Desde los recientes acontecimientos en el PP ya se notaba, pero desde esta semana ha quedado claro que se trata de la Vuelta de la Momia. Es curioso, pero algunos títulos de películas del cine vienen como niquelados para describir algunas situaciones de la política nacional, y hemos aquí un nuevo ejemplo.
Lo que también ilustra muy bien este título es que los cambios en el PP no significan realmente una democratización y renovación, sino que responden a un oportunismo que más se parece a una operación de marketing para vender un producto obsolteo que la defensa de unos principios y valores que son los que quieren ver defendidos los ciudadanos que votan a uno u otro partido.
Lo que ha dejado muy claro el señor Rajoy durante su intervención ante los estudiantes de la Universidad Pontificia de Comillas (¡menudo jesuita está hecho el señor Rajoy!) es que se mueve para cambiar de ideas, mientras que otros se aferran a las suyas sin cambiar ni un ápice.
No tiene muy claro el señor Rajoy lo que debería significar la renovación del PP. En primer lugar no se puede traicionar a un electorado que votó al PP porque defendía unas posiciones, unas ideas y unos valores muy claros y no para que ahora se haga algo muy diferente a lo que constituye un contenido del mandato recibido. Lo único que parece tener claro el señor Rajoy es que se quiere mantener en el puesto y llegar al poder como sea sin que le importe lo más mínimo lo que vendió a los votantes del PP y lo que parece querer la amplia mayoría de estos votantes.
Sorprende, además, que ahora bajo la dirección de Rajoy el PP dé una vuelta atrás restableciendo viejas estructuras de Alianza Popular, bajo el dictado del momificado Manuel Fraga, que parece mandar más que ninguno de los afiliados y altos cargos del PP, y así nos sale con la nueva de que será -probablemente- Gallardón quien ocupe el cargo de secretario general del PP, igual que ya lo hizo en su día en AP. Rajoy había evitado este "fichaje" ya en vísperas de las elecciones generales, y ahora de repente da un giro de 180º y elige a Gallardón tras haber intervenido el fundador de AP tratando de poner orden en el partido por la autoridad que ejerce.
No cabe duda de que Gallardón puede aglutinar gran parte del voto de "centro" reacio a un PP conservador-liberal. Pero no se entiende por qué Rajoy no dio este paso poniendo a Gallardón de número 2 en la lista por Madrid, pues seguramente el resultado habría sido mejor entonces, y así lo expresan algunos oyentes de La Linterna esta noche, pues el cambio de actitud de Rajoy frente a Gallardón es, cuanto menos, desconcertante y poco idóneo para salvar la cara ante los votantes del PP y su fidelidad para las próximas elecciones.
Dice Rajoy que: "Quiero un partido de centro, reformista, que se ocupe del futuro y no del pasado, capaz de anticiparse a los cambios que se producen en nuestra sociedad y a los nuevos retos. Quiero un partido capaz de dialogar incluso con aquellos con los que no esté de acuerdo, lo que no significa en absoluto renunciar a los principios en los que creemos y que defendemos. Quiero un partido independiente, que no esté condicionado en sus decisiones por nadie ajeno al mismo y que defienda única y exclusivamente los intereses generales de los españoles."
Eso de centro reformista ya lo utilizó hasta la saciedad don Adolfo Suárez cuando era presidente del CDS, un centro reformista que nunca soprepasó el 10% de los votos, y un mensaje que no cuadra nada con la base ideológica y social del Partido Popular.
Rajoy se jacta también de haber logrado "el segundo mejor resultado" de la historia del PP, "que se plasma en el mayor grupo parlamentario que ha tenido el principal partido de la oposición en España desde 1977". ¡Qué reconfortante! Lo que pasa por alto -con claro afán de disimular- es que ha perdido las elecciones dos veces consecutivas y que con el actual espectáculo más que patético se aleja cada vez más de poder renovar estos resultados tan buenos.
La metamorfosis de Rajoy no va a convencer ni a las bases ni a los votantes del PP, en todo caso a una minoría. Analizando las encuestas informales que lanzan algunos medios como Libertad Digital ("Un equipo para el PP"), se podría aventurar que dos tercios de los peperos no están con Rajoy y su cambio de chaqueta. Y encima Rajoy vuelve a insultar a personas como María San Gil diciendo que algunos no quieren moverse de sus posiciones. El mensosprecio se paga caro, don Mariano, porque ese "autoritarismo" mejor lo emplearía con Z que con los dirigentes del PP que más valor y votos aportan.
Al final tendrá más gancho electoral el partido casi unipersonal de Rosa Díez que todo este nuevo equipo de Rajoy con más tufo a momia que la tumba de Tutancamon.
