La llegada de Su Santidad el Papa a España para visitar Santiago de Compostela y Barcelona está enmarcada por un ambiente hostil propiciado por el gobierno socialista presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, más preocupado por poner la sociedad española patas arriba que por ocuparse de los verdaderos problemas del país.
A ello se añade la completa falta de cortesía del primer ministro español al evitar tener que saludar personalmente al representante de unos mil millones de católicos en la tierra, cuando el gobierno también representa, en cierto modo, a todos los españoles que son católicos -aunque en su mayoría sólo por el bautismo- y son más del 90% de la población.
Antes de llegar a Santiago, el Papa Benedicto XVI ha declarado a bordo del avión a los periodistas que le acompañan desde Roma que España es el "país originario de la fe" y necesita una reevangelización. Asimismo, ha denunciado el notable enfrentamiento entre fe y modernidad existente en el país, además de abogar por un encuentro entre fe y laicidad.
El Papa ha advertido de que en España "ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta", y ha alertado de que "ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz". Esta constatación demuestra que Zapatero está en huen camino de lograr su objetivo de restablecer el enfrentamiento entre los españoles que en 1936 originó la guerra civil.
Ya en su primera alocución en tierra gallega y ante las autoridades que acudieron al aeropuerto a recibirle, Benedicto XVI ha afirmado que los peregrinos, con las huellas de sus pasos y llenos de esperanza, "fueron creando una vía de cultura, de oración, de misericordia y conversión".
Ha añadido que esa obra se ha plasmado en iglesias y hospitales, en albergues, puentes y monasterios, con lo que España y Europa fueron desarrollando "una fisionomía espiritual marcada de modo indeleble por el Evangelio".
Previamente, S.A.R. el Príncipe de Asturias ha expresado su "enorme aprecio" por el compromiso del papa Benedicto XVI con "la paz, la libertad y la dignidad del ser humano", especialmente en los tiempos "complejos y de crisis que vive el mundo".
En el aeropuerto, el Papa ha mantenido un breve encuentro con el vicepresidente primero del Gobierno, con quien ha hablado sobre la preocupación, compartida por el Pontífice y el Gobierno de España, por los efectos de la crisis, en especial sobre los sectores sociales más desfavorecidos. Además, Rubalcaba ha reafirmado las buenas relaciones que existen entre España y el Vaticano.
España no sólo ha dejado de ser el baluarte de la fe católica, también se ha convertido en una torre de Bábel, lo que queda reflejado en el uso obligatorio de varias lenguas, español, gallego y catalán. Una visita papal para todos los españoles se convierte así en visita parcialmente excluyente de todos aquellos que no dominan las lenguas regionales cooficiales de España, y la Iglesia no está al margen de esta "babelización" del país, sino participa activamente en ella. Es el avance del nacionalismo en toda la vida pública de España cuyas pretensiones justificadas en el respeto a las lenguas regionales se sobrepone al derecho de todos los ciudadanos de España de poder seguir una visita de una forma comprensible para todos.
La lejanía del poder y de la Iglesia del pueblo queda también manifiesta en este vídeo del traslado del Papa del aeropuerto al centro de Santiago de Compostela, realizado a una velocidad poco justificable. Por muy apretada que sea la agenda del Papa, lo que no es de recibo es que los que se pararon en la carretera para saludar al Papa no tuvieran ni tiempo para verle en el papamóvil. Es así como nos gobiernan, y es así cómo se agradece a los ciudadanos la financiación del gasto público que supone la organización de la visita papal.
El papamóvil, a toda pastilla por la Cuesta de San Marcos
Queda por ver el desarrollo de la visita en Barcelona, donde ésta será aprovechada por los nacionalistas para reafirmar que Cataluña es una nación, algo que ya manifestí Artur Mas de Congergencia y Unión (CiU) al más puro estilo independentista, lo que a su vez nos da una idea lo que va a ser el próximo gobierno catalán en caso de ser dirigido por los nacionalistas conservadores .
Los políticos españoles no están, desde hace tiempo, a la altura de las circunstancias y no saben estar ni siquiera a la altura de acontecimientos que exigen unos mínimos de educación y compostura. Mezclar visitas oficiales de jefes de otros estados, y el Papa es un jefe de estado, con ideas personales no representativas del conjunto de los españoles es perjudicial para la imagen exterior de España. Que Zapatero se haya ido a Afganistán para visitar a las tropas españolas en el mismo día de la visita del Papa es, sobre todo, una afrenta. El presidente del gobierno parece no tener claro que no se representa a sí mismo, sino a un país entero, aunque el verdadero representante de todo el pueblo es, por su carácter suprapardidista, la Corona.
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