Anoche, el pintor de revelación y de éxito Garikoitz Cuevas inauguró en Madrid, en la Galería MS (Hnos. Álvarez Quintero 4, junto a Alonso Martínez) una nueva exposición de pinturas.
Ciertamente, el colorido y la profundidad de las pinturas expuestas ahora no sólo son un destello de vida y variedad, sino también una muestra de la evolución sorprendente y a la vez gratificante del pintor. Si en un pasado en su pintura prevalecía lo oculto, ahora es la apertura y la comunicación que nos hace ver o intuir un mundo complejo e interesante, optimista y prometedor. En algunas pinturas de la muestra se intuye una sociedad armónica y curiosa reunida alrededor de algo que llama la atención, en otras se observa un paisaje en tres dimensiones que abraza o atrae en lugar de sembrar incertidumbre.
Ver la pintura de Garikoitz Cuevas es sentir armonía y animarse a ver más allá de la realidad física. Lo oculto se abre camino a través de capas que provocan el interés por adentrarse en un mundo lleno de fantasía o de posibles realidades.
Hemos aquí la descripción de un conocedor de su pintura que nos transmite lo que se siente al verla y contemplarla:
La pintura de Garikoitz Cuevas crece desde la voluntad de revelarnos mundos que se trascienden unos a otros, que se rebelan entre ellos disputándose el espacio, haciéndolos jirones si es preciso. En este juego, que sólo es juego en apariencia y que incluso es todo menos un juego, el pintor invoca ante nosotros todo un abigarrado conjunto de tradiciones interpretativas de lo dual, de la doble naturaleza que encierra, liberándose, por rebelión o por revelación, cada ser.
Cuevas, siempre fascinante e4n su fascinación por la incierta frontera entre el sueño y la vigilia, entre la conciencia y la subconciencia, nos arrastra a no conformarnos con un solo plano expresivo, a profundizar en lo limitado de un único lienzo. Lo hace profetizando que son muchas las realidades que asoman entre los intersticios. Y proponiendo que son difusas las fronteras entre lo que es presente y lo que es anterior, entre lo que aspira a ocultar y lo que desea ser descubierto.
Pero, contemplando su obra y escuchando como la narra, uno intuye que hay algo más allá de esta madura interpretación pictórica de las dualidades. En sus cuadros, un mundo estalla sobre los restos de otro, lo que se ve parece roto por lo que se presiente, pero sólo por partes, una capa se sacrifica para desvelar a otra que no la deja desaparecer.
Sí, es verdad que nuestra cultura está fuertemente marcada por la contraposición, ya se razone o ya se rece. Por eso mismo, Cuevas nos invita a dar un paso hacia adelante, a protestar contra la necesidad de tener que intelectualizarlo todo, de que sólo valgan razones o dogmas a la hora de explicar lo que quizás sea mejor sentir. En este sentido, su pintura contendría una muy personal relectura de lo que se ve y lo que se esconde, haciéndolo en una clave más literaria que ensayística, más fantástica que racional... Nos lleva allí donde ocurren historias gozosas e interminables en la que hay mundos que durante el día parecen desiertos y de los que brotan selvas inmensas y luminosas cada noche. Sucesión constante entre lo que parece ser ahora y lo que es después, entre lo que se extiende por fuera y lo que brota por dentro. Imaginación para hablar de otra forma sobre lo ideal y lo real, sin cavernas, sobre lo bueno y lo malo, sin cielos ni infiernos. Para llamarlos Goab y Perelín, como hiciera Michael Ende. O como lo hace Garikoitz, tan cómplice, susurrándonos una revelación, provocándonos a la rebelión... por la materia, por el color.
Federico Pozo
Universidad Pablo de Olavide, Sevilla
Pueden visitar la exposición hasta el 9 de enero de 2010:
Martes a Viernes de 17 a 20:30 horas, Domingos de 11 a 14 horas
www.msgaleria.com
Hnos. Álvarez Quintero, 4
28004 Madrid
+34 915912264
No hay comentarios:
Publicar un comentario