La Volksbühne (Teatro del Pueblo) en la antigua plaza Bülowplatz en Berlín, desde tiempos de la RDA denominada Rosa-Luxemburg-Platz, se levantó en 1914 promovida por un movimiento popular.
La asamblea fundacional de la asociación Freie Volksbühne se celebró en 1890. Dos años más tarde, en 1892, se escindió la Neue Freie Volksbühne" y encargó la construcción del teatro. El objetivo de la organización obrera de visitantes del teatro era promocionar un arte escénico realista y contemporáneo y de ofrecer al proletariado visitas al teatro a precios reducidos y acercarlo así al arte escénico. El edificio del teatro se construyó entre 1913 y 1914 según los planos de Oskar Kaufmann sobre la plaza Bülowplatz en el Distrito de Centro de Berlín. En la parte superior de la fachada principal se había incrustado el lema "El Arte para el Pueblo". Izquierda: Logo actual. Derecha: El teatro antes de la guerra.
El primer director artístico de la Volksbühne fue Max Reinhardt. Erwin Piscator lo fue en los años de 1930 y Benno Besson en los años de 1970. Todos ellos dejaron su huella en este teatro.
Desde la caída del muro, el teatro Volksbühne en la antigua plaza Bülowplatz, hoy Rosa-Luxemburg-Platz, ha sido paradigma indiscutible de lo que más ha estado en boga en contraposición con lo que se quedó desfasado.
Tras la reunificación de Berlín, el director teatral Frank Castorf dirigía este teatro centenario de forma excesiva, controvertida y rompedora en lo estético y de manera meditada en el concepto y en la organización. La Volksbühne es, paradójicamente, elitista y popular, excéntrica y masiva. Castorf, nacido en 1951 en Berlín oriental, adquirió celebridad como "violador de los clásicos", su ascenso se inició en la antigua RDA, donde ya lidió con la censura de funcionarios y políticos que no toleraban sus críticas y su temperamento independiente. Hoy por hoy, Castorf es el director de teatro mejor valorado por la crítica alemana, aunque no necesariamente por el gran público, que con frecuencia se rinde desconcertado ante su vertiginoso, radical y perturbador lenguaje escénico.
"Dentro de tres años seremos famosos o estaremos muertos", dijo Frank Castorf al hacerse cargo de la dirección artística de la Volksbühne en 1992. El maestro de la deconstrucción estética (cuyos montajes ostentan el mote de "Ensalada de patatas", mote que describe en clave de humor germano su manía de cortarlo todo en trocitos y remezclarlo con su salsa particular), ha logrado transformar este teatro que basaba su tradición en temas políticos en uno de los escenarios más excitantes de Alemania. Directores como Christoph Marthaler, conocido por su teatro de la lentitud, el cineasta Christoph Schlingensief, especialista en provocaciones teatrales, el coreógrafo Johann Kresnik, René Pollesch, responsable artístico del espacio Prater de la Volksbühne, y el mismo Castorf con sus investigaciones sismográficas y sus adaptaciones multimedia de novelas, constituyen la vanguardia y garantizan la renovación estética, un teatro propenso al experimento, situado a medio camino entre el estudio de la realidad y la paradoja. Para ello, Castorf confía en un elenco de extraordinaria calidad.
La asamblea fundacional de la asociación Freie Volksbühne se celebró en 1890. Dos años más tarde, en 1892, se escindió la Neue Freie Volksbühne" y encargó la construcción del teatro. El objetivo de la organización obrera de visitantes del teatro era promocionar un arte escénico realista y contemporáneo y de ofrecer al proletariado visitas al teatro a precios reducidos y acercarlo así al arte escénico. El edificio del teatro se construyó entre 1913 y 1914 según los planos de Oskar Kaufmann sobre la plaza Bülowplatz en el Distrito de Centro de Berlín. En la parte superior de la fachada principal se había incrustado el lema "El Arte para el Pueblo". Izquierda: Logo actual. Derecha: El teatro antes de la guerra.
