La canciller alemana Ángela Merkel, ex secretaria de las Juventudes Comunistas [FDJ] de la antigua Zona de Ocupación Soviética de Alemania Central y actual liquidadora de la Unión Cristiano-Demócrata de Alemania y de la Eurozona, se carcateriza por su talento de cuentacuentos, sobre todo teniendo en cuenta sus mensajes navideños al pueblo alemán (o lo que queda de él), marcados por su parecido a un cuento infantil y su dinámica soporífera (valga la contraposición).
Lo de Grecia al final se está volviendo una historia divertida - en el sentido más sarcástico de la palabra. Por mucho que se empeñen los lacayos del Club Bilderberg (Merkel, Juncker y otros cuentacuentos del ocaso europeo), el problema heleno se está complicando por momentos, en medio de esa indignidad de los mandatarios europeos que no son capaces de tomar una decisión contundente y definitiva.
Su sometimiento al dictado del Club Bilderberg, que necesita el Euro como instrumento de dominación de Europa, impide que tomen la mejor medida para salvar Europa del desastre económico, porque lo más sensato sería echar ipso facto a Grecia del Euro y, mejor aún, de la Unión Europea. Las últimas payasadas de Papandréu, que sólo a los bancos españoles ha costado 6.000 millones de euros de pérdida de valor bursátil en un día, deberían ser suficientes para decir que hasta aquí hemos llegado.
Mientras que los mandatarios se sientan a engullir costosísimos manjares en las calurosas noches de Cannes (pronúnciese "Cán" y no "Cans" ni "Canes") junto al heleno que acaba de apuñalarlos por la espalda, todos con sonrisitas de lo más desenfadadas, los ricachones del país de Homero se dedican a sacar sus capitales fuera de una Grecia condenada a volver al Dracma para invertirlos en otros países como Bulgaria, Serbia y Alemania, donde no sólo siguen con su actividad empresarial, sino donde adquieren propiedades inmobiliarias multimillonarias para sacar el máximo rédito, cuando su amado país, del que todo griego siempre se sentirá orgulloso como un turco del suyo, y mucho tienen los griegos de turcos y menos de los griegos que realmente eran griegos hace dos mil años, se queda en la ruina, que no en la miseria, porque a la vista está que los griegos pueden aguantar lo que ningún otro país sería capaz: huelgas generales hoy sí y mañana también, deslocalización industrial, impago de deudas y facturas, etc., etc., etc.
Al final no tendrán más remedio que afrontar la realidad con la única medida posible: la expulsión de Grecia del Euro, su vuelta al Dracma y la declaración de la bancarrota de Grecia para que el país pueda arreglar su desaguisado económico él solito. Y mientras, Papandréu baila sirtaki con Ángela y toda la tropa de mandatarios errantes de Europa.
1 comentario:
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