12 febrero 2010

S.M. el Rey cumple por fin con su papel

El Rey ha emprendido en estos días una ronda de contactos con diversos representantes del mundo económico, financiero, empresarial y laboral con el objetivo de reiterarles su deseo de que se esfuercen por alcanzar consensos y acuerdos para superar dificultades y asegurar el mayor progreso y la prosperidad de España, ha informado la Casa Real.

Ayer fue la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado Méndez, quien fue recibida por Su Majestad el Rey, y hoy han sido los representantes de los dos principales sindicatos, la Unión General de Trabajadores, Cándido Méndez, y de Comisiones Obreras, Ignacio González Toxo, quienes acudieron a ser recibidos en audiencia por Su Majestad el Rey.

Ambas audiencias se producen en una semana llena de importantes noticias en torno a la superación de la crisis económica. Todas las Instituciones y distintas fuerzas políticas, económicas y sociales se afanan por hallar salidas a la crisis y lanzar un mensaje tranquilizador sobre la economía española ante los mercados internacionales.

Ante esta ronda de contactos ha quedado patente la incapacidad del gobierno presidido por Rodríguez Zapatero se encontrar soluciones prácticas a la crisis económica y el menguante papel de España en Europa y en el mundo. Como es habitual, las actividades de S.M. el Rey se califican como habituales en el marco de las funciones del Rey, entre las cuales se encuentra la de estar permanentemente informado de todos los asuntos relevantes que afectan al país. Pero es bastante llamativo que la reacción del gobierno es la misma que la que tuvo a finales del año pasado en el caso de la activista saharaui Haidar.

Así es que ha salido a la palestra Madame Plissé, María Teresa de la Vega, para insistir en que las reuniones que ha convocado Don Juan Carlos en La Zarzuela son de carácter "institucional y habitual"y se enmarcan en el cumplimiento de las funciones del Rey, con lo que la Vicevogue ha querido despejar la impresión de que ante los graves problemas económicos y las profundas diferencias que existen entre el Gobierno y el primer partido de la oposición, el Rey haya tomado la iniciativa asumiendo un papel de árbitro e incluso de facilitador de acuerdos. "Lograr un acuerdo, ha recalcado la vicepresidenta, es responsabilidad del Gobierno".

Y muchas cosas más, Señora Arrugas, muchas más, pero ninguna es ejercida realmente por el gobierno. Dijo también que "el Gobierno siempre se ha mostrado dispuesto al consenso y al diálogo" y ha cargado la culpa de la falta de acuerdo en el terreno económico exclusivamente sobre las espaldas del PP. "Hasta ahora", ha dicho, "no ha habido por su parte ni voluntad política ni responsabilidad".

Eso es el tono general de palabrería hueca del gobierno socialista. Una cosa es dialogar y consensuar, y otra muy distinta imponer un discurso y un consenso, porque lo que desde siempre ha pretendido el Gabinete Zapatero es que el consenso y el diálogo sean los que el gobierno quiera, no que el resultado sea  que todas las partes cedan para buscar una solución común y compartida a los problemas. 

Dada la gravedad de la situación, si tenemos en cuenta las duras críticas que ha recibido la presidencia europea de Zapatero por parte de Alemania y Francia y la reciente cumbre sobre la situación de Grecia, en la que se destacó también la grave situación de España y Portugal, parece evidente que el gobierno ha perdido las riendas.

Que S.M. el Rey haya decidido buscar un consenso entre los diferentes grupos políticos resulta acertado y convincente, aunque a la vez preocupante, porque demuestra que el ejecutivo no está en condiciones de encontrar soluciones para contrarrestar los efectos de la crisis económica.

Un indicio claro de esta situación de gravedad son las últimas valoraciones de la prensa británica, que incluso no ha dudado en calificar a Zapatero de inmaduro.

La amplia experiencia de S.M. el Rey acumulada especialmente durante la transición, es un gran valor al que no debemos renunciar. En una situación de impasse lo que hace falta es que el Rey se implique en la defensa de los intereses de España y del pueblo español.

Recientemente se había criticado la pasividad del Rey ante problemas como el Estatuto catalán, la libertad lingüística y su actitud en algunos asuntos de relaciones internacionales. Pero resulta alentador que S.M. el Rey haya pasado a tomar la iniciativa para saber de primera mano lo que piensan los diferentes grupos sociales y políticos del país e intentar buscar una solución de consenso en la que se impliquen todos para garantizar que España pueda salir cuanto antes de la crisis económica. 

Hemos aquí una actuación ejemplar del “poder moderador de la Corona”, un poder más moral que efectivo, pero que sirve para aunar esfuerzos y encauzar las iniciativas políticas, económicas y sociales en la buena dirección.



2 comentarios:

Concepción Rozalén dijo...

Hola, te leo desde Ciudem. Desde luego, creo que S.M. El Rey ha venido cumpliendo su papel impecablemente, creo que aprovecha muy bien la subvención que le damos los españoles para ejercer sus funciones y de paso vivir muy bien, pero cuando S.M. El Rey da este paso, de verdad, me está dando miedo de cómo será el estado real de España. Creo que no sabemos ni la mitad de lo que se cuenta.

Atreides dijo...

Coincido contigo, Conchita, que la situación es más grave de lo que cuentan. En Alemania se manejan cifras de déficit españolas mucho más elevadas que aquí, y la reunión "privada" de Salgado en Londres fue una reunión de emergencia con gente importante del mundo financiero. Si el Rey se pone en marcha, con lo que le gusta la comodidad, algo muy grave debe estar pasando.