09 marzo 2010

La deriva totalitaria de los artistas progres

Los artistas de la progresía parecen haberse todos vueltos locos. Tantas estupideces en tan poco tiempo hacen dudar mucho de la aptitud de muchos artistas para hablar sobre política. Parecen haber pasado todos por un lavado de cerebro, y para eso hay instituciones muy bien preparadas y muy poderosas. Precisamente personas con cierto nivel económico y -se supone- cultural deberían estar mejor informadas y, sobre todo, estar comprometidas con la libertad y la democracia y no apoyar ciegamente a regímenes totalitarios y opresores.

Durante el debate televisivo Real Time sobre la tragedia humana en Haití que se celebró el pasado viernes en la cadena HBO, el actor Sean Penn reclamó muy ofendido que los periodistas norteamericanos que llaman dictador a Chávez vayan a prisión. En un momento del debate Penn empezó a defender al presidente de Venezuela afirmando que “todos los días se tacha de dictador a este líder electo, y nosotros simplemente lo aceptamos y lo aceptamos. Esta es la corriente mediática, realmente debería existir un límite que si se cruza uno vaya a prisión por estas mentiras”.




¿Es esta la idea que tiene Penn de la libertad de expresión, encerrar a periodistas que denuncian a un dictador manifiesto como Chávez? Él llamó fascista a George Bush en algún momento. ¿Debería ir a la cárcel por eso? Ah no, es la libertad de expresión. Claro, según desde dónde se mire.

Un actor con menos caché, pero igual de patético es Guillermo Toledo, que hizo unas declaraciones a varios medios de comunicación antes de participar, junto con otros actores, en una mesa redonda en solidaridad con el Sahara, en las que ha asegurado que esos "presuntos disidentes" encarcelados "son gente que ha cometido actos terroristas contra el Gobierno cubano, actos de traición a la patria y un montón de delitos".

"No son simples disidentes ni prisioneros políticos", y añadido -en referencia a Orlando Zapata- que "este señor, al que se llama disidente, no era más que un delincuente común, que ha sido forzado y manipulado por otras personas parece ser que para ponerse en huelga de hambre y llegar al extremo de dejarse la vida". No cabe duda de que Toledo leyó el Granma este fin de semana.




Es increíble cuánta estulticia puede generar una persona perteneciente a un estamento que siempre habla de cultura. Es evidente que nunca ha conocido un país comunista como simple ciudadano ni ha tenido que sufrir la persecución y la limitación de las libertades. Quizás le venga bien leer con atención lo que le escribió la madre de ese "delincuente común":

No he visto ninguna de tus películas. Sabes que aquí no hay mucho cine. Pero el otro día me vi en la televisión. Era en una grabación con cámara oculta, hecha por el régimen, en un Hospital de La Habana, donde yo daba las gracias a los médicos”.

“Las imágenes son reales: no puedo decir que los médicos trataran mal a Orlando. Pero han querido hacer creer a gente como tú que yo estaba conforme. Lo llevaron a un hospital porque no querían que muriese en una cárcel”. Expone también la anciana que “al final lo dejaron morir” ante la imposibilidad de salvarlo, debido a su maltrecho estado. “No tengo ni siquiera el certificado de defunción. Lo tiene la sección 21”.

Finalmente, la mujer reivindica “a la opinión pública que exija una autopsia que compruebe los golpes que tenía mi hijo por las palizas. Le torturaron por ser negro. Le trataron como a un perro. Ahora nadie puede verificarlo para darte las pruebas que exiges”.

“Mi hijo no era un delincuente, Willy, sino un triste luchador pacífico por la democracia”. Y no era un preso comun, “como tú le llamas”. “Me pregunto si estarás al servicio del Gobierno cubano. Porque para estar bien con ellos hay que hacer lo que ordenan. Así funciona esta cárcel que es Cuba. Ese lugar al que tú y los que piensan como tú gritáis “¡viva!”. Y seguiréis gritándolo aunque estemos ya todos muertos”.

“Willy, que sepas que todavía me qUEdan fuerza y voluntad suficiente para darte más información sobre el asesinato de Orlando. Para desmentir los embustes de los asesinos de mi hijo: Fidel y Raúl Castro. Ésos a los que tú has creído”.




Y no suficiente con las palabras de ese actor de tercera, otro cejista de más trayectoria artística, Miguel Bosé, dijo tras atacar a los disidentes cubanos que "43 años de embargo son una locura" y diciendo que es cierto que "en Cuba siempre ha pasado de todo" pero que si alguien quiere hablar de represión, "en todos los sitios pasa". Y puso como ejemplo las fotografías de Gürtel censuradas en una exposición en Valencia. Así, iguala la retirada de unas imágenes con la brutal agresión física y psicológica que protagoniza la dictadura cubana. El titubeante discurso de Bosé ante los medios es más que ilustrativo de lo que cuesta defender lo indefendible, sólo porque se le ha puesto entre ceja y ceja defender a un regeimen inhumano desde su cómoda posición como ciudadano europeo de alto nivel adquisitivo y con todas las libertades a su alcance, pero sin dudar de poner nuestro orden democrático y constitucional al mismo nivel de países totalitarios como Cuba.



La única respuesta que puede haber a estas declaraciones es un boicot total a todos los productos de esta gente para que no apoyen con el dinero de todos a regímenes opresores. Si no vende ni un disco más, Miguel Bosé tendrá que reflexionar un poco sobre sus palabras, igual que Penn o Toledo. Por suerte nunca había comprado ningún disco de Bosé, y está claro que evitaré pagar por ver las películas en las que intervienen Penn o Toledo, si es que me interesa verlas.


Libertad Digital (Sean Penn)
Libertad Digital (Willy Toledo)
Libertad Digital (Miguel Bosé)


2 comentarios:

Martha Colmenares dijo...

Cuando pasaste por mi blog escribía mi entrada sobre esto, al despertarme y revisar lo primero que me encontré en Libertad Digital.
Y me pareció muy interesante tu valoración, te hice una pregunta para aclarar todo, hasta puede que haga una entrada con ello, pero me falta ese detallito.
Abrazos

Martha Colmenares dijo...

Y lo que acaba de declarar Lula da Silva