Desde las pasadas elecciones europeas, el partido creado a imagen y semejanza de Rosa Díez, también conocida como Rosita la Pastelera por el pasteleo de su partido y su parecido con un político de finales del siglo XIX, está sumido en una grave crisis interna.
Nada de lo que había prometido se ha cumplido. Ello no es de extrañar, por mucho que algunos se extrañen ahora. En primer lugar, doña Rosita tiene un pasado de unas tres décadas que ha vivido en el seno y en la comodidad de un partido bien consolidado como el PSOE, y ya sabemos todos que los grandes partidos se mueven, como dijo Joaquín Leguina en uno de los desayunos de Telemadrid, en el límite de la Constitución, es decir, no practican la democracia interna, sino son fundamentalmente dedocráticos, autoritarios y poco amigos de las disidencias internas. Foto: Una vez bolchevique, siempre bolchevique: Rosa Díez y el PSOE
En segundo lugar, el proyecto de UPyD nació de una necesidad perentoria como la de salvar el pellejo político y un escaño de diputado para su fundadora y dueña Rosa Díez, aparentemente caída en desgracia por su oposición al contubernio del PSOE con los nacionalistas, aunque con ello contradiga su propio pasado cuando ocupaba alguna consejería en el gobierno vasco formado por PNV y PSOE.
Gracias a sus relaciones con los medios de comunicación y algunos intelectuales no nacionalistas, aprovechó el momento del éxito del hasta entonces único partido seriamente contrario a los nacionalistas para copiar sus ideas y lanzar su proyecto en toda España, algo que Ciudadanos no había conseguido aún por una estrategia electoral dubitativa (cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2007) y por la reciente creación del partido. Foto: Una vez bolchevique, siempre bolchevique: Rosa Díez abraza a Fidel Castro
Gracias a esta falta de presencia de Ciudadanos y su identificación como partido catalán, el proyecto copión de R10 pudo hacerse con un escaño en el Congreso en las elecciones generales de 2008, quitando así protagonismo al partido que realmente comenzó con un nuevo estilo de hacer política.
Más transversal en apariencia que Ciudadanos, UPyD ha sido capaz de captar las simpatías de la izquierda sectaria del movimiento ciudadano, tan alérgica a todo lo que no sea izquierda, pero también a los descontentos de PP y PSOE, tanto en militancia como en electorado.
La diferencia fundamental entre UPyD y Ciudadanos es que el primero sólo copió las ideas sin creer en ellas, mientras que el segundo no sólo partió de las ideas que defiende, sino que cree en ellas. Otra cosa diferente es que los que se han ido o se están yendo de Ciudadanos no hayan creído nunca en ellas y se hayan sumado o se estén sumando al conglomerado magenta. Tal vez ésta sea la causa de las disensiones internas de UPyD. Foto: El original y la copia, el acercamiento imposible. Ya se sabe lo que pasa con recambios de imitación.
Las reacciones del aparato directivo de UPyD son sólo una muestra más de que en España muy pocos políticos tienen una mentalidad democrática. Les gusta demasiado la dictadura y la inquisición como para ser capaces de actuar con pragmatismo y sin miedo a la opinión de los demás. No se trata tanto de ideas, sino de una concepción decimonónica de la política, con caciques y compra de votos incluidos.
Al partido de doña Rosita la Pastelera le queda poca vida. Está inmerso en una fase de autodestrucción, a la que algunos aún intentan arrastrar a Ciudadanos, un partido que se está librando del lastre de los grandes inquisidores que se creían algunos. Por experiencia histórica se sabe que las traiciones se pagan, tarde o temprano, y que las aguas suelen volver a sus cauces. Aún es posible y necesario un nuevo estilo de hacer política. Esa es la gran oportunidad del movimiento ciudadano para ocupar, una vez depurado, el espacio político que le corresponde por naturaleza y que no se ha desarrollado realmente desde 1812.
Nada de lo que había prometido se ha cumplido. Ello no es de extrañar, por mucho que algunos se extrañen ahora. En primer lugar, doña Rosita tiene un pasado de unas tres décadas que ha vivido en el seno y en la comodidad de un partido bien consolidado como el PSOE, y ya sabemos todos que los grandes partidos se mueven, como dijo Joaquín Leguina en uno de los desayunos de Telemadrid, en el límite de la Constitución, es decir, no practican la democracia interna, sino son fundamentalmente dedocráticos, autoritarios y poco amigos de las disidencias internas. Foto: Una vez bolchevique, siempre bolchevique: Rosa Díez y el PSOE
En segundo lugar, el proyecto de UPyD nació de una necesidad perentoria como la de salvar el pellejo político y un escaño de diputado para su fundadora y dueña Rosa Díez, aparentemente caída en desgracia por su oposición al contubernio del PSOE con los nacionalistas, aunque con ello contradiga su propio pasado cuando ocupaba alguna consejería en el gobierno vasco formado por PNV y PSOE.
