Wulff (CDU) vs. Gauck (SPD+Verdes)
Alemania ha elegido hoy a su nuevo presidente de la república federal, tras la dimisión por sorpresa del anterior (Horst Köhler) después de haber transcuirrido apenas un año desde su reelección en 2009.
La Asamblea Federal se ha hecho interminable, con una duración de diez horas. La primera vuelta sobre las 13 horas dio 600 votos a Wulff (candidato gubernamental de CDU y FDP), 499 (2ª vuelta: 490) a Gauck (candidato de la oposición de SPD y Verdes), 123 (2ª vuelta: 121) Lucrezia Joachimsen (candidata de los comunistas del SED-PDS-La Izquierda) y 3 a Rennicke (NPD - nacionaldemócratas). Nulo 1 (1), abstenciones 13 (7), y tres desmayos en la segunda vuelta (no había ni agua). Foto: Wulff ganó, Merkel perdió.
Finalmente, sobre las 21:30 horas, terminó la tercera vuelta, con dos candidatos (al retirarse los otros dos) que dio la mayoría absoluta a Christian Wulff con 625 votos, mientras que Gauck sólo obtuvo 494 votos, 121 abstenciones (tras la retirada de su candidata los comunistas se abstuvieron casi al completo), 2 votos nulos.
Aunque el resultado final es confortable y repara un poco al candidato gubernamental después de que los comentaristas le vieron ya tocado y medio hundido, la décima elección del presidente de la república federal ha sido una muestra más de que la república está agotada y caduca, pues es un sistema que no funciona.
Por mucho que los políticos alemanes se esfuercen por enfatizar que este ha sido un ejercicio de democracia, la realidad es muy distinta. Para empezar, los dos candidatos principales fueron nombrados por pocas personas reunidas a puertas cerradas. El presidente no es elegido por el pueblo, y los mismos candidatos dejaron claro que para ellos el único sistema válido de elección del presidente es el que hay, a la vez que negaron reiteradamente la conveniencia de una elección directa por el pueblo.
Al cargo de presidente no puede acceder cualquiera, como nos quieren hacer creer los republicanos feroces de la España del 36. Lo eligen los partidos gobernantes, el paripé de la Asamblea Federal al final da siempre el resultado preestablecido, aunque se vote en tres vueltas.
No en vano la idea esgrimida en la Asamblea Federal en un discurso de que igual sería mejor la monarquía hereditaria para evitar todo este circo tuvo aplausos espontáneos por parte de algunos de los presentes. Foto: Gauck tragó, a punto de llorar.
Otro aspecto que subraya lo poco democrático de esta Asamblea Federal es que su composición deja bastante que desear. No sólo es formada por las dos cámaras del parlamento, sino también por cierto número de parlamentarios regionales y -lo que es inaceptable en una democracia- por un número aleatorio de electores nombrados a dedo a invitación de los grupos parlamentarios, en su mayoría artistas, directores de cine, deportistas, músicos y similares, que carecen de toda legitimación democrática para representar al pueblo, por muy respetables que sean como profesionales. Del mismo modo choca bastante el elevado número de momias políticas que hace tiempo dejaron de ser diputado, pero que están allí como si se tratase de puestos vitalicios. Foto: Joachimsen, la candidata sin posibilidades, antigua directora de La Primera alemana.
Si para algo ha servido el teatro parlamentario de hoy es para servir de demostración que algo tiene que cambiar en las estructuras del estado alemán. El éxito mediático de Joachim Gauck, un alemán del este que tras la caída del muro dirigía un instituto estatal de recogida, estudio y análisis de expedientes de la antigua Stasi (Seguridad del Estado, equivalente germano-oriental de la KGB) ha contribuido a que la gente se interesara más por puntos en común entre las dos Alemanias y se planteara en serio analizar el sentido de la jefatura del estado como la tiene actualmente Alemania. A Gauck le ha costado la derrota, se había visto ya residiendo en el Palacio de Bellevue (sede oficial del presidente), y aunque haya tenido una argumentación bastante aceptable para todos, incluso más para el centro-derecha, al final no pudo ser y no obstuvo los votos necesarios a pesar de que muchos liberales del este le dieron su voto. Foto: Rennicke, cantautor del partido neonazi Nacionaldemócratas, un candidato menos que simbólico, ninguneado por la asamblea, no fue ni mostrado por los medios.
Con Christian Wulff por fin Alemania tiene un presidente perteneciente a una generación ajena a la guerra, las dictaduras y las cargas del pasado. Aunque parece un buenista tipo Ruiz Gallardón, al ser el más joven de todos los presidentes que ha tenido Alemania en 61 años, su porte y su occidentalidad aportarán un nuevo estilo a una república caduca y agotada.