Lo que les pasa a los políticos en general y a los de la derecha en particular es que tienen problemas con reconocer públicamente que su ideología es la que más vale y aporta a la sociedad, y por eso tienen ahora esa actitud compulsiva de declararse centristas.
Pero cuanto más centrista se hace la derecha, más extremista se hace la izquierda, como se puede ver en Alemania, pues en realidad la izquierda carece de contenido ideológico desde que cayó -aparentemente- el bloque soviético y con él el mal llamado "socialismo real". Porque la izquierda recupera ahora un ideario, mientras que la derecha comienza a deshacerse del suyo sin necesidad alguna.
Tras casi dos décadas de decaimiento de la izquierda a causa de ese vacío ideológico (¿a quién iban a convencer de la bondad del sistema comunista / marxista-leninista / maoísta o, lo que es lo mismo, del totalitarismo bolchevique, si había fracasado estrepitosamente dejando tras de sí países completamente arruinados, con infraestructuras obsoletas y procedentes en gran parte del régimen político y económico anterior a 1945?), ahora parecen retomar la vieja ideología y táctica camuflándolas de nacionalismos sin base histórica, solidaridad con los más débiles y derroche de prestaciones sociales que no saben ni cómo financiar.
Se aprovechan del olvido, por una parte, y de la ignorancia de la juventud, por otra, a la que trabajan incesantemente desde hace dos o tres décadas para manipular sus mentes y sus conocimientos de la historia, imponiéndoles lenguas casi muertas en el pasado para crear artificialmente un sentimiento nacionalista que nunca había existido y desmembrar así a la nación y el estado al que su pueblo había pertenecido desde hace siglos.
Los partidos de la izquierda trabajan sin tregua en la manipulación constante de las mentes a través del lenguaje convirtiendo vocablos y formas neutrales en cuanto al género en palabras buenas o malas según la conveniencia. A través de esa manipulación terminológica consiguen implantar sus ideas en las cabezas de la gente, que con el tiempo va adoptando ante determinadas expresiones las actitudes que pretenden conseguir sus autores.
Se trata de ideas radicales, excluyentes, intolerantes y deformantes. Se trata de intimidar al ciudadano para que piense sólo en una dirección, para que actúe sólo de una determinada manera y se sienta culpable cuando contraviene el orden terminológico establecido creyendo haber atentado contra valores que son los que se deben tener como propios, como buenos y como prescritos por la ley.
La deformación del lenguaje y la consiguiente deformación de las ideas se acentúan por la izquierda al relativizar la forma de escribir y la forma de estudiar. Se rebaja la importancia de la ortografía (piénsese en la igualdaZ y otros inventos ortográficos de la campaña electoral) al igual que la importancia del esfuerzo al abolir de facto el sistema de notas en las escuelas y difundir la sensación y el deseo de que todo tiene que ser divertido, fácil y pagado por el estado, que los malos son los que hacen negocio, los capitalistas, los que pagan impuestos, los que compran artículos legales, y los buenos son los listillos , los parásitos sociales, los ilegales, los que venden mercancía falsificada, los que piratean o los que emulan el pago de cánones.
Nos encaminamos con esto a un estado tipo 1984 de Orwell en el que el Gran Hermano arregla todo y controla todo. La deformación del lenguaje y de las ideas se parece cada vez más a esa Nueva Dicción orwelliana que se describe en "1984". Nos manipulan por todas partes, cada vez con más ferocidad.
Ante esta situación, el error más grave de la derecha es el centrismo reinventado. El centrismo sólo sirvió durante un período muy limitado de la transición: 1977-1982. Pero ese centrismo demostró ser inservible posteriormente, pues había reunido a gente con ideas tan dispares como los franquistas y la socialdemocracia. UCD fue la mejor solución del momento para permitir un tránsito ordenado hacia el nuevo orden constitucional.
Ahora hacen falta ideas claras sin complejos. La izquierda ha intimidado tanto a la derecha que ésta se pliega cada vez más al dictado de la izquierda con tal de parecer moderna, tolerante y tantas otras cosas más; la izquierda intenta reeducar a la sociedad en una sola dirección, entendiéndose "reeducar" en el sentido marxista-leninista de la palabra. El goteo constante de sus mentiras vestidas de valores positivos hace efecto. La historia mil veces falsificada y difundida como la verdadera al final es aceptada como verdadera. Las palabrería hueca de Z es el mejor ejemplo. Es vacuidad, pero efectiva, intimida, crea sentimientos de culpabilidad con sólo decir algo contrario a lo que nos quieren dictar las mentes enfermas de la izquierda.
