Banderas azules con estrellas ondean bajo un cielo de nubes negras que auguran un futuro político poco halagüeño de una farsa llamada Europa y que se aleja cada vez más de la democracia participativa para convertirse en una tiranía ejercida por hombres grises en una torre de Babel ubicada en la capital de un país en descomposición y que se observa desde los confines del espacio comunitario con desconfianza basada en un pasado tenebroso no tan remoto de cuando las banderas que ondeaban eran rojas.
El día postelectoral comenzó con un sabor amargo, fruto de la desolación que invade el cuerpo al ver el panorama sombrío de un fracaso electoral. Europa ha fracasado -nuevamente- por no haber sabido transmitir a los ciudadanos los beneficios de su existencia como unión de estados, antaño libres y soberanos, ahora sometidos al dictado de una jerarquía de burócratas nombrada por ella misma y decorada con un parlamento sin competencias reales que parece más una estación terminal en la que desembocan vías muertas procedentes de todos los confines del continente.
El ir y venir de los que dicen representarnos a los ciudadanos sin que les importemos realmente más de lo que le importa a una lombriz la vida de un árbol cuyas raíces está devorando, parece un desfile de elefantes, ratas y ratones muertos que antaño moraban en los parlamentos nacionales de sus países hasta que se desgastaron y quemaron políticamente para vivir ahora de las prebendas de un nuevo feudalismo financiado a costa de los esfuerzos de los nuevos serviles para costear el lujo de una torre de Babel no sometida a control democrático alguno.
Las elecciones de ayer han demostrado que los ciudadanos europeos muestran un escaso interés por sus instituciones europeas y les es indiferente ser gobernados por personas a las que no eligen, mientras creen en un espejismo llamado parlamento con atribuciones casi exclusivamente decorativas.
Los que han ido a votar optaron por los mismos partidos que fomentan la continuidad y el afianzamiento de un régimen feudal moderno. La constante caída de la participación no parece preocupar realmente a los elegidos, cada vez menos legitimados para seguir adelante con una Unión Europea que nada tiene que ver con lo que los ciudadanos demandan y que la desaprueban con su abstención. Nada importa que en algunos países la participación apenas sobrepasa el 25%. Y cuando aparecen críticos con el sistema, los grupos del poder fáctico se encargan de descalificar a los partidos como ultraderecha, racista o ultraconservador, nunca reparan en la ultraizquierda ni en el mal funcionamiento de la Unión que lleva a mucha gente a votar a opciones con planteamientos novedosos o radicales, labor en la que participa con entusiasmo la prensa y la televisión al usar un lenguaje lamentable, intolerante y desalentador que no hace sino reforzar la sensación de impotencia que pueden sentir los ciudadanos.
Ese podría ser el objetivo de los poderes fácticos, ya que la no participación ciudadana en las decisiones tomadas en Bruselas facilita las cosas a los que no quieren que les controlen o digan lo que deben hacer. Hace tiempo que no elegimos realmente a nuestros gobernantes, nos hacen creer que los elegimos, mientras que éstos están cada vez más presos entre las garras de los que mueven los hilos. Y tal vez sin ser conscientes de ello, en la penumbra actúan algunos sectarios para impedir que prospere cualquier movimiento alternativo movido por el entusiasmo y la ilusión de los ciudadanos honrados, ninguneado por los medios controlados por los hombres grises en la sombra.
Sea como fuere, mientras podamos no debemos sucumbir ante la implantación de un régimen orwelliano, aunque esta nueva legislatura europea se le parece un poco más. Adelante, ciudadanos, no cesemos en nuestros esfuerzos por un mundo mejor, aunque parezca imposible.
El ir y venir de los que dicen representarnos a los ciudadanos sin que les importemos realmente más de lo que le importa a una lombriz la vida de un árbol cuyas raíces está devorando, parece un desfile de elefantes, ratas y ratones muertos que antaño moraban en los parlamentos nacionales de sus países hasta que se desgastaron y quemaron políticamente para vivir ahora de las prebendas de un nuevo feudalismo financiado a costa de los esfuerzos de los nuevos serviles para costear el lujo de una torre de Babel no sometida a control democrático alguno.
Las elecciones de ayer han demostrado que los ciudadanos europeos muestran un escaso interés por sus instituciones europeas y les es indiferente ser gobernados por personas a las que no eligen, mientras creen en un espejismo llamado parlamento con atribuciones casi exclusivamente decorativas.
Los que han ido a votar optaron por los mismos partidos que fomentan la continuidad y el afianzamiento de un régimen feudal moderno. La constante caída de la participación no parece preocupar realmente a los elegidos, cada vez menos legitimados para seguir adelante con una Unión Europea que nada tiene que ver con lo que los ciudadanos demandan y que la desaprueban con su abstención. Nada importa que en algunos países la participación apenas sobrepasa el 25%. Y cuando aparecen críticos con el sistema, los grupos del poder fáctico se encargan de descalificar a los partidos como ultraderecha, racista o ultraconservador, nunca reparan en la ultraizquierda ni en el mal funcionamiento de la Unión que lleva a mucha gente a votar a opciones con planteamientos novedosos o radicales, labor en la que participa con entusiasmo la prensa y la televisión al usar un lenguaje lamentable, intolerante y desalentador que no hace sino reforzar la sensación de impotencia que pueden sentir los ciudadanos.