El primer director artístico de la Volksbühne fue Max Reinhardt. Erwin Piscator lo fue en los años de 1930 y Benno Besson en los años de 1970. Todos ellos dejaron su huella en este teatro.
Desde la caída del muro, el teatro Volksbühne en la antigua plaza Bülowplatz, hoy Rosa-Luxemburg-Platz, ha sido paradigma indiscutible de lo que más ha estado en boga en contraposición con lo que se quedó desfasado.
Tras la reunificación de Berlín, el director teatral Frank Castorf dirigía este teatro centenario de forma excesiva, controvertida y rompedora en lo estético y de manera meditada en el concepto y en la organización. La Volksbühne es, paradójicamente, elitista y popular, excéntrica y masiva. Castorf, nacido en 1951 en Berlín oriental, adquirió celebridad como "violador de los clásicos", su ascenso se inició en la antigua RDA, donde ya lidió con la censura de funcionarios y políticos que no toleraban sus críticas y su temperamento independiente. Hoy por hoy, Castorf es el director de teatro mejor valorado por la crítica alemana, aunque no necesariamente por el gran público, que con frecuencia se rinde desconcertado ante su vertiginoso, radical y perturbador lenguaje escénico.
"Dentro de tres años seremos famosos o estaremos muertos", dijo Frank Castorf al hacerse cargo de la dirección artística de la Volksbühne en 1992. El maestro de la deconstrucción estética (cuyos montajes ostentan el mote de "Ensalada de patatas", mote que describe en clave de humor germano su manía de cortarlo todo en trocitos y remezclarlo con su salsa particular), ha logrado transformar este teatro que basaba su tradición en temas políticos en uno de los escenarios más excitantes de Alemania. Directores como Christoph Marthaler, conocido por su teatro de la lentitud, el cineasta Christoph Schlingensief, especialista en provocaciones teatrales, el coreógrafo Johann Kresnik, René Pollesch, responsable artístico del espacio Prater de la Volksbühne, y el mismo Castorf con sus investigaciones sismográficas y sus adaptaciones multimedia de novelas, constituyen la vanguardia y garantizan la renovación estética, un teatro propenso al experimento, situado a medio camino entre el estudio de la realidad y la paradoja. Para ello, Castorf confía en un elenco de extraordinaria calidad.
"Si el arte puede algo es crear una conciencia de crisis, en vez de sublimarla." Castorf, junto a su dramaturgo jefe Matthias Lilienthal, actual director de los teatros Hebbel am Ufer, ha convertido en poco tiempo el edificio gris y hermético de la Volksbühne en un lugar de culto, rescatando la identidad de toda una generación -la de la Alemania comunista- y regenerándola en un activo cultural sin precedentes. Izquierda: Frank Castorf.
Con una programación y modos de hacer totalmente distintos, Castorf ha logrado cautivar a un público inusualmente joven y crear toda una marca de fábrica de producciones escénicas, musicales y artísticas.
Joven, vestido de negro, botellín de cerveza en la mano, así era el visitante de culto en los primeros tiempos de la nueva Volksbühne. Después de la representación subía directo al "Salón Rojo" (Roter Salon) situado en el vestíbulo superior del ala izquierda, para disfrutar de un concierto de DJ o de una sesión nocturna de vídeo en el "Salón Verde" (Grüner Salon) ubicado en el vestículo superior del ala derecha. O bien acudía a una discusión sobre "Capitalismo y Depresión" con Las Ratas, el grupo de teatro formado por los sin techo e integrado en la Volksbühne, o simplemente se tomaba una segunda y una tercera cerveza en la cantina del sótano en compañía de los actores.
La Volksbühne ha sabido ponerse a sí misma en escena como una excitante obra de arte, presentándose como un proyecto o montaje concreto, sabiendo reconocer la desaparición de la escena del público tradicional burgués y apostando claramente por otros públicos, gente más joven acostumbrada a ir al cine, a conciertos o a clubes. Al fenómeno Volksbühne todavía le quedan unos años, el Senado de Berlín acaba de renovar el contrato de Frank Castorf hasta 2013.