La derecha no se tiene que mover hacia el centro. Eso será un suicidio. Tiene que mostrarse valiente y convencida de sus ideas y no plegarse al ataque constante de una izquierda cuyos argumentos son fáciles de rebatir por carecer de sustancia y lógica, pero que se escudan detrás de una artillería terminológica y mediática feroz que exige buenas defensas, decisión y poder de convicción.
El centro murió con UCD, intentó una reanimación con el CDS, pero feneció definitivamente a partir de 1986. La mayoría de los centristas se ha ido integrando en el Partido Popular, pero esta integración ha provocado la formación de nuevas corrientes difícilmente conciliables. El centrismo constituye, por tanto, una especie de camisa de fuerza que mantiene unido lo que a la larga es incompatible.
El PP está dominado por estructuras obsoletas, despóticas y cerradas que no permiten tampoco una convivencia fructífera de las diferentes corrientes. Por esa razón precisa una renovación profunda si quiere sobrevivir como partido, tanto de sus dirigentes como de sus fundamentos ideológicos. Tiene que defender una ideología compacta, clara y planteada con argumentos convincentes y liberarse de personas que carecen de mentalidad democrática y de equipo, porque sólo un equipo abierto a propuestas, pero firme en sus convicciones y la defensa de sus valores y principios puede convencer a los ciudadanos para que lo voten. La actual centritis, en cambio, amenaza con convertirse en una enfermedad crónica que hará que el PP languidezca hasta su desaparición.
En realidad, la coalición pre-PP compuesta por AP, PL y PDP debería separarse para que cada uno de los partidos se articule con independencia de los otros dos. Seguramente ofrecería más opciones a la sociedad, más variedad de ideas y programas y más posibilidades de cooperación. Todos juntos se limitan y se neutralizan. Necesitamos ideas, no cosas que no huelen ni tienen sabor. Ser centrista es de cobardes.
Pero cuanto más centrista se hace la derecha, más extremista se hace la izquierda, como se puede ver en Alemania, pues en realidad la izquierda carece de contenido ideológico desde que cayó -aparentemente- el bloque soviético y con él el mal llamado "socialismo real". Porque la izquierda recupera ahora un ideario, mientras que la derecha comienza a deshacerse del suyo sin necesidad alguna.
Tras casi dos décadas de decaimiento de la izquierda a causa de ese vacío ideológico (¿a quién iban a convencer de la bondad del sistema comunista / marxista-leninista / maoísta o, lo que es lo mismo, del totalitarismo bolchevique, si había fracasado estrepitosamente dejando tras de sí países completamente arruinados, con infraestructuras obsoletas y procedentes en gran parte del régimen político y económico anterior a 1945?), ahora parecen retomar la vieja ideología y táctica camuflándolas de nacionalismos sin base histórica, solidaridad con los más débiles y derroche de prestaciones sociales que no saben ni cómo financiar.
Se aprovechan del olvido, por una parte, y de la ignorancia de la juventud, por otra, a la que trabajan incesantemente desde hace dos o tres décadas para manipular sus mentes y sus conocimientos de la historia, imponiéndoles lenguas casi muertas en el pasado para crear artificialmente un sentimiento nacionalista que nunca había existido y desmembrar así a la nación y el estado al que su pueblo había pertenecido desde hace siglos.
Los partidos de la izquierda trabajan sin tregua en la manipulación constante de las mentes a través del lenguaje convirtiendo vocablos y formas neutrales en cuanto al género en palabras buenas o malas según la conveniencia. A través de esa manipulación terminológica consiguen implantar sus ideas en las cabezas de la gente, que con el tiempo va adoptando ante determinadas expresiones las actitudes que pretenden conseguir sus autores.
Se trata de ideas radicales, excluyentes, intolerantes y deformantes. Se trata de intimidar al ciudadano para que piense sólo en una dirección, para que actúe sólo de una determinada manera y se sienta culpable cuando contraviene el orden terminológico establecido creyendo haber atentado contra valores que son los que se deben tener como propios, como buenos y como prescritos por la ley.
La deformación del lenguaje y la consiguiente deformación de las ideas se acentúan por la izquierda al relativizar la forma de escribir y la forma de estudiar. Se rebaja la importancia de la ortografía (piénsese en la igualdaZ y otros inventos ortográficos de la campaña electoral) al igual que la importancia del esfuerzo al abolir de facto el sistema de notas en las escuelas y difundir la sensación y el deseo de que todo tiene que ser divertido, fácil y pagado por el estado, que los malos son los que hacen negocio, los capitalistas, los que pagan impuestos, los que compran artículos legales, y los buenos son los listillos , los parásitos sociales, los ilegales, los que venden mercancía falsificada, los que piratean o los que emulan el pago de cánones.
