Dolly fue el resultado de una transferencia nuclear desde una célula donante diferenciada a un óvulo no fecundado y enucleado (sin núcleo), implantado después a una hembra portadora. La célula de la que se origino Dolly era una célula ya especializada, procedente de un tejido concreto –la glándula mamaria de un animal adulto, una oveja Fin Dorset de seis años-, lo cual suponía una novedad, hasta ese momento se creía que sólo se podían obtener clones de una célula embrionaria, es decir no especializada o célula “madre”. Cinco meses después nació Dolly, que fue el único cordero resultante de 277 fusiones de óvulos enucleados con núcleos de células mamarias. En 1999 se le detectaron síntomas de artritis, posiblemente debidos a un envejecimiento prematuro, que se confirmaron en enero de 2002.
Con UPyD es como con la oveja Dolly: Los clones se parecen mucho al original, pero duran poco. A R10 y su monatje político les pasa lo mismo, el deterioro celular es imparable y acelerado y ha llegado a su punto álgido.
El ascenso fulgurante de UPyD no ha sido más que un pueblo de Potemkin, pura fachada. Las fachadas pintadas de magenta se parecían mucho al estilo moderno e innovador de aquella casa naranja, y al igual que la zarina Catalina la Grande a la que quería engañar el general Potemkin, el engaño sólo es efectivo si uno está de paso y no se le ocurre parar a ver lo que hay detrás.
Pero algunos optaron por parar y entrar en la casa de Rosita, et voilà: cruzado el umbral de lo que se suponía una casa sólida, quedaba patente que sólo era fachada, que por detrás no hay nada de lo que se prometía.
Las últimas desbandadas de afiliados de UPyD demuestran que lo que practica R10 es una táctica ya muy antigua en España: Prometer y no cumplir nunca, dar largas mientras que los que esperan lo prometido aún tienen esperanza de alcanzar lo que nunca se les iba a dar.
Rosita la Pastelera es eso, una pastelera política. Se ha cocinado su propio pastel y se lo va a comer ella solita. Es una socialista psoe, y sus maneras son, por tanto, las de una bolchevique, eso sí, camuflada de magenta, que el rojo canta mucho y no está de moda.
Su talante poco democrático (¿a quién le extraña sabiendo de donde procede?) es una muestra más de que los políticos con bagaje partitocrático de varias décadas no suelen ser capaces de ofrecer nada nuevo ni de desarrollar un estilo de hacer política innovador e ilusionante. Sólo tienen habilidad para engañar (como todo socialista del PSOE) y alargar la agonía de la política tradicional.
Siempre es preferible el original, es más consistente genética o, en este caso, ideológicamente. UPyD, eso es algo como piratería política, una copia barata del top manta. Las grabaciones suelen ser deficientes, como la calidad de los soportes de sonido y datos, y tarde o temprano acaban en el punto limpio. Sólo que los políticos acabados no sirven ni para el reciclaje, como demuestra el experimento magenta, sino en todo caso para cementerios políticos, con la particularidad de que en el caso de Rosita la Pastelera ya no es ni de elefantes, en todo caso de roedores, sin posibilidad de salvarse.
1 comentario:
Me ha gustado mucho el artículo. A mí me pasa lo mismo, no me fío de R10, cuando estaba en el Gobierno Vasco apoyaba a los nacionalistas. Eso y las formas dictatoriales que tiene me hacen desconfiar de ella.
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