21 abril 2010

Caos aéreo: La insoportable ineptitud de los políticos

Una semana de caos aéreo y multitud de declaraciones de todo tipo constituyen una nueva muestra de la ineptitud de la clase política de gestionar situaciones de crisis e intereses ciudadanos.

Durante seis días han estado cerrados los espacios aéreos de los países europeos por órden de un organismo de control que basa sus predicciones en meras simulaciones por ordenador. De forma precipitada se cerraron los aeropuertos sin haber esperado datos fiables sobre el posible impacto de las cenizas volcánicas.

Anoche, el Instituto de Navegación Aérea y Espacial de Oberpfaffenhofen (Alemania), al parecer el único instituto europeo que dispone de un avión especial para efectuar mediciones en el aire, hizo público un informe sobre los resultados de su vuelo, aunque de una forma que recuerda más a las prácticas de la antigua RDA que a un país democrático en el que prevalece la transparencia.

Según dicho informe de 11 páginas, las "nubes" de ceniza volcánica presentan una extensión y concentraciones muy variadas. Vaya conclusión más científica, como si cualquier persona con dos dedos de frente no pudiera llegar a esa conclusión por sí misma.

Sin embargo, el informe no facilita ningún tipo de comparativas que podrían describir con más detalle los supuestos riesgos para la aviación. Esta falta de profesionalidad ya la escenificó en varias ocasiones el catedrático que dirige el centro, dando bandazos con declaraciones vacuas al estilo diletante del ministro alemán de transportes.

El vuelo de los científicos sobre Leipzig, Hamburgo, Aquisgrán, Stuttgart y Baviera sirvió para medir la concentración de partículas. En la zona de Leipzig se registraron concentraciones de ceniza de unos 60 microgramos por metro cúbico. Las diferentes capas de cenizas en suspensión eran comparables con las nubes de polvo del Sáhara que suelen producirse en verano. Otra conclusión "sorprendente": el reparto vertical y horizontal fluctúa bastante. En el sur y el centro de Alemania se detectaron cenizas volcánicas más antiguas.

Lo más importante es que el avión del instituto no presentó ningún tipo de desperfectos, ni en los motores ni en los cristales. Tampoco los folios de aluminio colocados en la parte inferior de las alas presentaron impactos de ceniza, que los "expertos" habían descrito desde el jueves como abrasivas con efectos de chorro de arena. Esto es lo que ya habían confirmado todas las líneas aéreas que desde el sábado estaban realizando vuelos de ensayo y mediciones, ya que ningún avión ha tenido incidencias por impacto o acumulación de ceniza volcánica.

Como ya se comentó por parte de las líneas aéreas y algunos expertos independientes es que se tomó una decisión de envergadura sin disponer de ningún tipo de datos fiables. No existen, curiosamente, datos empíricos de otras erupciones volcánicas ni se han realizado -según parece- mediciones o ensayos para determinar cuál es el impacto de las cenizas sobre los motores de avión. Ni siquiera ha habido información por parte de los fabricantes de turbinas sobre las posibles consecuencias del paso de cenizas por las delicadas estructuras de los motores.

La peor muestra de incompetencia ha dado el ministro federal alemán de transportes Ramsauer (Unión Cristiano Social de Baviera), que no sabe hablar de otra cosa de que prima la seguridad y que existen compendios de normas muy estrictas (cuando no existe ni un valor límite para concetraciones de cenizas volcánicas). El ministro es experto en encadenar frases huecas que suenan muy profesionales, pero que al ser analizadas no contienen información alguna. La lentitud al hablar del ministro es proporcional a su incapacidad de gestionar una crisis que ha causado a la economía europea mil millones de euros de pérdidas al día y que ha arruinado los presupuestos de muchas familias que se han visto ante el problema de tener que volver a casa por otros medios de transporte bastante costosos. Lo que menos ha interesado a los políticos han sido las penurias de los viajeros y la falta de suministro de mercancías.

Mientras los de la izquierda argumentan que a las companías aéreas sólo les interesan los beneficios y que la seguridad prevalecía ante los riesgos (desconocidos y no verificados), los del ministro de la canciller Merkel (que por su parte no ha dicho ni mu sobre toda esta crisis) y de los catedráticos expertos se quedaron en especulaciones y autojustificaciones para disimular sus meteduras de pata sin que haya nada que pueda apoyar sus tesis.

Está claro que la seguridad debe prevalecer. Pero también es imprescindible que antes de tomar medidas drásticas muy perjudiciales para todo un continente y sus habitantes se hagan las gestiones pertinentes para verificar los eventuales riesgos. No se entiende que se tarde cinco días en preparar un costoso avión para mediciones y que no existan, al parecer, más aviones de este tipo para que se puedan realizar vuelos de recogida de muestras y datos en cuanto surja algún problema como el actual. Nos tenemos que preguntar para qué existen en el mundo doce "centros de asesoramiento sobre cenizas volcánicas" (uno de ellos en Toulouse) si en situaciones de duda no exista nadie que pueda facilitar datos comparativos e información sobre las consecuencias de las erupciones como en Islandia.

Los estados se gastan inmensas cantidades de dinero en financiar institutos de investigación dirigidos por diletantes como el catedrático de Oberpfaffenhofen sin que hayan demostrado servir para algo más que conjeturas y declaraciones vacuas. Y por otra parte tampoco han sabido actuar con celeridad y responsabilidad para afrontar una crisis y ordenar actuaciones para verificar la verdadera dimensión del fenómeno natural, que, como se sabe ahora, no ha sido la que nos intentaron vender. Es normal que alegan ahora la precaución como justificación de una gestión desastrosa, cuando en realidad todo son vaguedades y egos heridos de catedráticos poco profesionales en sus valoraciones.

Además, no se ha facilitado información sobre lo que ha sido la gestión de la crisis en los demás países europeos. Se desconoce si en los parlamentos nacionales y europeo ha habido algún debate sobre lo sucedido. Toda Europa está gobernada por ineptos que se cubren las espaldas entre ellos.


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