A la vista de la nueva plana mayor del PP, nombrada a dedo por Rajoy, dudo mucho de la capacidad de renovación del partido. Después de dos fracasos electorales y teniendo en cuenta que también Rajoy fue nombrado a dedo por Aznar, en contra de la opinión de los electores encuestados sobre los posibles sucesores, con tan poco sentido común como cuando Aznar decidió apoyar a Bush en su absurda guerra del Iraq -también desoyendo la opinión de los electores del mismo PP- es hora que el PP se renueve con gente que tenga algo más que aportar que buenos enchufes y bajo perfil. Soraya me parece un esperpento, con su gesticulación artificial e inadecuada al estilo zETApé, como me parece también inadecuada Álvarez de Toledo, una pija poco atrayente para potenciales electores del PP. Todo huele a rancio y poco democrático.
Lo que está pasando en el partido nacional, también es lo que ocurre en grupos locales como, por ejemplo, en Galapagar, donde manda un cacique por cuya culpa y juego sucio (cambio del candidato a alcalde a tres semanas de las elecciones) provocó una debacle con pérdida de 18 puntos respecto del resultado obtenido por doña Esperanza en la misma localidad. Pero no ha pasado nada: sigue el cacique, no ha habido asamblea general en 5 años, y la ejecutiva continúa con sus tejemanejes. El fracasado candidato ya se retiró a su puesto de juez en Castilla La Mancha.
Creo que es un grave error no contar ni con Gallardón ni con Aguirre en la nueva ejecutiva. No es que tengan que ser personas conocidas las que ocupen los cargos, pero deberían elegirse democráticamente por los afiliados. En el PP no hay ni presentación de candidatos ni debate interno. Los afiliados sólo sirven para llenar mítines y otros eventos, pero no tienen derecho a intervenir ni a decidir. Rajoy elimina a todos que le puedan hacer sombra y que gobiernan incluso con mayoría absoluta en sus respectivos puestos. Si el PP sigue por esta senda, le espera un futuro bastante negro, incluso con el resultado de una escisión y la consiguiente dispersión del voto. Los sociatas tienen que estar riéndose a carcajadas. Hicieron una campaña mediocre, no tenían ni argumentos, pero con un Rajoy tan débil y con un PP con una estrategia equivocada consiguieron ganar las elecciones, aunque tuvieran que sacrificar a uno de los suyos, pero parece que los sacrificios humanos les dan resultado a los del PSOE.
Lo que tendrá que sacrificar el PP es su plana mayor para poder renovarse. Tiene que sacrificar ese afán de querer controlar todo y no dejar que pase gente con ideas nuevas. Es un mal que no se erradica de la sociedad española y que tiene su expresión en la falta absoluta de una mentalidad democrática y abierta. Un país o un proyecto sólo puede prosperar si se promociona a gente que tiene ideas nuevas, principios claros y una línea recta. Esa promoción sólo puede funcionar con mentes abiertas y unos órganos del partido que funcionen impecablemente con libertad de expresión y voto universal y secreto. A este respecto, Leguina dijo en uno de los desayunos de Telemadrid que los grandes partidos en España se mueven prácticamente al margen de la Constitución cuano se trata de la democracia interna, y aunque no me guste este político, tenía razón con lo que dijo. Simancas, al fin y al cabo, fracasó en Madrid por lo mismo. ¿Será el PP capaz de aprender de sus errores?
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