ahorros, como pasó en su día en Argentina al abandnar la paridad entre peso y dólar estadounidense. Lo que habrá que evaluar es qué medida será más beneficiosa a largo plazo: un rescate permanente de las economías más dañadas por políticas socialistas o su exclusión para que se biquen la vida como puedan. Los que saldrán perdiendo en todo caso serán los ciudadanos de a pie, los que no tienen pensiones vitalicias elevadas como los políticos y los que pierden sus ahorros.
En mayo, cuando se hayan celebrado las elecciones autonómicas y municipales en España, se aclarará bastante el panorama político y el futuro de Zapatero y del PSOE en el gobierno. Un descalabro del PSOE no dejará prácticamente margen para evitar la convocatoria anticipada de las elecciones, que en su caso podrían adelantarse a octubre, ya que no parece viable una prolongación de la agonía más allá de esa fecha. Todo lo demás sería una temeridad. Otros gobiernos cayeron por menos, y el incumplimiento de las promesas y/o del programa del PSOE de 2008 obliga a convocar elecciones anticipadas para que sean los ciudadanos quienes decidan quién debe arreglar el desaguisado en el que nos han metido.
Sólo espero que los votantes este año tengan más criterio y voten con la cabeza y no movidos por emociones engañosas y manipuladas. España necesita reformas profundas en sus sistemas de educación de formación, de pensiones y seguridad social, así como en la gestión de sus finanzas. España necesita recuperar un tejido industrial deslocalizado hacía Asia para garantizar el futuro laboral de las clases bajas y regular con sensatez y decisión la entrada de más inmigrantes si no quiere provocar en el futuro graves desajustes sociales.
En el plano institucional hace falta una mejor defensa del orden constitucional y una separación efectiva de los poderes. El desmadre separatista sobre todo en Cataluña puede llevar al país al desastre por actruar comon repulsivo para nuevas inversiones y la contratación de personal cualificado. La inestabilidad institucional unida a la inestabilidad económica y social podría hacer que España no se recupere de la crisis hasta finales de la década.
Lo más probable será que a mediads el año la situación se normalice en todos los sentidos. Si se puede creer lo que predicen los horóscopos anuales, finalmente vencerá la sensatez, porque no sólo hay necesidad sino ganas de que las cosas cambien para mejor.
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