El discurso, al que asistieron sobre todo americanos venidos de todas partes de Alemania, así como muchos turistas y alemanes jóvenes, duró aproximadamente media hora y destacó por su vacuidad.
Tras una introducción un poco larga sobre lo que significó Berlín durante la Guerra Fría y recordando el apoyo americano durante el bloqueo de Berlín de 1948, temas que pocos de los que asistieron al acto deben conocer bien y mucho menos sentir como algo propio, habló en términos muy generales sobre la paz mundial, la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, la renuncia al armamento nuclear (lo que recibió muchos aplausos) y las buenas relaciones entre Europa y EE.UU., ya que Europa es el aliado más importante de América.
Lo que
Que al final asistiera tanta gente (los comentaristas de la segunda cadena de televisión hablaban de unos 100.000 asistentes al haberse llenado toda la Avenida del 17 de junio) no fue sino el poder de los medios en manos de la izquierda, que crearon una gran expectación ante un discurso de un candidato en campaña electoral que ni depende del voto que pueda conseguir en Alemania ni tiene nada que comunicar a los europeos que no sepan ya. No ha habido ni un compromiso firme (como podrían ser la retirada de las tropas del Iraq, de Afganistán, la firma del Tratado de Kyoto), sólo ideas vagas como el querer acabar con las armas nucleares para construir la paz sin ellas.
Ha sido un discurso para personas poco críticas (como las que votan a Z en España), pero que no aporta soluciones ni da esperanza para un mundo mejor. Más bien confirma que Obama no tiene las ideas claras, que zigzaguea para ver por dónde tirar y que pertenece a esa nueva generación de políticos que saben tanto de la política mundial y de la economía como un campesino que apenas ha salido del pueblo.
En resumen: Espero que los estadounidenses hayan visto y entendido lo mismo que yo y que sean lo suficientemente sensato como para no votar a un candidato tipo Zapatero. McCain tiene mucho más caché y sabrá hacer las cosas mil veces mejor que un Obama ex musulmán sin ideas ni programa.
1 comentario:
Más que a una política vacua, que también, a lo que estamos asistiendo y a lo que nos tenemos que enfrentar es al bochornoso espectáculo del desbordamiento de sentimientos –y resentimientos- en la vida pública, que además de lo vergonzoso que es en sí mismo evita cualquier debate razonable y pone en fuga a la razón, algo muy cómodo para políticos que o no saben a donde van o si lo saben no se atreven a decirlo abiertamente, o andan navegando en una combinación ambigua de ambas cosas. En cualquier caso, relativismo.
Y no quiero ni pensar, ¡oh Atreides, caro a Zeus!, qué diría de estos sujetos sensibleros el inmortal poeta que cantó las hazañas de tus ilustres antepasados adoptivos, ¡Atridas y demás aqueos de hermosas grebas!...
Como será de grave el conflicto de la sensiblería con lo razonable que el mejor comentario sobre este asunto que conozco lo acaba de hacer alguien que en principio puede sorprender porque se le supone otro punto de vista radicalmente distinto: un cura católico, monseñor Sebastián, obispo emérito de Pamplona.
¿Dónde están nuestros socialistas?
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