Ese podría ser el objetivo de los poderes fácticos, ya que la no participación ciudadana en las decisiones tomadas en Bruselas facilita las cosas a los que no quieren que les controlen o digan lo que deben hacer. Hace tiempo que no elegimos realmente a nuestros gobernantes, nos hacen creer que los elegimos, mientras que éstos están cada vez más presos entre las garras de los que mueven los hilos. Y tal vez sin ser conscientes de ello, en la penumbra actúan algunos sectarios para impedir que prospere cualquier movimiento alternativo movido por el entusiasmo y la ilusión de los ciudadanos honrados, ninguneado por los medios controlados por los hombres grises en la sombra.
Sea como fuere, mientras podamos no debemos sucumbir ante la implantación de un régimen orwelliano, aunque esta nueva legislatura europea se le parece un poco más. Adelante, ciudadanos, no cesemos en nuestros esfuerzos por un mundo mejor, aunque parezca imposible.
6 comentarios:
Vaya, como ha cambiado tu discruso de unos meses a esta parte. De defender entusiásticamente un europeísmo federalista pasas a atacar tan ferozmente a la Unión Europea, con los mismos argumentos que solemos utilizar los euroescépticos. Me alegro de que estés evolucionando en el buen sentido, aunque mucho me temo que si Durán hubiese conseguido un escaño, hoy tu análisis sería muy distinto.
Por cierto, hablando de Durán, ¿cuándo va a dimitir Rivera o a anunciar la disolución de Ciudadanos? Es lo más decente que podría hacer, habida cuenta de que presentándose en coalición ha sacado la cuarta parte de votos en toda españa de los que obtuvo hace menos de tres años solo en Cataluña.
En fin, solo lo siento por Ganley, que no ha sacado ni su propio escaño. Un gran proyecto, pésimamente aconsejado y peor ejecutado.
RR: Mi discurso no ha cambiado. Una cosa es la realidad, y otra lo que me gustaría que fuera la UE. Lo que digo hoy de la UE lo llevo diciendo mucho tiempo, e incluso con Durán de eurodiputado ese discurso sería el mismo.
Libertas ha levado una pésima campaña electoral, mal organizada, mal abastecida con material, sin información en su web. En C's hemos hecho lo que pudimos.
Albert no tiene que dimitir ni se tiene que disolver C's. Posuiblemente tengamos más futuro que UPyD. ;-)
Lo que sí hay que hacer es analizar la situación y eliminar los fallos, que ha habido muchos.
Está claro que el ninguneo en los medios ha sido fatal, mientras que R10 cuenta con el apoyo de LD, FJL y EL Mundo.
Joder, colega, no crees que eres un poco duro.
Me suena esto un poco a izquierdismo, con perdón.
Qué pasa a "Ciudadanos" que cuando se aplican la crítica no salen de la lástima o de la crítica radical (más radical que crítica). Obviamente, me refiero a todo ese desencanto del ciudadanismo que hay por ahí...
Te recomiendo el último post a mi blog (ahora voy a ponerlo...).
Benito, lamentablemente en Ciudadanos hay muchos criticones que no hacen más que llorar y descalificar en lugar de poner algo de su parte para lograr resultados. El artículo resulta duro, me inspiro en una novela sobre la Guerra de Marruecos, tal vez por eso tiene un tono así de contundente.
Las ideas ciudadanas no se aplican bien en ninguna parte ni creo que los ciudadanos en general estén preparados para participar más en los asuntos políticos, y eso es muy cómodo para los políticos.
Atreides aplica la censura cuando alguien niega la realidad de su visión del mundo.
Luego dice que son insultos, etc, etc.
Por cierto, cuando yo dejé Ciutadans teníamos 90.000 votos. Los riveristas habéis conseguido dividir esa cifra por 12. Enhorabuena.
Anónimo: No aplico censura, sólo no publico comentarios maleducados.
Además, eres valiente hablando como anónimo.
El número de votos de hace tres años no es extrapolable a las europeas, entre otras porque la participación ha sido muy inferior. Por otra parte, la visibilidad de C's ha sido nula, entre otras por los tejemanejes de R10 y su amiguete del alma Pedro Jota calvorota, sectario como él solo, carente de mentalidad democrática y pluralismo y que difunde mentiras por SU periódico (que yo ya casi no compro). Luego está FJL, un hipócrita ex comunista y ahora ex facha que besa los pies a R10, una socialista bolchevique de toda la vida por mucho que ahora se disfrace de mujer política 10 antinacionalista.
El experimento de la coalición ha sido un fracaso, pero no por culpa de Rivera, sino por lo mal que ha respondido Libertas y lo mal que los organizadores de la misma han hecho su trabajo. C's tiene su sitio y va a recuperarlo.
Lo único bueno del asunto Libertas: Se han ido casi todos los sectarios de la extrema izquierda que querían convertir C's en otra IU y que prqacticaban el acoso y derribo al más puro estilo estalinista, ahora reunidos parcialmente, con algunos elementos peligrosos para la salud democrática de un partido, en UPyD.
Ciudadanos es ahora un partido nacional, no sólo Ciutadans, y si algunos pensáis que C's se acabó con estas elecciones, estáis muy equivocados. Las europeas en realidad son poca cosa, en España no interesa a casi nadie la UE o el Parlamento Europeo. Se ha visto que sólo C's hablaba de Europa en esta campaña, los demás se han dedicado a otra cosa, a su marujeo político barriobajero. R10 no destacó, pero sacó tajada con el apoyo por el facha FJL y el chaquetero sectario de PJ. A los rojillos de UPyD os tiene que dar náuseas contar con apoyos de estos sectores.
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