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05 diciembre 2010

Congreso de la Plataforma Siglo XXI: Nada más que buenas intenciones

El pasado 27 de noviembre se celebró en el Ateneo de Madrid un congreso de la Plataforma Siglo XXI, promovida por el Club Liberal Español con ambiciones de ser algo así como el Tea Party estadounidense, una respuesta ciudadana a los problemas políticos actuales en España.

La mesa estuvo compuesta por Pedro López Arriba, miembro del Ateneo; Bernardo Rabassa Asenjo, presidente del Club Liberal Español y organizador del encuentro; Jesús García Barcala, como representante del grupo de Internet La Sociedad Civil / Ciudadanos por la Democracia, y Juan Vicente Santacreu, representante de la plataforma Masby.

La reunión estuvo mal planteada desde el prinicipio, empezando por el concepto erróneo de Tea Party, que no parece ni entender el mismo Bernardo Rabassa ("aunque a algunos no nos guste el té"), y pasando por convocar a más de 25 asociaciones y grupos de Internet (mayoritariamente liberales) en una sala para 50 personas. Esta circunstancia provocó que muchos abandonaran la reunión muy pronto. Con 4 minutos para cada una para presentarse y la exposición de manifiestos y propuestas, resultó imposible que todos siguieran participando en el evento. También hubo algún representante de UPyD, lo que es señal de lo mal que tienen que ir las cosas al Club de la Rosa en Madrid, un partido bastante alejado de las ideas del Tea Party.

Como una de las conclusiones de la reunión se establece un deácologo, que va siendo modificado por los participantes con posterioridad a la reunión, pero que tiene más o menos el siguiente tenor:

  • Cambio de la Ley Electoral: listas abiertas, selección de personal, limitación a un máximo de dos periodos electorales para cualquier puesto de responsabilidad, etc. Recordemos eso de que “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente” 
  • Modificación del Sistema Judicial, e inmediata despolitización dela Justicia: los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial deben  estar claramente definidos y diferenciados: “El poder debe controlar al poder para que no abuse del poder” (Montesquieu). 
  • Cambio de la Ley de Educación con la potenciación del esfuerzo y el mérito. 
  • Modificación de la Ley de la Función Pública, coordinando la de la Administración Central con las Autonómicas. Freno al crecimiento indiscriminado de funcionarios. 
  • Reforma laboral profunda, con revisión de los sistemas de representación. 
  • Revisión del Sistema Fiscal. 
  • Reestructuración del Sistema de las Autonomías con la recuperación por el Gobierno central de una gran parte de las transferencias en los apartados anteriores, además de las de Justicia, Sanidad y Economía y Hacienda. 
  • En definitiva, hay que plantear y realizar una REESTRUCTURACIÓN COMPLETA DEL PAÍS que, seguramente, implica una revisión de la CONSTITUCIÓN de 1978, en sus aspectos fundamentales.
Como se puede leer estos días en el blog de algunos de los participantes, ahora se promueve la idea de crear un nuevo partido político, con propuestas tan frikis como "referendum sobre monarquía o república", como si un hipotético cambio de sistema fuese la panacea de la solución de todos nuestros problemas. Propuestas de este tipo quitan toda credibilidad al proyecto de la coordinadora ciudadana que es resultado de la reunión. 

Si pensamos que algunas ideas planteadas son de sentido común y forman parte del ideario de un partido consolidado como Ciudadanos (C's), lo que es difícil de entender es cómo se quiere conseguir un cambio si ya de por sí es muy difícil poner en marcha un partido nuevo y más aún llegar con su mensaje a un número suficiente de votantes para conseguir el cambio ansiado.

Aquí se trata más bien de grupos con ideas filosóficas de lo que tiene que ser la política. Y dice así el lema de La Sociedad Civil: "No dejes que los políticos jueguen con tu futuro, mientras ellos se aseguran el suyo a tu costa. Participa, proponiendo, votando y valorando lo necesario hasta que haya la suficiente gente consciente del problema como para desplazar a la clase política de sus privilegiados puestos."

Muy bien. Pero ¿cómo se consigue? Para empezar, se parte de una cultura política inexistente en España. Las elecciones autonómicas catalanas han dejado claro que la mayoría de la gente quiere sólo cambiar entre izquierda y derecha, y son muy pocos los que realmente están informados y votan con un criterio serio. Tiene más éxito un vídeo electoral con una actriz porno o la aparición de una friki como Carmen de Mairena que una propuesta seria de cambio.
Luego está el problema de la pulverización de los esfuerzos. Son pocos los que están dispuestos a participar en una organización fuerte, los esfuerzos se pulverizan -posiblemente por personalismos e incapacidad de llegar a consensos- formando multitud de asociaciones, partidos y grupos de afines en Internet, con una representatividad social escasa o nula.

Que el presidente del Club Liberal Español anunciara el evento torpemente como un intento de crear un Tea Party español (Tea Party = Rebelión contra la Ley del Té británica impuesta a los colonos de lo que serían los 13 estados fundadores de los Estados Unidos de América, con principios que en realidad nada tienen que ver con la protesta ciudadana en España) ya de por si excede con mucho las verdaderas posibilidades de este intento de aglutinar intenciones y fuerzas.

En suma, es un intento condenado al fracaso. Las manifestaciones de algunos de los participantes más activos ya dejan entrever que no es más que otro intento de infiltrar a los más frikis en un movimiento ciudadano, y la falta de coherencia y seriedad en los planteamientos hace imposible que se llege a un resultado medianamente viable. Si después la cosa sale adelante, no costará mucho a los grandes partidos de colocar a  sus comisarios políticos  para acabar con el invento antes de que eche a andar.





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