La ex rehén de las FARC Ingrid Betancourt ha recibido con "inmensa emoción", "mucho respeto" y "humildad" la concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, en nombre de sus antiguos compañeros de cautiverio, vivos y muertos. Tras afirmar que no se merece "semejante distinción" (valoración con la que coincido plenamente), indicó que ve en "este maravilloso suceso un feliz presagio para quien sí la merece, mi amada Patria, Colombia, sedienta de Concordia y Paz".
Cierto, Colombia se merece la distinción, pero no quien la recibe "en su nombre".
El jefe del gobierno autonómico del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, en su calidad de presidente del jurado, fue el encargado de leer el acta, en la que se destacó que Ingrid Betancourt "personifica a todos aquellos que en el mundo están privados de libertad por la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia terrorista, la corrupción y el narcotráfico".
Y continuó diciendo: "Al destacar la fortaleza, dignidad y valentía con las que Ingrid Betancourt se ha enfrentado a seis años de injusto cautiverio, quiere solidarizarse con todas aquellas personas que padecen las mismas dramáticas e inadmisibles condiciones que ella ha sufrido, así como con aquellos gobiernos que, al igual que él de la República de Colombia, trabajan por la consolidación de la paz".
Todo secuestro es inhumano y los secuestrados pagan siempre por asuntos con los que no tienen nada que ver o, al menos, no siendo ellos los que puedan resolver el problema. Lo curioso son tanto los detalles de su liberación, sobre los que se han podido leer opiniones de todo tipo, especialmente por no haberse encontrado ella en el estado que se había difundido meses antes dándola incluso por muerta, como también lo que ella ha declarado recientemente, haciéndose portavoz de la organización terrorista de las FARC:
Esto recuerda mucho a las negociaciones mil veces desmentidas del PSOE con ETA, cuando Zapatero llamó hombre de paz a Otegui. ¿Las FARC tienen otra cara? ¿Acaso humana?
Ingrid Betancourt ha dado demasiadas muestras de simpatía por las FARC, algo que a estas alturas no se puede calificar ya de síndrome de Estocolmo. Su pertenencia a la primera plana de la clase política debería significar que defienda principios democráticos y de derechos humanos firmes y no condescendientes con los terroristas.
Con este galardón, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia queda tan devaluado como el Premio Nobel de la Paz, que en demasiadas ocasiones se ha concedido a personas que no lo merecían, como por ejemplo al terrorista Arafat o a Gorbachov. ¿Qué han hecho ellos por la paz mundial? ¿Qué ha hecho Ingrid Betancourt por la paz y la concordia? ¿Entenderse con terroristas asesinos que supuestamente la sometieron a mucho sufrimiento? "Los estamos esperando para abrirles el campo, la oportunidad de que sean otra cosa, que logren comunicar al mundo otra cara de las FARC”: ¿Estamos¿ ¿Quiénes? Las FARC tienen que desaparecer, y si sus integrantes quieren, que se integren en la vida política normal entre los ciudadanos normales, pacíficos y democráticos. Sus estrechos lazos con el gobierno chavista del país vecino, sin embargo, hacen sospechar algo muy diferente, una estrategia para acabar con el régimen democrático actual de Colombia, cuyo presidente Álvaro Uribe sería mucho más merecedor del premio.
Con su liberación, Sarkozy ha hecho el primo, como ahora lo hace aún más al no saber negociar con Rusia sobre la paz en Georgia. A resultas del amor que profesa ahora Ingrid Betancourt por las FARC, yo diría que la devuelvan a sus amigos, porque sus palabras dejan entrever que es una gran mentirosa.
¡Viva la concordia!
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Cierto, Colombia se merece la distinción, pero no quien la recibe "en su nombre".
El jefe del gobierno autonómico del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces, en su calidad de presidente del jurado, fue el encargado de leer el acta, en la que se destacó que Ingrid Betancourt "personifica a todos aquellos que en el mundo están privados de libertad por la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la violencia terrorista, la corrupción y el narcotráfico".
Y continuó diciendo: "Al destacar la fortaleza, dignidad y valentía con las que Ingrid Betancourt se ha enfrentado a seis años de injusto cautiverio, quiere solidarizarse con todas aquellas personas que padecen las mismas dramáticas e inadmisibles condiciones que ella ha sufrido, así como con aquellos gobiernos que, al igual que él de la República de Colombia, trabajan por la consolidación de la paz".
Todo secuestro es inhumano y los secuestrados pagan siempre por asuntos con los que no tienen nada que ver o, al menos, no siendo ellos los que puedan resolver el problema. Lo curioso son tanto los detalles de su liberación, sobre los que se han podido leer opiniones de todo tipo, especialmente por no haberse encontrado ella en el estado que se había difundido meses antes dándola incluso por muerta, como también lo que ella ha declarado recientemente, haciéndose portavoz de la organización terrorista de las FARC:
“Yo insisto en el tema de permitirle a las FARC tener un espacio dentro de Colombia donde los podamos recibir con respeto, obviamente entendiendo que somos diferentes, que no pensamos lo mismo, pero abrirle un espacio para que se vean motivados”, urgió Betancourt desde Roma.
“Hay que decirles -dijo la dirigente-: los estamos esperando para abrirles el campo, la oportunidad de que sean otra cosa, que logren comunicar al mundo otra cara de las FARC”, apuntó.
