La canciller alemana Ángela Merkel tiene los días contados. Desde las recientes dimisiones del ministro presidente de Hesse y del presidente de la república se han recrudecidos los enfrentamientos entre los tres partidos de la coalición de gobierno en Alemania: Merkel (CDU - cristianodemócratas) no sólo ha conseguido acabar con todos los pesos pesados occidentales de su partido, también ha conseguido acabar con todas las aspiraciones programáticas de los liberales (FDP) como la reducción de impuestos y el control del gasto sanitario. Y aunque al principio de las peleas fiscales parecía que los liberales tenían mucho en común con los cristianosociales (CSU) de Baviera, ahora está claro que no. Mientras que los liberales llaman "cerdos salvajes" (jabalíes) a los bávaros, los bávaros contraatacan con calificativos como "tropa de inútiles" sin rumbo (Gurkentruppe).
Desde que Merkel ha ido recortando las posiciones de los liberales y el ministro de asuntos exteriores Guido Westerwelle (FDP) no ha dado otra muestra que la de someterse sin discusión aparente al dictado de la ex secretaria de agitación y propaganda de las Juventudes Comunistas (FDJ) del este, defendiendo cara a la galería casi con más vehemencia las posiciones de Merkel que la misma Merkel, los liberales no han hecho más que bajar en las encuestas de intención de voto (del 15% al 5%), aunque en Renania del Norte Westfalia pudieron mejorar ligeramente. Esta debilidad derivada de la indefinición tanto de Westerwelle para mantener su parte del acuerdo de coalición y las interminables peleas entre los socios de coalición a raíz de posicionamientos contrapuestos han supuesto que perdieran peso dentro de la coalición. Al fin y al cabo, Merkel tiene una mentalidad forjada en una dictadura comunista a cuyo aparato pertenecía, ¿acaso se podía esperar de ella una actitud de consenso democrático? No en vano muchos la llaman la "presidente del consejo del estado", que era el cargo que mandaba en realidad en la Alemania comunista.
Los liberales habrían hecho mejor mantenerse firmes en sus posiciones con las que obtuvieron el 15% en las pasadas elecciones generales: bajada de los impuestos, reducción de los gastos sociales (sobre todo en sanidad). A la vista de la actitud de los unionistas de CDU y CSU de aplicar los planes liberales, el FDP habría hecho mejor en dar por terminada la coalición, porque cara a sus electores ha quedado como un partido inmaduro, indeciso y hasta traidor.
Ahora resulta que la situación se recrudece. Hay una triple crisis: la crisis real de la economía mundial, otra de contenidos programáticos entre liberales, cristianodemócratas y cristianosociales y una tercera de tipo emocional marcada por desconfianza, disgusto y rabia. En el lado de la Unión falta el respeto por el partido liberal que con un 15% de los votos pretende marcar la línea en determinadas cuestiones, pero la Unión tampoco tiene más del 28% (CDU) + el 7% de los bávaros de la CSU. ¿Acaso esta diferencia en porcentajes justifica el desprecio del segundo partido de la coalición? ¿Acaso pretende la CSU con un 7% ser más que los liberales con un 15%?
El fondo de la cuestión reside en la lista de problemas a resolver:
- Crisis financiera de Opel. General Motors (GM) se negó al final de vender la fábrica alemana, que hace un año había entrado en suspensión de pagos a causa de la quiebra técnica de GM en EE.UU. Ahora resulta que quiere ayuda del estado para sobrevivir. Los liberales, a través de su ministro de economía Brüderle, defienden la postura de que el problema no puede ser asumido por el estado, entre otras porque el Tratado de la UE prohíbe las ayudas estatales que favorecen a un emplazamiento frente a otros. La ayuda ofrecida por Aragón tampoco será posible por este mismo motivo. En cambio, los de la Unión están a favor de las ayudas. Merkel dejó en ridículo a Brüderle en plena rueda de prensa al negarle la oposición a las ayudas, pero después apostó por los argumentos del ministro de economía. ¿En qué estamos?
- El ministro de defensa Karl Theodor zu Guttenberg está a punto de presentar su dimisión por el asunto de un informe sobre un incidente en Afganistán que heredó del anterior ministro de defensa. Zu Guttenberg es actualmente el hombre con más prestigio en la CSU y, por tanto, una espina en el costado de Merkel. Ella acaba con todos que tienen un resto de personalidad propia.
- La dimisión del presidente de la república ha supuesto un duro golpe para Merkel y la Unión. Ahora hasta puede tambalearse el candidato conjunto de CDU, CSU y FDP (Christian Wulff) al existir fuertes fricciones con los liberales, que en parte podrían apoyar al candidato rojiverde Joachim Gauck en caso de irse al garrete la coalición. Wulff podría perder incluso su puesto de ministro presidente de Baja Sajonia al que tiene que renunciar al ser candidato a la presidencia. Será la elección del presidente más incierta y movida de todas.
- En Renania del Norte Westfalia hay una seria crisis parlamentaria. Tras la debacle de la CDU (-10 puntos), los liberales (+0,6 puntos) no son suficientes para una mayoría de gobierno. La socialista Kraft (SPD, -2,6 puntos) no logró ponerse de acuerdo con Verdes y Comunistas ni con Verdes y Liberales, ya que las posiciones programáticas son incompatibles. Tampoco dio resultado la negociación con la CDU como última solución, ya que el SPD es segundo partido y no puede pretender el puesto de ministro presidente, aunque sólo sea por 6.000 votos. Lo más probable es que tengan que repetir las elecciones, igual que pasó en Hesse hace dos años.
La duda es si la coalición en Berlín logra mantenerse operativa hasta la elección del presidente de la república, porque las tensiones aumentan por momentos. Los liberales saben muy bien que sólo podrán recuperar a parte de su electorado si defienden con firmeza las posiciones liberales, aunque para ello sea necesario romper con la coalición y quedarse en la oposición. Pero tampoco pueden dejar en la estocada a Wulff, porque votar a Gauck sería otra traición y el probable fin del FDP en las elecciones en cinco estados federados en 2011 y en las otras dos que podrían repetirse (elecciones generales anticipadas por la ingobernabilidad del país y elecciones en Renania del Norte Westfalia por falta de mayorías y poca disposición para gobernar en minoría). Es decir, a los liberales sólo les queda una salida: Romper con la coalición y acabar así con Merkel y apoyar a Wulff como muestra de buena voluntad y apuesta por el cambio generacional (al que no se atrevieron al poner a demasiados liberales viejos en lugar de introducir más gente nueva como el ministro de sanidad Rösler).
Si se rompe la coalición de gobierno, será posiblemente el fin de Merkel, porque dentro de la Unión las hienas ya huelen el cadáver. No parece probable que una reedición de la gran coalición inmovilista con los socialistas cuente con un apoyo amplio en la Unión, y ya son demasiados que están hartos del estilo dictatorial y nada transparente de Merkel, que se apoya en palmeros sin perfil y no sabe nada de democracia occidental. Los Verdes piden que presente la moción de confianza junto al paquete de recortes que tiene que aprobar el Bundestag (Dieta Federal, cámara baja).
Este mes de junio será crucial. Alemania está al borde del abismo político y no puede soportar por más tiempo el papel de socorrista financiero de países que no han sabido gestionar sus finanzas, porque la gran coalición también ha arruinado aún más las finanzas alemanas después del desastre rojiverde.
Good bye, Germany.
Véase también: Der Tagesspiegel
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