Gracias a sus relaciones con los medios de comunicación y algunos intelectuales no nacionalistas, aprovechó el momento del éxito del hasta entonces único partido seriamente contrario a los nacionalistas para copiar sus ideas y lanzar su proyecto en toda España, algo que Ciudadanos no había conseguido aún por una estrategia electoral dubitativa (cara a las elecciones autonómicas y municipales de 2007) y por la reciente creación del partido. Foto: Una vez bolchevique, siempre bolchevique: Rosa Díez abraza a Fidel Castro
Gracias a esta falta de presencia de Ciudadanos y su identificación como partido catalán, el proyecto copión de R10 pudo hacerse con un escaño en el Congreso en las elecciones generales de 2008, quitando así protagonismo al partido que realmente comenzó con un nuevo estilo de hacer política.
Más transversal en apariencia que Ciudadanos, UPyD ha sido capaz de captar las simpatías de la izquierda sectaria del movimiento ciudadano, tan alérgica a todo lo que no sea izquierda, pero también a los descontentos de PP y PSOE, tanto en militancia como en electorado.
La diferencia fundamental entre UPyD y Ciudadanos es que el primero sólo copió las ideas sin creer en ellas, mientras que el segundo no sólo partió de las ideas que defiende, sino que cree en ellas. Otra cosa diferente es que los que se han ido o se están yendo de Ciudadanos no hayan creído nunca en ellas y se hayan sumado o se estén sumando al conglomerado magenta. Tal vez ésta sea la causa de las disensiones internas de UPyD. Foto: El original y la copia, el acercamiento imposible. Ya se sabe lo que pasa con recambios de imitación.
Las reacciones del aparato directivo de UPyD son sólo una muestra más de que en España muy pocos políticos tienen una mentalidad democrática. Les gusta demasiado la dictadura y la inquisición como para ser capaces de actuar con pragmatismo y sin miedo a la opinión de los demás. No se trata tanto de ideas, sino de una concepción decimonónica de la política, con caciques y compra de votos incluidos.
Al partido de doña Rosita la Pastelera le queda poca vida. Está inmerso en una fase de autodestrucción, a la que algunos aún intentan arrastrar a Ciudadanos, un partido que se está librando del lastre de los grandes inquisidores que se creían algunos. Por experiencia histórica se sabe que las traiciones se pagan, tarde o temprano, y que las aguas suelen volver a sus cauces. Aún es posible y necesario un nuevo estilo de hacer política. Esa es la gran oportunidad del movimiento ciudadano para ocupar, una vez depurado, el espacio político que le corresponde por naturaleza y que no se ha desarrollado realmente desde 1812.
3 comentarios:
Chico, no pierdas el tiempo, el movimiento se hace al andar y aquí poco a poco se esta haciendo el andar, si quieres podemos hablar de los principios de todos los partidos democráticos que hay en España, y seguro que un partido joven empiece a expedientar a gente con poder es porque algo se hizo mal, muchos partidos de España debería de hacer algo parecido y les iría mejor, casos como Chaves, Camps, Blanco, Fabra, etc..,etc...
Antes de tener que aparentar que no te estan engañando como votante, debería de hacer limpieza en muchos partidos.
Por cierto, lo del pastel, si eres más de salado, dilo pero ya huele lo del pastel.
Unos expedientan para acallar a los críticos, otros no expedientan a los corruptos, otros no tramitan expedientes justificados por causas varias... me parece que todos los partidos funcionan mal en este sentido, pero está claro que al final lo que cuenta es hacer piña para sacar votos. Lo que cambiará la actitud de la mayoría de los políticos y el funcionamiento de los partidos sería limitar los mandatos en todos los ámbitos a ocho años. Entonces muchos se tomarían la política y a los ciudadanos más en serio.
Para ampliar información sobre el tema.
Historia parcial de UPyD en hilos
Web de los expedientados>
Amiga de UPyD
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