Lo que también ilustra muy bien este título es que los cambios en el PP no significan realmente una democratización y renovación, sino que responden a un oportunismo que más se parece a una operación de marketing para vender un producto obsolteo que la defensa de unos principios y valores que son los que quieren ver defendidos los ciudadanos que votan a uno u otro partido.
Lo que ha dejado muy claro el señor Rajoy durante su intervención ante los estudiantes de la Universidad Pontificia de Comillas (¡menudo jesuita está hecho el señor Rajoy!) es que se mueve para cambiar de ideas, mientras que otros se aferran a las suyas sin cambiar ni un ápice.
No tiene muy claro el señor Rajoy lo que debería significar la renovación del PP. En primer lugar no se puede traicionar a un electorado que votó al PP porque defendía unas posiciones, unas ideas y unos valores muy claros y no para que ahora se haga algo muy diferente a lo que constituye un contenido del mandato recibido. Lo único que parece tener claro el señor Rajoy es que se quiere mantener en el puesto y llegar al poder como sea sin que le importe lo más mínimo lo que vendió a los votantes del PP y lo que parece querer la amplia mayoría de estos votantes.
Sorprende, además, que ahora bajo la dirección de Rajoy el PP dé una vuelta atrás restableciendo viejas estructuras de Alianza Popular, bajo el dictado del momificado Manuel Fraga, que parece mandar más que ninguno de los afiliados y altos cargos del PP, y así nos sale con la nueva de que será -probablemente- Gallardón quien ocupe el cargo de secretario general del PP, igual que ya lo hizo en su día en AP. Rajoy había evitado este "fichaje" ya en vísperas de las elecciones generales, y ahora de repente da un giro de 180º y elige a Gallardón tras haber intervenido el fundador de AP tratando de poner orden en el partido por la autoridad que ejerce.
No cabe duda de que Gallardón puede aglutinar gran parte del voto de "centro" reacio a un PP conservador-liberal. Pero no se entiende por qué Rajoy no dio este paso poniendo a Gallardón de número 2 en la lista por Madrid, pues seguramente el resultado habría sido mejor entonces, y así lo expresan algunos oyentes de La Linterna esta noche, pues el cambio de actitud de Rajoy frente a Gallardón es, cuanto menos, desconcertante y poco idóneo para salvar la cara ante los votantes del PP y su fidelidad para las próximas elecciones.
Dice Rajoy que: "Quiero un partido de centro, reformista, que se ocupe del futuro y no del pasado, capaz de anticiparse a los cambios que se producen en nuestra sociedad y a los nuevos retos. Quiero un partido capaz de dialogar incluso con aquellos con los que no esté de acuerdo, lo que no significa en absoluto renunciar a los principios en los que creemos y que defendemos. Quiero un partido independiente, que no esté condicionado en sus decisiones por nadie ajeno al mismo y que defienda única y exclusivamente los intereses generales de los españoles."
Eso de centro reformista ya lo utilizó hasta la saciedad don Adolfo Suárez cuando era presidente del CDS, un centro reformista que nunca soprepasó el 10% de los votos, y un mensaje que no cuadra nada con la base ideológica y social del Partido Popular.
Rajoy se jacta también de haber logrado "el segundo mejor resultado" de la historia del PP, "que se plasma en el mayor grupo parlamentario que ha tenido el principal partido de la oposición en España desde 1977". ¡Qué reconfortante! Lo que pasa por alto -con claro afán de disimular- es que ha perdido las elecciones dos veces consecutivas y que con el actual espectáculo más que patético se aleja cada vez más de poder renovar estos resultados tan buenos.
La metamorfosis de Rajoy no va a convencer ni a las bases ni a los votantes del PP, en todo caso a una minoría. Analizando las encuestas informales que lanzan algunos medios como Libertad Digital ("Un equipo para el PP"), se podría aventurar que dos tercios de los peperos no están con Rajoy y su cambio de chaqueta. Y encima Rajoy vuelve a insultar a personas como María San Gil diciendo que algunos no quieren moverse de sus posiciones. El mensosprecio se paga caro, don Mariano, porque ese "autoritarismo" mejor lo emplearía con Z que con los dirigentes del PP que más valor y votos aportan.
Al final tendrá más gancho electoral el partido casi unipersonal de Rosa Díez que todo este nuevo equipo de Rajoy con más tufo a momia que la tumba de Tutancamon.
2 comentarios:
Esto ya me lo comentaste ayer en mi blog. Gallardón en el PP y Fraga lider de NNGG ya.
Un saludo
Sí, a raíz de mi comentario me puse a ampliarlo más. Muchas inspiraciones me vienen cuando comento en algún sitio. ;-)
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