En las recientes elecciones autonómicas en dos importantes estados federados de Alemania, los conservadores ("populares") dela Unión Cristiano-Demócrata sufrieron un varapalo bastante sonado especialmente en el estado federado de Hesse, con una pérdida de votos superio al 12%, mientras que en Baja Sajonia las pérdidas fueron menores y permiten seguir gobernando en colación con los liberales del FDP, partido que se ha visto reforzado tanto en Baja Sajonia como en Hesse. En este último estado, la CDU aventaja a los socialistas del SPD en sólo unos 3.000 votos. Lo más llamativo es la entrada de los comunistas en ambos parlamentos autonómicos con un 7,1 y un 5,1%, respectivamete. El partido sucesor del opresor y totalitario SED (Partido Socialista Unificado = PC), que tras la fundación de la antigua RDA nació de la fusión entre el SPD y el KPD (PC alemán) en la zona soviética, ha entrado así en dos estados federados occidentales, y parece que los votantes (seguramente en una gran parte germano-orientales afincados ahora en la Alemania occidental) pasan por alto su turbio pasado como partido marioneta de la URSS.
En Hesse, la debacle se debe en gran parte a la estrategia equivocada de su ministro presidente Koch, quien durante la campaña electoral dio excesiva importancia al tema de los jóvenes extrajeros delincuentes y violentos a raíz de recientes actos de violencia de éstos contra gente mayor. Como medida (ya en marcha desde hace años por iniciativa privada) se proponen campos de reeducación similares a los que funcionan en EE.UU. y que en Alemania están dando frutos (son mucho más civilizados que en EE.UU., y los mismos jóvenes que pasan por ellos aprecian su efecto socializador, pues en parte la delincuencia violenta de muchos jóvenes extranjeros deriva de una falta de educación y formación y, por tanto, la falta de oportunidades). Aunque pueda ser un tema candente, sin embargo no debería prevalecr en una campaña electoral. La izquierda aprovechó el tema ara arremeter contra Koch por "xenófobo" y "ultraderechista", lo cual no es sino demagogia barata infundada, pues no se trataba ni de xenofobía ni de postulados de la ultraderecha. Con Merkel, la CDU sufre una indefinición ideológica cada vez más grave que la ha llevado a una izquierdización. Esa izquierdización hace que muchos de sus votantes tradicionales se decantan por otras opciones como los liberales, o simplemente no votan. Pero también se destaca que el votante actual ya no es tan fiel a corrientes ideológicas concretas, más bien buca alternativas para la solución de sus problemas.
Un efecto de esa búsqueda de soluciones alterntivas es el avance preocupante de la extrema iquierda del partdo DIE LINKE (La Izquierda), liderada por antiguos comunistas de la RDA como Lothar Bisky y Gregor Gysi (fracasado senador de economía de Berlín y tertuliano solicitado en televisión en muchos programas de debate) y el disidente socialdemócrata Lafontaine (antiguo ministro presikdente del Sarre y fracasado ministro federal de economía). La Izquierda es resultao de la fusión de PDS (partido sucesor del SED y fundado con anterioridad a la adhesión de la RDA a la RFA - República Federal de Alemania para disimular su pasado totalitario) y de WASG (partido de extrema izquierda fundado por Lafotaine en la Alemania occidental hace pocos años, integrado por antiguos socialdemócratas y sindicalistas descontentos y comunistas de grupúsculos occidentales). Su entrada en estos dos parlamentos occidentales supone u cambio en el panorama político alemán y un reajuste de las mayorías.
Lo que ahora resulta ser un problema es la formación de un gobierno estable en Hesse. La mayoría entre CDU y FDP (42+11) es superior ala del SPD y los Verdes (con pérdidas de votos considerables especialmente en la circunscripción de su cabeza de lista de origen árabe - Tarek Al-Wazir) (42+9), pero los 6 escaños que pasaron a La Izquierda impiden mayorías absolutas, también porque el SPD avanzó que no iba a formar coalición con La Izquierda por ser el partido sucesor deln SED.
Una cosa es cierta: La nueva situación obligará a los dos grandes partidos a repensar sus estrategias. La CDU en Baja Sajonia supo centrarse en temas concretos que preocupan a los ciudadanos y en las soluciones que ofrece, lo que hizo que la caída de votos no fuera tan importante (la participación fue 10 puntos menor que en los anteriores comicios, debido sobre todo al mal tiempo y las inundaciones en zonas costeras). Pero tanto la CDU como el SPD deben reconsiderar su izquierdización, que hace que la CDU pierda votos hacia el FDP y el SPD y el SPD hacia La Izquierda. También los Verdes comienzan otra vez lo que ya les ocurrió a finales de los ochenta. Sus postulados no convencen por hipócritas. Su izquierdismo occidental es trasnochado, sus líderes no tienen el tirón que pueden tener los de La Izquierda. Al fin y al cabo, los jóvenes de izquierdas no se guían ya por temas de ecología y medio ambiente, sino más bien por utopías de la extrema izquierda, y en dialécticales superan los antiguos comunistas de la RDA. Especialmente la política de Merkel (ala que sigo considerando un submarino comunista) de eliminar a sus adversarios -como ahora también a Koch, quien nunca ha ocultado su poca consideración hacia Merkel- y los conservadores en el propio partido, es errática y poco sensible cuando se trata de fidelizar a votante tradicionalmente conservador y defender los legítimos intereses de éste.
Los resultados en Hesse también deberían hacer reflexionar a la derecha europea en general. Focalizar el debate en temas que no tratan ni resuelven los problemas cotidianos de los ciudadanos -por muy justificados que sean- no lleva más que a la crispación, una crispación fomentada por la izquierda con sus campañas de agit-prop. La derecha debería hacer caso omiso de los insultos y las mentiras de la izquierda y ofrecer un debate sosegado y bien argumentado sobre las soluciones que ofrece y que, sin duda, gestionará mil veces mejor que la izquierda.
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