La asociación refundada tras la guerra en Berlín Occidental comenzó con la explotación y gestión de teatros propios como el teatro que antaño inauguró en 1914 en el posterior sector de ocupación soviética y que fue casi totalmente destruido durante la Segunda Guerra Mundial, reconstruido en los años de 1950 sobre todo por su simbolismo como teatro popular dedicado a la difusión de la cultura entre el proletariado.
La asociación Freie Volksbühne Berlin comenzó su nueva andadura alquilando entre 1949 y 1963 el teatro Theater am Kurfürstendamm en Berlín Occidental y tomó en consideración la sustitución de la antigua sala en el este de la ciudad por un gran teatro propio. Así aconteció que se encargara al arquitecto Fritz Bornemann la planificación y el diseño del nuevo teatro Freie Volksbühne, inaugurado en 1963, al que volvió como primer directo general Erwin Piscator. Foto: La Volksbühne tras la guerra.
Tras la caída del muro, la casa se quedó temporalmente vacía, sirvió algún tiempo de escenario para musicales y debía ser transformado finalmente en un centro comercial o de multicines. Sin embargo, al final fue arrendado en 2001 por la compañía de Festivales de Berlín "Berliner Festspiele GmbH" y sigue funcionando como escenario para este festival de teatro en Berlín.
Con un acto festivo en el Deutsches Theater, la organización de visitantes de teatros Freie Volksbühne celebró el 27 de octubre de 2008 el 60º aniversario de su existencia desde la refundación tras la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, su historia comenzó en el año 1890, cuando con su llamamiento fundacional Bruno Wille intentó esquivar la censura de los teatros en Prusia. La primera casa propia se inauguró en 1914 con la Volksbühne en la antigua plaza Bülowplatz.
No obstante, su historia comenzó en el año 1890, cuando con su llamamiento fundacional Bruno Wille intentó esquivar la censura de los teatros en Prusia. La primera casa propia se inauguró en 1914 con la Volksbühne en la antigua plaza Bülowplatz.
A continuación del acto festivo del 27 de octubre se presentó la puesta en escena de Michael Thalheimer de Las Ratas, de Gerhart Hauptmann. Para ello hubo una razón importante: El montaje de esta obra por el director artístico Rudolf Noelte con Cordula Trantow, Will Quadflieg, Günter Lamprecht, Gottfried John y Lena Stolze había sido la primera producción de la Freie Volksbühne, que en 1977 había sido invitada al festival de teatro de las salas de lengua alemana.
Tras la Segunda Guerra Mundial y hasta la construcción de la casa propia en la calle Schaperstraße de Wilmersdorf se había instalado en el Theater am Kurfürstendamm como sede provicional de la Freie Volksbühne en Berlín Occidental después de que la asociación fuera disuelta en la parte oriental de la ciudad como organización de venta de entradas de teatro.
En el teatro en el Kurfürstendamm fueron directores de la Freie Volksbühne Oscar Fritz Schuh, Rudolf Noelte y Erwin Piscator. En 1963, Piscator escenificó allí el estreno mundial espectacular de la obra de Rolf Hochhuth titulada "Der Stellvertreter" (El Sustituto).
En el teatro en el Kurfürstendamm fueron directores de la Freie Volksbühne Oscar Fritz Schuh, Rudolf Noelte y Erwin Piscator. En 1963, Piscator escenificó allí el estreno mundial espectacular de la obra de Rolf Hochhuth titulada "Der Stellvertreter" (El Sustituto).
En el mismo año se inauguró el nuevo teatro de la Freie Volksbühne en la calle Schaperstraße. La casa estuvo marcada durante largos años por la dirección de Kurt Hübner. Foto: Las oficinas de la asociación.
Fuente: Berliner Morgenpost (Correo Matutino de Berlín).
Fuente: Berliner Morgenpost (Correo Matutino de Berlín).
1 comentario:
Aprovecho para desearte Feliz Navidad para ti y los tuyos, y que el Niño Dios os bendiga y llene vuestro corazón de amor y esperanza.
Un beso.
Publicar un comentario