Cada vez que hay nuevos atentados de ETA, especialmente cuando se producen con víctimas mortales, los dos principales bandos del debate constante e interminable vuelven a repetir mil veces sus argumentos a favor y en contra de la negociación con ETA y sus consecuencias.
Los políticos que hablan a favor de la negociación y que incluso la han llevado a cabo, muy especialmente el Equipo Z liderado por este primer ministro iluminado e incapaz de gestionar un país como el Reino de España, nunca nos han contado cuáles son los contenidos de tales negociaciones. Tengamos en cuenta que ellos negocian en nombre del pueblo espanol, no en nombre de una empresa ni por un mandato expreso de los ciudadanos otorgado en virtud de un referendum sobre esta cuestión. Consecuentemente, nos deben una explicación sobre los contenidos de la negociación.
Al margen de esta cuestión formal y de legitimidad, el debate se nutre de pura demagogia, de conceptos biensonantes, de propósitos tan loables como utópicos, que llenan las bocas y las cabezas de palabrería, que cansan las mentes y acaban o con la paciencia o el interés por el tema.
Se habla de tener que acabar con las muertes y las bombas en pro de la paz en un país que no está en guerra sino que está siendo dominado por delincuentes que disfrutan con asesinar, con destruir y de polemizar alegando una cuestión de origen artificial inventada a finales del siglo XIX, tan artificial como algunas nuevas lenguas oficiales en ciernes.
Está claro, clarísimo, que ETA sólo puede tener un punto de negociación: La fecha de la independencia del País Vasco. Tal vez -y como mucho- las condiciones accesorias de tal independencia. No hay nada más que negociar. En realidad ni siquiera se trata de una negociación, pues es ETA quien impone las condiciones y España quien cede.
Ante este panorama, no entiendo esta discusión entre besugos de atribuir unos a otros el haber negociado, haber querido negociar o de haber intentado conseguir acabar con ETA por la vía de la negociación. Es imaginable que se ofreciera a ETA el perdón de sus delitos a cambio de su integración en la vida política democrática, algo que se hizo en Irlanda del Norte con el IRA y cuya situación no es comparable, pero que es inaceptable por el agravio que supone para todas las víctimas y la claudicación que implica para la democracia y el estado de derecho.
Además, hay que tener en cuenta que ETA o sus brazos políticos -llámense Herri Batasuna, Batasuna, Euskal Herritarok, PCTV, ANV- nunca han conseguido un apoyo electoral superior al 20% en el País Vasco y que la opción independentista apenas llega al 50% contando a todos los nacionalistas que actúan dentro del sistema democrático (PNV, Aralar, EA). ETA lo sabe y por esto defiende su objetivo de conseguir la independencia por sus medios, pues tampoco está interesada en un sistema democrático, sino en un régimen parecido al cubano, con ETA como partido único que gobierna.
La payasada y chapuza del PSOE liderado por el iluminado Zapatero, tan inculto como inmaduro políticamente hablando, de volver a negociar con ETA y deshacer los logros del gobierno Aznar en materia antiterrorista (no olvidemos que ETA estaba económicamente en las últimas y diezmada en sus efectivos) y dar nuevo oxígeno a la banda, que por una parte usó la falsa tregua se reorganizó contando con la vista gorda ordenada a las fuerzas de seguridad y por otra parte logró colocar a sus brazos políticos nuevamente en las instituciones, nos ha llevado a la nueva situación y que obliga ahora a Zapatero de volver torpemente a la política antiterrorista de Aznar. Creer que ETA ya no cuenta con activistas es un error, pues en el País Vasco las Ikastolas han servido de cantera durante fácilmente veinte anos para nuevos terroristas, con una juventud vasca radicalizada y con ideas deformadas por un sistema educativo manipulado por los nacionalistas.
Para ETA no es importante a quién mata. Nunca se acerca a los altos cargos del gobierno. Le vale con un brigada que no pinta nada en toda esta cuestión ni pertenece al gremio que decidirá sobre el futuro. Se trata de cansar a la población para que por fin ceda y permita que el País Vasco se independice en contra de toda lógica y legitimidad histórica. Para ello cuentan también con un amplio plantel de tontos útiles en la Unión Europea, ignorantes de la historia de Espana y hasta de sus propios países, defendiendo la "libertad" de un territorio libre perteneciente a un estado democrático y de derecho para que pase a una dictadura comunista como la que propone ETA. Tontos útiles que con sus decisiones provocan casos como él de Kosovo y de Georgia. Por eso pregunto: ¿Negociación para qué?
3 comentarios:
¿Negociar? Yo creo que Zapatero no lo ha dejado de hacer nunca.
Un saludo
Tampoco lo creo. Me da que a los progres les da morbo sentarse con terroristas a negociar. Tiene algo de ilegal, y lo ilegal a veces da morbo.
Está muy bueno el análisis, Atreides.
Un abrazo, Martha
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