Desde que se reivindican los derechos de los homosexuales para ser tratados en condiciones de igualdad con todos los demás ciudadanos de orientación heterosexual, la izquierda se ha apropiado de la representación de este grupo social porque los partidos conservadores excluían tradicionalmente contemplar el reconocimiento de los derechos de los que estaban privados gays, lesbianas y transexuales.
Pero una cosa es que determinados partidos no viesen con buenos ojos las reivindicaciones de los homosexuales, y otra muy distinta es pretender representar forzosamente a todos los integrantes de este grupo social, al que se negaba y se niega el derecho moral de decantarse por otra orientación política que no sea de izquierdas. Porque existen muchos aspectos de la vida diaria de un ciudadano que no tienen absolutamente nada que ver con la unión civil entre homosexuales y la adopción de niños – los dos únicos derechos que no tenían los homosexuales hasta la ley aprobada por el PSOE, ley que debería haber hecho ya el gobierno Aznar, con lo que habría ganado mucho puntos y podría haber arreglado la polémica de la denominación de tales uniones civiles.
Como ya dijo en su entrevista con Zero el dueño del restaurante gay Divina La Cocina hace unos años, hay temas más importantes, como por ejemplo la economía, área que los socialistas sólo entienden como fuente de enriquecimiento personal. De hecho, parecen ser pocos los homosexuales los que se decantan por casarse y menos aún los que adoptan niños. Que conste que soy partidario de que existan esas posibilidades, pero en cuanto a las preferencias políticas no son prioritarias. El matrimonio homosexual sólo fue un caramelito de Zapatero para ganarse el voto emocional de un grupo que en su mayoría pasa de casarse, pero las elecciones de 2004 fueron decididas por las emociones, no la razón, emociones hábilmente agitadas por el goebbeliano Rubalcaba, personaje peligroso donde los haya, quien no dudo en brindar con champán al saber de los atentados, según se supo por la prensa después.
Muchos son los gays que descalifican a los gays de derechas diciendo cosas como “no se puede ser maricón y de derechas”. Es decir, ¿la orientación sexual también es orientación política? Es decir ¿ser gay es ser gilipollas? Por suerte hay gays que no lo son y no dudan en dejar claro que no son de izquierdas. En realidad, la mayoría de los gays parecen ser apolíticos, pero sólo por el tema de que partidos como el PP son tradicionalmente homófobos se declaran de izquierdas o votan a la izquierda. De lo que no se parecen estar dando cuenta es que la izquierda no defiende sus intereses, porque si puede ser un interés que un hombre se pueda casar con otro hombre, también es un interés tener trabajo, tener una economía bien gestionada, tener vivienda asequible, poder estudiar en español en Cataluña o el País Vasco, poder ir en un AVE que no tarde cinco horas en llegar a Málaga y tener AVE a Lisboa, etc., etc. Lo que ocurre es que todos estos intereses que uno quiera que defienda el gobierno, la izquierda no sabe defenderlos. ¿De qué sirve poder casarse con otro hombre si falla todo lo demás? ¿Y por eso se tiene que ser de izquierdas? Lo que no se puede ser es ser maricón y de izquierdas, porque eso equivale a ser un bobo solemne, para decirlo con mesura.
Por otra parte, si analizamos lo que ha hecho el PSOE por los homosexuales durante estos cuatro años, todo se queda en el matrimonio y la adopción de niños. Pero tras la aprobación de la polémica ley, nada más se ha hecho. ¿Acaso ha habido una campaña de concienciación para que la población en general entienda lo que es un gay o una lesbiana? Porque lo importante es que los que no entiendan sepan que la vida de unos y otros no es diferente, salvo en el plano afectivo-sexual. ¿Qué ha hecho el gobierno del PSOE en materia de información sexual y de prevención de enfermedades de transmisión sexual? Es un tema que afecta a todos, no sólo a los homosexuales. Curiosamente, el desfile del Orgullo Gay se ha convertido en un acontecimiento de masas y en un negocio desde que Gallardón es alcalde de Madrid, un alcalde del PP. Curiosamente, Chueca se ha convertido en un barrio puntero con el PP.
No creo que los peperos sean más homófobos que los socialistas o los comunistas. En el caso de la izquierda esa aparente homofilia sólo es maquillaje, hipocresía, para darse de progres y tolerantes, pero ni son los que impulsan el progreso ni son tolerantes. En eso se parecen un poco a los ultraderechistas, manifiestamente homófobos, cuando entre sus filas habrá muchos que se sentirán atraídos por gente de su mismo sexo. Izquierda, extrema izquierda y ultraderecha (tipo Frente Nacional) lo que buscan son los que se creen sus mentiras y votan por emociones y no razonando con argumentos y análisis, porque al analizar el discurso de unos y otros, queda claro que no tiene contenido, son todo palabras huecas.
Entonces, ¿puede un gay ser de derechas? Si tiene dos dedos de frente, debería serlo, pero no se trata de que deba ser lo uno o lo otro. Que sea lo que quiera ser, en eso consisten la tolerancia y la democracia, pero que lo sea por convicción racional, no por impulso emocional, y que no se deje manipular ni utilizar. Lo que no puede ser un gay es excluyente discriminando a otros gays por no pensar en esquemas impuestos por la izquierda. Porque excluyendo cae en el mismo error que la derecha rancia y ultracatólica (muy minoritaria) o de movimientos ultraislámicos, tan intolerantes y totalitarios como la izquierda marxista-leninista-estalinista-maoísta. En España, la derecha ha demostrado ser mucho más tolerante y comedida que la izquierda de las palabras huecas. Con más razón un gay se puede sentir más cómodo con un gobierno de derechas que de izquierdas, porque seguro que no tendrá amistades con regímenes totalitarios homófobos como el castrista.
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