Nos encaminamos con esto a un estado tipo 1984 de Orwell en el que el Gran Hermano arregla todo y controla todo. La deformación del lenguaje y de las ideas se parece cada vez más a esa Nueva Dicción orwelliana que se describe en "1984". Nos manipulan por todas partes, cada vez con más ferocidad.
Ante esta situación, el error más grave de la derecha es el centrismo reinventado. El centrismo sólo sirvió durante un período muy limitado de la transición: 1977-1982. Pero ese centrismo demostró ser inservible posteriormente, pues había reunido a gente con ideas tan dispares como los franquistas y la socialdemocracia. UCD fue la mejor solución del momento para permitir un tránsito ordenado hacia el nuevo orden constitucional.
Ahora hacen falta ideas claras sin complejos. La izquierda ha intimidado tanto a la derecha que ésta se pliega cada vez más al dictado de la izquierda con tal de parecer moderna, tolerante y tantas otras cosas más; la izquierda intenta reeducar a la sociedad en una sola dirección, entendiéndose "reeducar" en el sentido marxista-leninista de la palabra. El goteo constante de sus mentiras vestidas de valores positivos hace efecto. La historia mil veces falsificada y difundida como la verdadera al final es aceptada como verdadera. Las palabrería hueca de Z es el mejor ejemplo. Es vacuidad, pero efectiva, intimida, crea sentimientos de culpabilidad con sólo decir algo contrario a lo que nos quieren dictar las mentes enfermas de la izquierda.
La derecha no se tiene que mover hacia el centro. Eso será un suicidio. Tiene que mostrarse valiente y convencida de sus ideas y no plegarse al ataque constante de una izquierda cuyos argumentos son fáciles de rebatir por carecer de sustancia y lógica, pero que se escudan detrás de una artillería terminológica y mediática feroz que exige buenas defensas, decisión y poder de convicción.
El centro murió con UCD, intentó una reanimación con el CDS, pero feneció definitivamente a partir de 1986. La mayoría de los centristas se ha ido integrando en el Partido Popular, pero esta integración ha provocado la formación de nuevas corrientes difícilmente conciliables. El centrismo constituye, por tanto, una especie de camisa de fuerza que mantiene unido lo que a la larga es incompatible.
El PP está dominado por estructuras obsoletas, despóticas y cerradas que no permiten tampoco una convivencia fructífera de las diferentes corrientes. Por esa razón precisa una renovación profunda si quiere sobrevivir como partido, tanto de sus dirigentes como de sus fundamentos ideológicos. Tiene que defender una ideología compacta, clara y planteada con argumentos convincentes y liberarse de personas que carecen de mentalidad democrática y de equipo, porque sólo un equipo abierto a propuestas, pero firme en sus convicciones y la defensa de sus valores y principios puede convencer a los ciudadanos para que lo voten. La actual centritis, en cambio, amenaza con convertirse en una enfermedad crónica que hará que el PP languidezca hasta su desaparición.
En realidad, la coalición pre-PP compuesta por AP, PL y PDP debería separarse para que cada uno de los partidos se articule con independencia de los otros dos. Seguramente ofrecería más opciones a la sociedad, más variedad de ideas y programas y más posibilidades de cooperación. Todos juntos se limitan y se neutralizan. Necesitamos ideas, no cosas que no huelen ni tienen sabor. Ser centrista es de cobardes.
5 comentarios:
A mi lo que me hace gracia es que siempre la derecha tiene que ir al centro, la izquierda puede extremarse aun más.
Un saludo
Que la izquierda se mueva hacia la extrema izquierda es precisamente porque la derecha se centra para parecerse más a la izquierda y no provocar rechazo. Si los dos compiten por el mismo espacio salen perdiendo.
pues yo diría que el NODO deformaba más el lenguaje y la realidad que los medios del presente, así que no creo que estemos más cerca de un totalitarismo tipo 1984 de lo que estaban mis padres. La prueba es que puedo leer opiniones críticas, como la suya, y reflexionar sobre ello.
Muy bien. El centro es de cobardes, suscribo.
Anónimo, si no cree usted que estamos en un estado totalitario ¿porqué firma como anónimo?.
Anónimo, 1984 está más cerca hoy que en tiempos del NODO. El NODO no deformaba el lenguaje, en todo caso deformaba la realidad. Entonces no había internet, hoy sí.
Pero sólo hay que ver lo que pasa si inserta uno esta opinión en un sitio como meneame.net para saber qué pasa con la libertad de expresión. Sitios como meneame son contrarios a la libertad de expresión porque hay bastantes que se encargan de censurar a los que piensan de otra forma.
Publicar un comentario