Declaración al diario El Tiempo (3 de junio): "Espero que Chávez y Correa nos ayuden a que las transformaciones en Colombia se dén por la vía democrática”.
Esto recuerda mucho a las negociaciones mil veces desmentidas del PSOE con ETA, cuando Zapatero llamó hombre de paz a Otegui. ¿Las FARC tienen otra cara? ¿Acaso humana?
Ingrid Betancourt ha dado demasiadas muestras de simpatía por las FARC, algo que a estas alturas no se puede calificar ya de síndrome de Estocolmo. Su pertenencia a la primera plana de la clase política debería significar que defienda principios democráticos y de derechos humanos firmes y no condescendientes con los terroristas.
Con este galardón, el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia queda tan devaluado como el Premio Nobel de la Paz, que en demasiadas ocasiones se ha concedido a personas que no lo merecían, como por ejemplo al terrorista Arafat o a Gorbachov. ¿Qué han hecho ellos por la paz mundial? ¿Qué ha hecho Ingrid Betancourt por la paz y la concordia? ¿Entenderse con terroristas asesinos que supuestamente la sometieron a mucho sufrimiento? "Los estamos esperando para abrirles el campo, la oportunidad de que sean otra cosa, que logren comunicar al mundo otra cara de las FARC”: ¿Estamos¿ ¿Quiénes? Las FARC tienen que desaparecer, y si sus integrantes quieren, que se integren en la vida política normal entre los ciudadanos normales, pacíficos y democráticos. Sus estrechos lazos con el gobierno chavista del país vecino, sin embargo, hacen sospechar algo muy diferente, una estrategia para acabar con el régimen democrático actual de Colombia, cuyo presidente Álvaro Uribe sería mucho más merecedor del premio.
Con su liberación, Sarkozy ha hecho el primo, como ahora lo hace aún más al no saber negociar con Rusia sobre la paz en Georgia. A resultas del amor que profesa ahora Ingrid Betancourt por las FARC, yo diría que la devuelvan a sus amigos, porque sus palabras dejan entrever que es una gran mentirosa.
¡Viva la concordia!
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5 comentarios:
Pues sí, había muchos colegas de la derecha apoyándola. Un gran error.
Yo intenté desengañar a algunos...
El premio se lo merece Álvaro Uribe, que es el verdadero héroe de Colombia.
Cuando se produjo la liberación de la doctora Ingrid B. –natural e inmensa satisfacción- me quedé asombrado del temple de esta valerosa mujer, hasta el punto de emocionarme con sus declaraciones. Recuerdo que estaba tan libre de odio como de esa enfermiza complicidad que se conoce como síndrome de Estocolmo.
No conocía las declaraciones que cita Atreides, seguramente en el contexto de su visita al Papa, pero aunque no parezcan afortunadas no es para sacar conclusiones precipitadas ni drásticas. Además, si hay alguien que tiene legitimidad para pasarse de la raya es una persona que ha sufrido un secuestro de seis años o un atentado que le pudo costar la vida, como Aznar, el presidente español que más ha impulsado una efectiva lucha contra el terrorismo nacionalista y no obstante una vez se le escapó un disparate de libro.
Y España no es Colombia, ni las FARC son la Eta, ni el problema de fondo tiene nada que ver, absolutamente nada, por más que los efectos sean parecidos en el terror que causan.
Espero que I. B., una mujer de firmes convicciones trabaje por la justicia para conseguir la paz en su Colombia, porque yo ése es el mayor inconveniente que la encuentro, es colombiana, con la falta que nos hacen aquí en nuestra pobre España personas con altura de miras como el presidente Uribe y como ella, capaces de superar sus diferencias partidistas en una lucha común contra el terror. ¡Viva Colombia!
Pasquino, dudo que hayqaan superado sus diferencias, ella es colaboeracionista con Chávez, lo que dice todo. He incluido tres enlaces a artículos que dan más detalles. Menuda lagarta es la Ingrid.
Miguel, totalmente de acuerdo contigo, el héroe es Uribe.
AMDG, es un espectáculo mediático más de la izquierda que manipula la realidad. Hasta dicen que el rescate se escenificó en Colombia gracias al camarada Chávez.
Atreides, no deja de sorprenderme la alta estima que tienes a la doctorcita; sinceramente, no encuentro motivos, procuraré fijarme más en sus méritos.
Tú dices que Ingrid Betancourt es de izquierdas. Te creo y me alegro, porque no será perfecta, no será el ideal, pero respecto a por van las cosas por aquellas latitudes, no me negarás que no es una mejora sustancial. Y a Colombia le puede venir estupendamente bien, porque Uribe, un buen presidente, algún día perderá las elecciones.
Y lo que hay que pedir es que no le sustituya ni un Evo Morales que está llevando a Bolivia a la guerra civil, ni unos Kirchner que mantienen a la riquísima Argentina en la miseria peronista, ni menos un golpista iluminado como Chávez que no se sabe a donde lleva a Venezuela, pero que no puede ser a nada bueno, por no hablar de una solución castrista o pinochetista.
Hoy la referencia izquierda-derecha es cada vez menos operativa, pero sigue sirviendo para entendernos. Una izquierda razonable es imprescindible en todas partes, pero quizá más en la Sudamérica de las enormes desigualdades sociales e injusticias que claman al cielo y que pueden traer desastrosos “redentores”, como aquel revolucionario Allende al que siguió el golpista Pinochet, dos extremos completamente indeseables.
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